Capítulo veinticuatro.

48 5 2
                                    

Le costó demasiado acostumbrarse de nuevo a su vida, pero en el fondo tenía miedo, ¿en verdad era suya? ¿En verdad podía decidir sobre ella sin tener que pedirle permiso a alguien o sin tener miedo de llegar a su casa? Frank le daba seguridad, le daba esa seguridad, pero en el fondo, nuevamente, tenía pavor.

Cambió a Maverick luego de terminar con Matt, descubrió que cuidad de sus hijos era demasiado terapéutico para ella, amaba ver la forma en la que la miraban, la forma en la que se aferraban a ella cuando les daba de comer o la forma en la que se quedaban dormidos en sus brazos; ser madre había sido una de las mejores cosas que le había pasado.

— ¿Estás segura de que quieres hacer esto?

Asintió, había luchado demasiado con ello, pero al final de cuentas sabía que era algo que tenía que hacer.

Bajó luego de dejar a los gemelos con Alice y Lia, la pequeña amaba cuidar de sus bebés. Frank condujo por unos minutos rumbo al lugar donde su padre cumplía su condena por maltrato, deseaba que nunca saliera de ahí y al parecer iba a ser de esa forma, aunque una parte de ella se sentía mal por Arthur, también sabía que todo lo que ella y su madre habían sufrido, no debía quedarse impune.

Entró en la sala de visitas, Frank la acompañó en todo momento, sosteniendo su mano mientras esperaba la llegada de su padre, la cula no tomó mucho tiempo, lo vio doblando en un pasillo, llevaba sus manos esposadas frente a él, un oficial detrás suyo.

Lo miró por unos segundos, no soportaba verlo de esa forma, aunque no era del todo eso, sino que aún tenía un fiero control sobre ella, ella aún le tenía miedo.

— ¿Viniste sólo a verme? —le preguntó su padre.

Sintió la mano de Frank tensándose en su espalda, pero este no dijo nada.

— No quiero pelear contigo —comenzó, vio a su papá sonriendo—. Quiero decirte que te perdono, por todo lo que me hiciste.

— ¿Me perdonas por todo lo que te hice? ¿Qué se supone que te hice?

— Te perdono por haberme quitado a mi madre, por haber dejado que mi abuelo abusara de mí...

Podía ver la forma en la que apretaba su mandíbula con coraje, él estaba conteniéndose demasiado, no sabía sí por Frank o por el policía, lo que sí sabía era que estaba temblando de miedo y que el padre de sus hijos podía sentirlo.

— Porque sé que sabías lo que él hacías y nunca lo impediste —aclaró su garganta—. Te perdono también por quitarme la libertad que merezco, por mantenerme alejada del resto, por golpearme cuando te enteraste de que estaba embarazada.

Sonrió sin gracia.

— ¿Si logró nacer?

Frank gruñó, el policía apretó el agarre que mantenía sobre los hombros de su padre.

— Fueron gemelos, los dos lo lograron, yo lo logré después de que rompieras mis costillas.

Aquello pareció sorprenderle, aunque no sabía cuál de las dos partes.

— Pero me alegro que no puedan llamarte abuelo nunca, porque espero que nunca salgas de aquí.

El coraje comenzó a inundar su cuerpo, comenzó a sentir nuevamente el desprecio que sentía hacia su padre.

— ¿No me habías perdonado?

— Te perdono papá, pero ya no quiero tener relación contigo nunca más, así que si un día sales de aquí, por favor, olvídate de que tienes una hija, así como desde este momento yo me olvido de que tengo un padre.

K E L L Y  #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora