Capítulo 15: La Luna, el Sol y las estrellas

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La suave brisa movía ligeramente las cortinas blancas de la habitación, el poco aire fresco que entraba por la ventana era como un delicado soplo para una noche oscura. Entre la penumbra sólo se sentía la soledad y abandono de aquella habitación que en sus mejores momentos fue preciosa.

Ahora sólo se veía descuidada, a su alrededor había basura, restos de papel hechos bola y un líquido extraño de un color rojizo; la cama desecha y la única luz que iluminaba el interior de la habitación era la luz de aquel satélite que nunca tuvo luz propia.

Siempre robándose la luz de otras estrellas.

En eso se parecían claramente, será que la Luna siempre envidió al Sol y a las demás estrellas porque ellas si podían brillar por si solas sin necesidad de depender de alguien.

Eran hermosas pero sobretodo perfectas. Por otro lado la Luna sólo podía ser hermosa por las noches era su momento de mayor esplendor, porque el Sol se iba y ella podía brillar junto a las pequeñas estrellas que iluminaban la Vía Láctea.

Pero después de unas horas la alegría de la Luna se desvanecería con el primer rayo de sol que apareciese porque eso significaba que el Sol pronto llegaría y le quitaría lo que más añoraba: la admiración y atención de las demás estrellas.

Para entonces hacerle saber de forma cruel que sin él la Luna no podría brillar en las noches, que sin su luz ella no puede lucir perfecta y hermosa, que sin él ella no era nada por eso... quizás la Luna odiaba al Sol y a las otras estrellas del universo.

Ella quería ser como ellos, poder brillar sin depender de alguien; pero sobre todo quería ser la más brillante, perfecta y hermosa de todo el universo existente.

Pero ¿Qué es lo que tendría que hacer la Luna para lograr su deseo?

Era algo obvio, conseguirlo sin importar los medios a los que se tuviera que acoplar, incluso si se tenía que comer cada estrella que existiera en los rincones del universo, lo haría sólo para conseguir su más grande sueño.

Qué lástima que la Luna no ha querido ver más allá y sólo se conforma con la poca luz que el Sol le da para brillar por las noches. En cambió él; estaba dispuesto a todo por lograr su meta, desde hace muchos años había estado esperando que su "Sol" despertara y comenzara a brillar para que cuando llegara el momento exacto poder arrebatarle esa bella luz que irradiaba. Pero no importa él esperaría lo necesario para que su Sol llegará a su máximo potencial.

No por nada siempre se ha destacado por ser alguien paciente y metódico.

"Sólo necesito esperar un poco más de tiempo para que comiences a brillar"

Alguien tocó la puerta, interrumpiendo sus pensamientos, dejó la copa de vino a un lado de la ventana y procedió a ponerse la máscara.

—Adelante—dijo malhumorado. Un hombre de capa vino ingreso a la habitación, el había dejado en claro que no lo molestaran si no era algo importante.

—Mi señor, disculpe las molestias pero ha llegado nueva información sobre la joven que debería de ver.

—Muy bien, damela.

El hombre le entrego varias fotos y un informe en el cual aparecía una chica castaña en una aula abandonada escondida entre unas cajas, mientras que en otra aparece con un unos cuernos de venado y un mandil puesto mientras atendía a varias personas. Sonrió bajo la máscara, al parecer el destino le ha ayudado para adelantar un poco sus planes.

—Jason prepara todo haremos una pequeña visita al festival universitario, me quiero distraer un rato.

—Por supuesto mi señor, me retiro enseguida prepararé el auto— murmuró con una sonrisa y se retiró de la habitación.

Auras dispersasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora