Yinn Oscuro.

Un ser oscuro.

1,000 años antes.

Jade.

Quien diría que yo la primera y más temible de los Yinn oscuros de los que se tiene registro en la historia humana se vería en esta patética situación, quedando atrapada en el interior de un amuleto viejo sin posibilidades de escapar o ver el exterior, claro no sin pedir permiso antes a uno de ellos (primero muerta)... siendo usada como un vil sirviente, cumpliendo los caprichos egoístas vacíos y sin sentido de los humanos que tanto desprecio desde que todo esto comenzó.

Un ser tan poderoso que irónicamente no tiene el poder de tomar decisiones propias que tengan un impacto real en su existencia, si bien tenemos poderes sobrenaturales infinitos, longevidad alta o según el propósito de vida siendo prácticamente inmortales en algunos casos como lo es mi padre... es injusto y muy absurdo que este varada aquí tomando en cuenta que si quisiera puedo manipular a voluntad los cielos, la tierra, el agua, el fuego e incluso el tiempo, pero ahora mismo no sirvo para nada más que para ser parte de una reliquia metálica que se oxida con el paso de los años en todo sentido.

Ya no sé cuánto tiempo tengo en el mismo sitio solo existiendo, sin un propósito, sin nadie con quien hablar, sin reír o llorar... en general sin sentir cosas que no sean rencor, odio profundo por todo, fastidio, ira o ganas de asesinar lo que sea, sobre todo cuando pienso en él.

Ese maldito hechicero egoísta, tramposo y manipulador que destrozo mi vida... el es la razón de todo mi odio, de todo lo que he destruido sin querer con mi magia solo por recordarlo, es frustrante que alguien como yo aun no sea capaz superar a ese patán de Ahmad aghhh!!! hasta me da asco mencionarlo, todo un adulador tramposo o eso era porque si de algo me siento orgullosa hasta la fecha es de haber acabado con su maldita vida plagada de mentiras con mis propias manos.

Lástima que justo después de terminar con su triste vida me encontraran sus familiares, entre ellos su querida e indeseable esposa que claramente ya me odiaba y que para mí mala fortuna llamo a quienes tenían conocimiento de cómo emplear esta prisión en forma de amuleto que el muy imbécil creo con mi ayuda.

Irónico también que ahora este sea mi hogar permanente, que puedo decir? fue un mal cálculo de probabilidades... al enterarme de sus verdaderos planes perdí la cabeza, posiblemente me distrajo el seductor brote de sangre desbordándose desde el corte profundo en su garganta causado por mis garras, la vista del rio de ese fluido vital humano manchando el suelo y su expresión estúpida de asombro y terror por haber cumplido mi palabra de matarlo si me traicionaba fueron una verdadera delicia igual que el fuego que destruyo sus restos...  a pesar de esto en realidad no me arrepiento de nada.

Cualquiera de mi especie diría que fue una exageración matarlo tan fríamente solo por el error de esperar demasiado de un simple humano primitivo y egoísta, en cierto modo es verdad pero a quien engaño? creo que ese recuerdo es lo único que logra sacarme una verdadera sonrisa de vez en cuando y que me provoca la sensación de algo cálido burbujeante en mi interior... sé que es lo más parecido al placer que podre experimentar por el resto de mis días pero aun así lo sostengo, no me arrepiento de nada.

Claro que mis acciones fueron tomadas como crímenes de odio contra los humanos y luego mis hermanos Ifrits que supuse ingenuamente abogarían a mi favor me mostraron su verdadera cara al dejar que se me juzgara por las propias leyes humanas, e incluso mi padre el primer Yinn quien forjo gran parte del mundo con sus propios esfuerzos me abandono, de hecho el mismo propuso que se llevara a cabo un juicio en mi contra con las leyes humanas en favor de la "justicia y el balance" que el supuestamente representa, el asunto es que mis hermanos no imaginaban que los humanos planeaban lucrar a base de la esclavitud de nuestra especie y sin importarles mi destino en especial a mi padre nunca se aseguraron de que el juicio fuera realmente justo, con ello asimile una gran lección... no puedes confiar en nadie.