Capítulo diez.

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Salió de su ducha y se sentó en la cama a secarse el cabello, había pasado dos semanas desde que recogió todas las cosas de la casa de su abuelo, se sentía más liberada, de alguna manera se sentía más ella misma.

Dejó la toalla en el cuarto de baño, tenía mucho sueño. Apagó las luces y se dispuso a dormir, pero el sonido de la puerta abriéndose la hizo girar. Vio a Frank de pie en la puerta, vestido sólo con un short holgado. El sólo verlo le dio frío.

Pero no dijo nada, simplemente entró, asegurando la puerta y dirigiéndose a la cama, recostándose y cubriéndose con las cobijas. Lo miró, a veces realmente no entendía a Frank. Se recostó a su lado, se cubrió hasta el pecho. Ninguno de los dos dijo nada por mucho tiempo. Frank se pegó más a ella, colocando su mano sobre su vientre, por debajo de la ropa y de las cobijas; sintió su cuerpo temblando, no era un toque sexual, sino más bien algo cariñoso, no se opuso, aunque no le dijo nada, no sabía cómo reaccionar.

— ¿Vas a trabajar mañana?

— No —dijo Frank en voz baja, sin dejar de acariciarla—. Te llevaré a la consulta, haré unas compras y otras cosas.

— ¿Está bien?

— Sí.

Había momentos en los que no comprendía el por qué Frank era todo alegría y risas con los demás, pero con ella se comportaba de forma diferente. Poco a poco comenzaba a encariñarse con él, aunque a veces fuera difícil de tratar, era algo que no podía evitar, sobre todo porque había tenido un crush con él desde que ambos eran unos niños.

***

Se levantó temprano por la mañana, tomó otra ducha rápida y se encaminaron en dirección a la ciudad, esperaba que Frank se tardara mucho en sus compras, ella quería desestrezarse un poco, salir de la casa de los Bisen. No le molestaba estar ahí, pero se sentía encerrada ya que casi nunca estaba en su casa.

— Buenos días Kelly, ¿Cómo te has sentido? —preguntó el médico mientras la ayudante le ayudaba a recostarse en la camilla. El dolor en sus costillas había disminuido también.

— Bien, aunque las nauseas en la mañana son horribles.

— Lo son —sonrió el médico.

La pantalla frente a ella comenzó a mostrarles imágenes, ahora era más claro. El médico esparció el gel sobre su vientre que ya estaba abultado visiblemente, había pasado muy rápido, el ver su barriga la había hecho caer aun más en la verdad de lo que estaba sucediendo. Frank observaba la pantalla, había comenzado a acariciar su hombro en círculos al parecer sin darse cuenta.

— Todo está muy bien, su crecimiento va muy bien.

— ¿Cuándo comenzaran a moverse? —preguntó, sentía mucha curiosidad.

— Generalmente a las 18 semanas se sienten bien, puede ser antes, todo depende.

— ¿Seguiré teniendo las náuseas?

— Bueno, cada embarazo es diferente, puede que sigan, puede que se vayan, todo depende de tu cuerpo.

La ayudaron nuevamente a bajar de la camilla, Frank la esperaba sentado con el médico en el escritorio.

— Doctor, ¿Puedo hacerle una pregunta? —dijo, sentándose frente a él.

— Todas las que quieras, Kelly.

— Ah... ¿Hay algún problema con el sexo?

— Pues no, mientras no hagas algo que pueda causarte dolor o hacerte sentir incómoda, mientras más avance el embarazo habrá posiciones que no podrás hacer, de igual forma te recomiendo que sea un poco antes del sexto mes, recordemos que un embarazo gemelar no es común que llegue a termino total de nueve meses, se puede desencadenar un parto prematuro, algo así, mientras tanto no debes preocuparte.

K E L L Y  #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora