16. In Another Life IV

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Valentina seguía sonriendo con emoción, dando pequeños saltos en la cama, esperando que Juliana se acerque a ella y abra su regalo.

"Yo... ", contestó Juliana, anonadada, sin saber cómo responder y alejándose un paso. "¿Los regalos no se entregan hasta la noche?", improviso y Valentina la miro confundida.

"¿De qué hablas, Juls?", preguntó la castaña, riendo divertida y moviendo su regalo efusivamente. "Ven amor, quiero que abras mi regalo y después haces lo que sea que quieras hacer conmigo".

La castaña se levantó de la cama para tomar a su esposa del brazo, ya que esta no se movía, e hizo que se sentara en la cama a lado de ella. Coloco el regalo en las piernas de Juliana, esperando que lo abriera. La pelinegra le sonrió incomoda y comenzó a abrir lentamente el papel seda que envolvía la caja, mientras pensaba en una manera de salir invicta de esa situación.

Valentina al observar como Juliana tardaba demasiado en abrir el regalo, lo tomo y empezó a romperlo para acelerar el proceso.

Cuando la marca apareció en la caja, la diseñadora quedo estática. Las grandes letras de Saint Laurent acompañadas por su logo estaban escritas pulcramente en oro, en contraste al color negro de la caja.

"Hice algunos trabajos independientes en estas semanas", mencionó Valentina sonriendo con afecto. "De algo sirvió la carrera que escogió mi padre", añadió con una pequeña risa entre dientes. "Pensé que no lo iba lograr, pero lo conseguí... quería que lo tuvieras amor. Sé que lo querías y yo, quise regalártelo"

Juliana abrió la caja y saco el lujoso traje que ella había querido comprar cuando fueron al aniversario de su madre.

"Además, te veías muy sexy con esto puesto", dijo Valentina con voz ronca, mirándola emocionada. Juliana observo las prendas y luego a su esposa con una mezcla de terror y desilusión que no había experimentado antes.

La castaña comenzó a reír como una niña pequeña y se levantó de la cama. "Ahora si chiquita, es tu turno".

La pelinegra se quedó callada con el regalo en sus manos, un traje de 5000 dólares que Valentina había pagado con su esfuerzo. Levanto la cabeza para mirar a los ojos azules con un sentimiento de culpa.

Demonios, alguien debió habérselo dicho.

"Eh... yo"

Valentina aun sonriendo, la miro confundida. "¿Qué sucede, Juls?".

"No te puedo dar tu regalo en este momento", Juliana se levantó lentamente de la cama. "En la noche. Si... te lo daré en la noche"

La castaña frunció el ceño por unos segundos y luego río confundida. "Juliana, nunca has podido darme mi regalo en la noche. El año pasado incluso me despertaste a media noche, solo porque no podías esperar más".

Juliana asintió, sin poder evitar sonreír, si sonaba a algo que ella haría. Siempre había sido demasiado impaciente y ansiosa y no había algo que le costara más, que dar una sorpresa. La observo sintiéndose culpable, ese era un momento que toda esposa debía recordar.

Valentina la observo fijamente por unos pocos segundos y toda la emoción que cargaba hace unos minutos desapareció dejándola perpleja. "Se te olvido".

"Val...", la pelinegra trato de acercarse.

"Se te olvido nuestro aniversario", concluyó Valentina, con la mirada más triste que Juliana había observado.

Juliana sintió como algo se desgarraba por dentro, justo en su corazón, no quería ser la culpable de la tristeza de la mujer frente a ella.

"El aniversario dura todo el día", habló ella, tratando de enmendar su error y buscado una forma desesperada de solucionarlo. "Iré a la joyería y te compraré algo"

Juliantina (Mini Historias) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora