Capítulo 41: Sagrado y profano

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Advertencia ⚠️⚠️⚠️: a continuación se mencionarán situaciones que podrán ser sensibles para el lect@r pido discreción.

Si vas a continuar te deseo una buena lectura.

"Había una vez. Así es cómo comienzan todos los cuentos de hadas.
Pero este no es un cuento de hadas y no acabara bien pero aún así te lo contaré.

Había un reino poderoso, un reino próspero, donde la paz invadía cada lado de ese reino. El rey y la reina eran justos con su pueblo y sus súbditos los respetaban.

Como en cualquier cuento debe existir una princesa.

En este reino existía una princesa. Una princesa con sueños, con mucha curiosidad del mundo pero sobre todo creía en el amor verdadero.

Una princesa que estaba destinada a portar la corona de su reino algún día.

Como toda flor que florece en la bella primavera, la princesa quería sentir esas mariposas en el estómago tan especiales al encontrar a esa persona indicada.

Y un día las mariposas revoloteando en su interior llegaron en una temporada en que las hojas de los árboles se secaban y caían del tronco.

Esas mariposas no se fueron, más bien vinieron a quedarse.

La princesa conoció a un príncipe, ambos empezaron a vivir una historia de amor juntos. La princesa no se veía con alguien más que el príncipe para que compartieran su vida juntos, reinando juntos a su pueblo.

Pero la felicidad no duraría mucho. Llegarían tiempos duros para aquel reino, donde un mal se acercaba más y más y amenazaba con destruir la paz que existía en esas tierras.

El mal vino acompañado de cientos y cientos de tropas enemigas. Los reyes preocupados mandaron a llamar a su hija la princesa para encontrar una solución. La princesa sabía que tenía que luchar contra aquello que ponía en riesgo todo lo que amaba.

Todo su mundo estaba en juego pero se prometió a ella misma ser fuerte para proteger a su pueblo y su amor. El príncipe no dudaría tampoco en dar su vida con tal de proteger a su amada.

Entonces en medio del campo de batalla la princesa vio morir al rey y la reina dando todo de ellos en batalla. Los vió caer y supo con un escalofrío recorriendo su cuerpo entero que ella era la única que podía salvarlos a todos; con un grito desgarrador peleó con más fuerza ante el dolor de la pérdida de sus amados padres.

El enemigo iba cayendo, la oscuridad iba perdiendo fuerza y la princesa se volvía imparable cada vez más. Cada vez más acercándose a la victoria.

Y cuando se giro victoriosa al ver caer al último enemigo para encontrarse a su amado junto a ella, lo abrazo con fuerza dejando su espada de lado.

Lo beso como si fuera su último beso en su vida y así fue; pronto de los labios rosados de la princesa brotó un líquido rojo que la ahogaba. El filo helado de una espada la había atravesado justo en el corazón.

La princesa miró justo dónde estaba la espada y miró con dolor a su asesino, a su príncipe, aquel al que amaba tanto con frenesí, aquel con el que soñó cientos de escenarios juntos amándose.

Auras dispersasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora