Capítulo 18

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NIL FISCHER

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NIL FISCHER


Escucho constantemente por los pasillos del instituto lo frío, inexpresivo e idiota que puedo ser con mis pocos y únicos amigos; sin embargo, nada de eso es lo que importa después de todo. Lo realmente jodido, es tener un sentimiento latente en lo más profundo de mi pecho por alguien a quien siempre he considerado mi mejor amigo.

Bueno, soy consciente de que nunca lo he visto como un amigo. Lo sé. Nos conocimos cuando apenas éramos unos niños, quizás compartimos el mismo salón mucho antes de que empezáramos a entablar una conversación, lo único que tengo claro es que me gustó mucho verlo. No solo una, dos, tres o cuatro veces; me gustaba verlo todo el tiempo, estar cerca de él era otro mayor privilegio. Cuando Ellie se unió a nosotros, fue un poco más sencillo apaciguar los latidos desenfrenados de mi corazón y se convirtió en punto neutral entre nosotros.

Es difícil no sentirse minúsculamente atraído hacia él cuando siempre está sonriendo de una forma tan amplia que parece cautivarte. Al sonreír, sus ojos toman un brillo bastante especial que se torna característico en él; pero, cada que llega y me abraza hace que se me haga imposible dejar todos estos sentimientos de lado. No obstante, todo se está convirtiendo en algo tan dañino y dolorosos que se vuelve intolerable.

Al inicio lo sentía imposible ya que Jaiden no parecía estar interesado en ningún amorío y menos tratándose de algo con el mismo sexo, en momentos era difícil escuchar sus momentáneos comentarios homofóbicos; lo entendía, su madre lo tiene demasiado mal influenciado y perturbado. Pero, incluso cuando en un inicio era difícil, ahora es aún más. No logro entender.

¿Cómo es que llega a fijarse en ese hombre? Maldición, de todos los chicos y hombres con los que pudo haber experimentado, justamente tenía que fijarse en alguien cinco años mayor que él, universitario, profesor suplente y con aura de boxeador que bien podría lastimarlo.

No me gusta lo que está sucediendo y me preocupa que algo malo pueda surgir de toda esa ilusión que le está dando ese tipo, sé que algo malísimo sucederá. Solo es cuestión de tiempo para que todo empiece a estropearse y esa burbuja que Jaiden está creando explotará, lo que menos quiero es que verlo herido, sufriendo por alguien que solo está divirtiéndose. No soporto la idea de él sufriendo por un corazón roto.

No sé qué hacer.

Mantengo la mirada fija en la entrada del instituto esperando que Jaiden aparezca corriendo entre los demás estudiantes porque siempre debe llegar tarde; ya no entiendo por qué tiene despertador si ni siquiera lo usa. De todos modos, me he acostumbrado a su falta de puntualidad y me hice un hábito el tener que esperarlo sentado en las escaleras. Ellie siempre llega dos minutos antes de él, así que es igual de impuntual; como ahora que está ingresando a pasos flojos bostezando a medida que se acerca.

Al notarme sentado en mi lugar de siempre, suelta una risa deteniéndose unos escalones abajo.

—No sé cuántos años llevabas haciendo esto, y siempre pensaré que es mejor esperarlo en el salón que aquí sentado —cruza los brazos—. ¿No te duele el trasero? Llegas a las siete de la mañana y las clases empiezan a las ocho, Jaiden llega treinta minutos después. Además, cuando lo ves entrar simplemente te adelantas. ¿Cuál es el punto de estar ahí sentado una hora y media si ni siquiera entraran juntos?

La teoría imperfecta del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora