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Dicen que cuando las cosas se tornan algo oscuras, tendrás que tocar fondo para volver a tener luz.

—peter.—habló mi padre

—¿sí?

—Eres inútil, nunca haces nada bien.—se quejó con cara de enojo

Me puse cabizbajo, que mi padre dijera eso era muy duro

—Pero, solo no pude reparar la mesa..., ¿tan malo es eso?—cuestioné con lágrimas

—Cállate.

Esos recuerdos hacen que quiera golpear a todo el que se atraviese, en especial a mi hermano.

Cuando mi hermano nació, mi vida se volvió aún más dura

—¿Qué haces?—dijo mi madre bastante irritada—, ayúdame y haz la cena, despues de eso limpia la casa.—ordenó—, debes servir para algo, no te quedes ahí parado.

Obedecía a sus ordenes, me gustaran o no, Mi hermano al crecer pensó que siempre tuve una buena vida, tampoco eso justifica que yo lo haya tratado mal, estoy consciente de eso, pero ya no tengo remedio.

—¿Que vas a salir?—cuestionó mi padre burlón—, no, no, hoy cuidarás a tu hermano, tengo que hacer unas cosas.

Siempre obedecía, diciendo, si, está bien. Pero un día no resistí más, eran bastantes cosas las que había pasado, incluyendo maltrato físico.

Cuando mi padre llegaba a casa borracho y drogado, tomaba lo que se atravesará para golpearme y darme regaños por no haber hecho las cosas bien, golpes que dolían mucho, eran golpes innecesarios, que podían dejar mis piernas o cualquier otra extremidad bastante herida. No podía hacer nada tenía solo catorce años, ¿qué podía hacer alguien débil como yo?

Al cumplir mis quince años, me percaté de que papá tenía un arma en casa. La ocultaba, pero, yo sabía donde.

Una de esas noches, las cuales él llegaba borracho y drogado, y mamá no sé en donde carajos estaba, gritaba por toda la casa buscándome, para agrederme de una manera cruel e imperdonable. Pero, esta vez ya no me dejaría lastimar, haría algo para protegerme.

Corrí, tomé la pistola, y me oculté en un lugar donde podía ver que sucedía

—¿donde estás maldito mocoso?—cuestionó con un cinturón en su mano

Cargué el arma, apunté y disparé, por lógica, no sabía usarla muy bien y mi punteria no era la mejor, pero, le dí en la pierna, cayó adolorido, corrí a la sala para tomar a mi hermano y salir corriendo fuera de casa, corrí tanto y llegué a la casa de mi tío más cercano, no eran de mucha ayuda, pero al menos podía quedarme ahí esa noche.

Luego de eso, seguí agrediéndolo con más cosas, cuchillos, armas, con mis puños, hasta que un día lo amenacé a muerte, de verdad, tenía la navaja en su cuello, y sí él no obedecía no lo pensaría dos veces en deshacerme de él.

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—Kim Peter.—nombró la señora uniformada de funcionario

—¿sí?

—lo vamos a soltar, para dirigirnos al tribunal.—respondió—, y le pido que no haga un escándalo con su hermano.

Asentí

Estar tras rejas es realmente aterrador

**Narra Namjoon**

Pecado Concebido «NamJin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora