22. Voto de Castidad II

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Juliana estaba completamente segura de lo que Valentina está tratando de hacer. Y esa revelación, solo la hizo, en resumen, sentir mucho más aterrorizada. Las provocaciones de la castaña no eran constantes, a veces sucedían en momentos aleatorios, donde la pobre pelinegra no lo esperaba.

Como la vez en donde Valentina le pidió a Juliana su honesta opinión como profesional de la moda. Un pedido al cual la pelinegra en su inocencia, acepto y que término con la castaña desfilando lencería diminuta para ella. Juliana nunca había estado tan dura, mirando toda la piel descubierta de su hermosa novia.

Juliana estaba aterrorizada por el momento en que Valentina atacaría de nuevo. Como cuando se despertó en la mañana y la castaña estaba encima de ella, lo que no era particularmente inusual, ya que Valentina se caracteriza por ser una mujer muy cariñosa y pegajosa todo el tiempo.

Es la manera como esta acostada justo encima de su abdomen bajo, lo que la pone nerviosa.

"Oh..", gimió Juliana. La mano de Valentina está básicamente sobre su entrepierna cubierta por la fina tela de su pantalón de pijama. "¿Val?", susurro, tratando de llamar la atención de la castaña. Valentina no se mueve, pero presiona en agarre en su mano, causando que la pelinegra deje escapar otro gemido lo suficientemente alto como para 'despertarla'.

Valentina bosteza, como si en realidad hubiese estado dormida. La mujer más joven sabe que realmente no lo estaba.

"Buenos días, amor, ¿Dormiste bien?", preguntó Valentina, como si fuese ingenua a la situación.

"Si, bien, ¿Te importaría quitar tu mano?"

La castaña hace un puchero y se desliza de su cuerpo, no sin antes, dar un último ligero apretón sobre su entrepierna, Juliana tiene que morderse el labio para evitar volver a gemir.

"Val, lo estás haciendo a propósito", se quejó Juliana, frunciendo el ceño tan tiernamente, que Valentina tuvo que inclinarse para besar el puchero de su novia.

"Oh, bebé, no estoy haciendo nada", dijo la castaña. "Vamos, te preparare el desayuno", agregó, después de dejar otro beso en los labios de la pelinegra.

Juliana parece reacia, pero tiene mucha hambre para negarse. Así que, se deja guiar por Valentina hasta la cocina. La pelinegra se sienta en la mesa, mientras la castaña se prepara para cocinar. Ella no puede evitar darse cuenta de lo bien que se ven las piernas de su novia, ya que solo está usando una camisa grande.

"Dios", suspiro Juliana, tratando de mirar hacia otro lugar. Valentina sonríe para sí misma, al notar lo molesta que esta su novia. ¿Por qué no mejorarlo un poco, inclinándose cada vez más frente a ella?

La mujer más joven deja caer su cabeza en la mesa, Valentina la matara, de eso está muy segura. Estar cerca de ella, la estaba afectando demasiado, mucho más que antes. La está haciendo desear cosas específicas, cosas sexuales, contra las que ella ya había luchado tiempo atrás.

"Amor", Valentina la rodea con sus brazos y besa su mejilla. "¿Puedo hacerte una pregunta?"

"Si, supongo", contestó Juliana, desde su posición.

"¿Puedes mirarme cuando te pregunte?". La castaña pasa las manos por el cabello de su novia y con cuidado aparta su cara de la mesa. Para que puedan mirarse a los ojos.

"Val, ¿Qué me vas a preguntar?", interrogó Juliana, nerviosa.

"No es nada malo, lo prometo"

Juliana tiene miedo de saber lo que Valentina está a punto de preguntar. Pero su novia, solo se acerca y la besa con fuerza, sentándose en su regazo y envolviendo sus brazos alrededor de sus hombros. Juliana nunca podrá resistirse a los besos de la castaña, cuando se separan en busca de aire aire, ella la está mirando.

Juliantina (Mini Historias) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora