Capítulo 25: Laberinto de los espejos

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"Cuando era pequeña me asustaban los fantasmas y los monstruos debajo de la cama..... Ahora me aterran los que si son de carne y hueso."

Catalina Alfaro Mejía

Oficialmente mis vacaciones habían terminado, dando inicio a un nuevo semestre en la universidad.

Y con ello, mucho estrés.....
Me llené de tareas, proyectos en equipo, exposiciones e investigaciones que entregar.

Veníamos caminando hacia la biblioteca ya que necesitabamos algunos libros para la clase de literatura. Era una de las pocas que compartía con Aarón y Medea.

—¿Y qué tal les fue la semana pasada?— dije mientras les daba una picafresa a cada quién.

—¿Tú crees que voy a estar bien? La maestra Rivera es un dolor de cabeza, me odia, sabes que hizo, me dejó un maldito ensayo sobre el avance de la bioquímica desde la antigüedad hasta ahora, lo quiere para esta semana y sólo me lo dejo a mí porque según le lleve la contraria en clase.— comento Medea roja de la cara por la ira.

—Eso es poco, el profe Simón me dejó como castigo una rutina por todo el campus y un buen de sesiones de ejercicio y ni le hice nada; sin mencionar que la de inglés no me aguanta y dejó un buen de trabajos para entregar el viernes y el lunes de la siguiente semana.

Tenían unas ojeras y una cara para morirse. Pobrecitos, ni siquiera a mí me fue tan mal como a ellos.

—¿Y a ti cómo te fue?— preguntó Aarón.

—Pues muchas tareas y proyectos pero pues no me cargaron la mano como a ustedes.

—No pues a ti nunca te castigan—bufo Medea — siempre eres la favorita de los maestros, ellos te adoran.

—No creas, aunque no les cause problemas me dejan trabajos por igual pero no me odian tanto como a ustedes.

—Por cierto, ¿cómo te ha ido con Eilán? Ya no te sigue como sanguijuela en clases.

—No, pero ya sabes cuando se lo propone puede ser un dolor de cabeza.— dije, recordando que por su culpa nos regaño la de derecho.

Entramos a la biblioteca y nos dividimos para traer un género diferente, a mí me tocó de fantasía así que estaba viendo en los aparadores cuáles llevarme.

Había uno de las Aventuras del mago oscuro, no había oído ese título así que también me lo llevé junto a otros tres libros. La biblioteca tenía tres pisos y estaba en el último, venía de regreso por el pasillo cuando de repente un libro cayó del aparador, se me hizo extraño pero no había nadie.

Me agaché y cuando ví la portada del libro, me dio un escalofrío.

Era un libro viejo de pastas duras, con un diseño de ramas negras que envolvían el centro de esté y tenía uno de esos broches como de diario para abrirlos en el costado. En el centro había un pequeño espejo ovalado que se veía opaco y estaba decorado con figuritas de metal y cuarzo rojo. Venía escrito en letras góticas:

"Al fondo del espejo profundo"

—¿Eres Catalina Alfaro Mejía?

Cuando alcé la vista una chica rubia me miraba, sostenía unos libros y traía una mochila. No la conocía así que se me hizo muy raro que supiera mi nombre completo. Me apure en recoger el libro y guardarlo con los otros.

—Si soy yo, ¿Qué necesitas?

—Ella me dijo que te lo diera.— me tendió un sobre blanco.

Miré el sobre por unos segundos y lo tome indecisa.

Auras dispersasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora