Capítulo 19: Telaraña de mentiras

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"Cuando llegaban los días nevados los aborrecía demasiado, me recordaban lo más oscuro de mí mismo; pero cuando conocí a esa chica que no le importaba pasar frío y mancharse la ropa para hacer un ángel de nieve supe que podía darles otro significado"


Estaba lista, guardé las cosas en el sobre amarillo y las escondí detrás de mi ropero; me vestí por completo de negro y me puse una sudadera de esas que son muy grandes junto a una gorra negra. Llevaba un cubrebocas y unos lentes oscuros.

Casi no se podía ver mi rostro, me hice una trenza y até con fuerza los cordones de mis tennis.

"Por si tengo que correr y que no me caiga"

Guardé en una mochila una botella de agua, un empaque de galletas, mi celular, las llaves del convento, una linterna, dinero para el transporte y un mapa.

Ahora sí estaba lista, les dije a mis hermanitos que si alguien preguntaba por mí que les dijeran que había ido a hacer un proyecto en la biblioteca municipal y despejarme un rato, que por eso llegaría a la hora de la comida.

Ellos obedientes me hicieron caso.

Cerré con llave mi cuarto y baje las escaleras sin que nadie me viera. Salí al jardín principal y nadie estaba por ahí así que no tuve problemas de salir del convento. Después de todo las actividades inician a las 7:30 am pero aún faltaba media hora para que iniciarán actividades.

Una vez fuera me dirigí a la parada de autobuses y esperé la combi que me dejara lo más cerca de la carretera central de Encinos.

Pasaron como cuarenta minutos cuando llegó una combi con franjas azules que iba directo a la capital de Puebla, me subí a esa y pague mi pasaje, me senté en los lugares de atrás y mire la ventana para ver cómo me alejaba de mí hogar cada vez más.

El trayecto sería de hora y media; la carretera estaba muy alejada del pueblo y el único transporte que me dejaba cerca de ahí era este que iba a Puebla.

En el camino me comí las galletas y me dormí un rato.

....

Ya sólo faltaban veinte minutos para bajar en donde tenía que ser mi parada. El conductor pasó por unas curvas donde casi me vomito pero sobreviví.

Una vez que baje había una pequeña tiendita de abarrotes y le pregunté a la encargada cómo llegar al Bosque de los encinos, me dijo que siguiera la carretera central de los Encinos y que pasara por las ocho vueltas para encontrar un letrero grande que decía: "Bosque central de los Encinos".

Le agradecí y me dijo que le alegraba que vinieran muchos turistas a visitar la zona, salí de la tienda y continúe con mi camino, según el mapa iba por el lugar correcto. Conforme pasaba las vueltas por el camino hecho especialmente para los turistas me di cuenta que a excepción de la carretera todo era monte y que sólo había unos cuantos puestos en carretera que vendían frutas, no había forma de pedir ayuda si alguien la necesitaba y eso me asustaba un poco.

Los dedos de las manos me sudaban de los nervios, ya había pasado la cuarta vuelta y estaba a punto de llegar a la quinta vuelta. Minutos después hallé el letrero de la quinta vuelta y un hormigueo envolvió mis brazos pero aún así continúe.

En el lugar no había nadie estaba por completo sola, así que me adentré dentro y vi una pequeña luz blanca que seguí en línea recta hasta que entre todos los pinos un pirul sobresalió lo observé con atención y me dí cuenta que había una cruz marcada ahí, no sé si era sangre o pintura pero no toqué nada. Estaba a dos metros de distancia y me dí cuenta que alrededor del árbol tenía tierra húmeda pero a su lado ubiqué el lugar donde en mi sueño vi a la chica y lo que encontré fue horrible.

Auras dispersasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora