Capítulo 37: Humanidad corrompida

44 3 0
                                    

Advertencia ☢️⚠️☣️: A continuación se relataran situaciones que pueden ser sensibles para el lector, se tratarán temas como violencia y abusos. Se pide discreción si vas a leer.

Gracias ya puedes continuar con tu lectura.

"Perdido estoy. En este círculo vicioso que yo mismo cree. No importa cuanto intente negarlo; no puedo alejarme. No cuando te veo a ti, mirándome fijamente. Así que ¿el amor es esto?, esta sensación tan extraña que me hace creer que mi corazón duele... y que a la vez se conmueve con cada latido que emite cuando estás cerca; cuando estoy seguro que nadie te dañará; cuando veo una sonrisa iluminar esos orbes brillantes que ni siquiera sabia que me había enganchado en un principio".


—¡Tú! ¡Tú! ¿Cómo es qué?— mis manos comenzaron a temblar, de inmediato oculté el pico detrás de mí.

—¿Sorprendida?— me dijo aún sonriéndome de esa forma que me parecía maquiavélica. —No eres la única, pensé que tenía que bajar por ti, pero me doy cuenta que no era necesario.

El dolor en el estómago, las náuseas, parecía que todo se movía y el sangrado de la nariz no me estaban ayudando en nada. —No... entiendo.

—No te estreses, estás muy mal, déjame llevarte al sofá.— me dijo tratando de ayudarme a levantarme del suelo, cuando sus manos me tocaron no pude evitar temblar y manotear. —¡No me toques!— dije apretando los dientes, los recuerdos de recién estaban muy presentes y no soportaba la idea de que alguien se acercara, ¡mucho menos un chico!. Él pareció darse cuenta de mi estado así que no volvió a intentarlo.

—Si no quieres que te ayude hazlo tú sola.— zanjó mientras volvía a sentarse en el sofá en el que se había sentado antes, cruzando una pierna sobre la otra.

Avancé como pude apesar de que fue un maratón llegar apenas a lograr sentarme en el sillón. Justo a lado de mí dejé el pico porque no pensaba soltarlo por nada del mundo.

Era lo único con lo que me podía defender.

Me humecto los labios ya que los siento resecos, costras de sangre seca están en mis labios y durante el proceso termino abriendo más la herida.

No está bien.

Nada lo está.

Toda esta situación es incomprensible.

—Sé que soy atractivo y entiendo que no puedas dejar de verme pero...— habla altivo mientras sobre su mano sostiene un vaso pequeño con algún tipo de alcohol en el interior.

—¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?— no lo dejo terminar, estoy a la defensiva, trato de mantener un poco de calma después de todo pero siento que todo se mueve a mi alrededor.

No confío en él.

Él sonríe aún más y mueve frente a mí su vaso. —Error, sé que eso no querías preguntarme, pero para calmar tu ansiedad sólo vine a confirmar algo.

Lo miró confusa. —¿Confirmar qué?— se mantiene en silencio distraído en ver el fondo de su vaso como si fuera mucho más importante su existencia que nuestra conversación. Paso saliva varias veces y al final termino perdiendo la paciencia. —¡¿Confirmar qué! ¡Habla!— le grito.

Lo veo beber todo el líquido mientras me sigue con la mirada. Veo como su manzana de adán se mueve al momento en que bebe. —Que mi intuición no se equivocaba respecto a ti. Dime una cosa Catalina, ¿qué tal vas con esconder de los demás tu verdadera personalidad?, ¿Crees que ocultando esas marcas que tienes en las muñecas cambiarán algo?, ¿alguien ya las vió? o ¿soy el primero en darme cuenta?

Auras dispersasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora