Juliana lo miro aterrada por un segundo, antes que su mente reaccionará a toda velocidad. Ahí, frente a ella, estaba Sergio, el ángel que había cambiado su vida meses atrás.
¿Qué estaba haciendo Sergio allí?
La mujer había imaginado que se habían olvidaron de ella, que no iban a devolverla a su propio mundo, incluso estaba feliz que fuera así, ahora esa era su vida, una vida que había aprendido a amar y no iba a permitir que la alejaran de su familia, de Valentina nunca más.
"¡Tú!", gritó Juliana sintiendo como su cabeza quería explotar y sus manos sudaban. No, ella no quería ver a ese hombre, ángel, o lo que sea que fuese.
"Y era tan fácil", continuó Sergio poniéndose de pie y limpiando su ropa, ignorando el grito de Juliana. "Solo tenía que frenar y preguntar cómo estaba... perdió una oportunidad"
Juliana lo observaba sin pestañear. ¿De qué estaba hablando? No entendía lo que estaba sucediendo. "¿Por qué estas aquí?", interrogó finalmente Juliana, observando los alrededores para descubrir que no había nada a su alrededor.
Cuando giro su mirada hacia Sergio de nuevo. Juliana noto como las ropas del hombre de baja estatura, estaban limpias e inmaculadas de nuevo y la bicicleta había desaparecido.
"Eres una mujer inteligente, Juliana. Creo que debes imaginarte ¿Qué hago aquí?", el hombre bajito la miro y sonrió casi amorosamente, como si se sintiera muy orgulloso de ella. "Mírate amiga, hasta pareces feliz con esta vida. De verdad, has aprendido muchas cosas. ¿No es así?"
"No vas a envíame de regreso", declaró la pelinegra, mientras negaba con la cabeza y se apartaba un paso del ángel. Juliana se negaba a perder lo que tenía en ese momento, no después de darse cuenta lo feliz que podía ser viviendo ahí.
Sergio la volvió ignorar, mientras observaba el lugar por donde se había ido el auto que lo empujo minutos atrás. Juliana miro al ángel bajar y negar con su cabeza. "Caridad y preocupación. ¿Dónde quedo eso en ese sujeto?"
"¡Hey!", gritó Juliana molesta y abrumada por qué el ángel no era capaz de escucharla y entender lo que ella trataba de decirle. "¿Me estás escuchando? Estoy hablando contigo. No voy a regresar... ¿Entiendes?", dijo ella, apretando sus manos en puños, como si eso ayudara a canalizar sus sentimientos, y evitara que rompiera en llanto en cualquier momento.
"Tranquilízate, Juliana", dijo Sergio y por primera vez la miro, y no de una forma sarcástica o burlona. Era como si fuera un ángel de verdad, calmado que irradiaba luz y paz.
"No puedes hacerme esto, no puedes entrar a mi vida y estropearla. No es correcto", habló Juliana de forma desesperada, tratando de buscar una forma de transgredir y que no la devolviera a su realidad.
"Una visión, por definición es algo temporal, Juliana", empezó el ángel mirándola con comprensión. "Te lo dije, incluso me preguntaste si al volver todo estaría igual, ¿Recuerdas?"
La diseñadora negó con la cabeza, comenzando a caminar hacia atrás, en un intento de alejarse del ángel. No tenía muchos argumentos contra eso, era verdad, la pelinegra se lo había dicho, ¿Pero acaso no veía que las cosas habían cambiado? Ella no era la misma mujer que enviaron contra su voluntad a ese mundo unos meses atrás. Juliana no podía permitirse perder lo que había conseguido, todas esas cosas que no creía necesitar, pero después de experimentarlas se habían vuelto imprescindibles.
"No me separaran de ellos, de mi esposa y de mis hijos", declaró ella amenazante. "Me voy a casa", dijo cuando por fin pudo volver a divisar su auto.
Juliana se montó en el vehículo y llego a su casa en solo diez minutos.
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Juliantina (Mini Historias)
Hayran Kurgu#Juliantina Originales Adaptaciones Advertencia!! Contenido Juliana G!P