Capítulo diecisiete.

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— Mierda, ¿Malik?

Lo llamó, pero no recibió respuesta, se acercó de nuevo para comprobar que aún respiraba. Peinó sus cabellos hacía atrás sintiendo como si su corazón fuera a salirse de su pecho. No sabía qué hacer, ¿Lo cargaba hasta su camioneta y lo llevaba al hospital? ¿O esperaba a que su tío y una ambulancia llegasen al hospital? Sabía que la segunda opción era lo que tenía que hacer, pero era más tardado y realmente no sabía si el chico estaba del todo bien... o si iba a aguantar hasta que eso sucediera. Sabía que seguramente lo aventaron en medio de la nada esperando que nadie pudiese encontrarlo y... negó, ni si quiera quería pensar eso.

Acercó la camioneta hasta que estuvo frente a donde Malik se encontraba, alzando una oración a Dios y a su madre para que no estuviese haciendo algo mal, intentó levantar al chico; ellos eran de la misma edad, incluso tenían el mismo físico que, por cierto, pesaba demasiado. Tuvo que usar todas sus fuerzas para poder llevarlo al asiento trasero de la camioneta, su camisa y brazos se llenaron de sangre, él no había revisado si tenía más heridas además de los golpes, pero seguramente había una, pues la sangre era mucha, había incluso sangre mezclada con tierra en el lugar en donde había estado por quién sabe cuántas horas.

Condujo tan rápido como pudo al hospital, su corazón iba a salirse de su pecho, era una sensación demasiado incómoda, era horrible saber que la vida de Malik, el chico con el que había crecido, estaba colgando de un hilo y que era su responsabilidad suya que llegare rápidamente al hospital.

Detuvo el auto sin detenerse a ver si estaba bien estacionado, las personas se giraron a verlo cuando lo vieron lleno de sangre y seguramente inquieto como se sentía.

— Necesito ayuda —le dijo a una chica que pasó—. Por favor llame a un médico.

Le pidió mientras corría a abrir la puerta. La chica pareció ver su desesperación pues corrió al hospital, salió con un enfermero corriendo detrás de ella.

— Dios santo, ¿Qué sucedió? —dijo el chico, acercándose a ver a Malik en el asiento.

— Lo encontré en la carretera —respondió, no sabía que había estado aguantando la respiración hasta que habló, a penas con un hilo de voz.

Malik fue llevado adentro del hospital, se paseó de un lado a otro mientras trataba de buscar un número en su celular, sus manos temblaban y no podía controlarlas, respiraba agitadamente, sus manos estaban llenas de sangre al igual que su ropa, las personas lo miraban mientras caminaba de un lado a otro con desesperación mientras llamaba a su padre.

— ¿En dónde estás? Te estoy esperando para...

— Papá... —lo interrumpió.

Su padre guardó silencio al escuchar su voz.

— ¿Qué pasó?

— Papá encontré a Malik.

— ¿Qué? A ver, Frank, respira, ¿Qué sucedió?

Narro a su padre la forma en la que lo encontró, el que estaba bastante mal, casi irreconocible de no ser por su ropa. Su padre colgó luego de la explicación para llamarle a su tío y también a Joshua, el padre de Malik.

No supo cuánto tiempo esperó, alzó la mirada cuando escuchó los pasos acercándose a él.

— ¿Dónde está? —preguntó Joshua.

El hombre siempre había sido fuerte, reacio y firme en todo momento, pocas veces lo había visto como en ese momento, se veía preocupado, desesperado, como si estuviese a punto de llorar.

— El médico se lo llevó, nadie...

Mael lo tomó por sorpresa, el chico se fue encima suyo, tomándolo por el cuello de la camisa, no se defendió, él comprendía lo que sentía, de hecho comprendía cuán sospechoso era que él fuese quien lo encontrara cuando lo habían investigado por eso, pero él no tenía nada qué ver, así que no trató de aumentar los problemas.

K E L L Y  #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora