STARBOY ✰

five | rage

El auto de Heeseung rebasaba las 80 millas por hora, sabía que si se encontraba con algún un policía se metería en un problema, pero era más fuerte su rabia y desesperación por llegar hasta donde se encontraba Sunghoon.

Su mente se iba desde el problema que tenía su novio en frente y Sunoo, a quien había dejado sin siquiera despedirse.

Entró al complejo de apartamentos donde se suponía que vivía la mejor amiga del castaño y posicionó el vehículo en el parqueo.

Tecleó un mensaje rápido a Sunghoon avisándole que ya se encontraba ahí y minutos después lo vió salir junto a Woonyoung, quién lo abrazó en lo que parecía ser forma de consuelo.

Su paciencia se estaba agotando.

Sunghoon entró al auto y se sentó en el asiento del copiloto en silencio, evitando conectar su mirada con Heeseung, quien lo miraba fijamente en ese momento.

—¿Como demonios se te ocurrió meterte con una rata así? —gruñó agarrando con fuerza el volante.

Sunghoon tembló al escuchar el tono con el que Heeseung se dirigía hacia él, pocas veces lo había visto enojado como lo estaba hoy. Sabía que tenía culpa en la situación, estaba jodido si Jaehoo cumplía con su amenaza.

—No lo sabía... ¡Nunca aceptaría algo así! —exclamó.

—Ya no sé si creerte. —murmuró.

Heeseung suspiró al volver a escuchar lloriquear a Sunghoon, arrancó el auto esperando a que el otro por fin se calmara.

—¿Donde vive? —cuestionó, esta vez tomando la barbilla del castaño y levantándola para que lo mirara a los ojos.

Sunghoon respiró hondo y procedió a explicarle la dirección con aún los ojos acuosos, rezaba porque Heeseung estuviera lo suficientemente cuerdo para que no moliera al otro chico a golpes, se lo merecía pero realmente no quería meter a Heeseung en problemas.

Fueron diez minutos largos de camino sin siquiera cruzar alguna palabra, el silencio incómodo recorría toda la columna vertebral del menor, se sentía ansioso y nervioso de lo que pudiera pasar.

Heeseung aparcó el auto frente a la casa de Jaehoo y tocó la bocina en exceso hasta que vió al hombre salir de la casa y pararse en frente de la puerta del piloto. Heeseung aprovechó ese momento para abrir la puerta y golpearlo con todas sus fuerzas, no le importaría tener que llevar a arreglar el vehículo al otro día con tal de joder al hombre que ahora se revolcaba de dolor en el suelo.

—¿Dónde está la cinta? —cuestionó con voz severa bajándose del vehículo y parándose justo en donde se encontraba el otro.

—¿De que cinta hablas? —gruñó adolorido—. ¡Mierda! —gritó al sentir el pie de Heeseung pisando su entrepierna.

—Oh ya veo, el marica no sabe de que cinta hablo... —comentó soltando un suspiro dramático—. ¿Cariño puedes venir y decirle de que cinta hablo?

Sunghoon sintió un escalofrío pasar por todo su cuerpo al momento de escuchar a Heeseung llamarlo. No quería ni siquiera verle la cara a Jaehoo, sin embargo, con desgana, abrió la puerta y se movió hasta estar al lado de Heeseung, haciendo a Jaehoo abrir los ojos con pánico.

—Perra —lo escuchó murmurar.

—¿Qué dijiste imbecil?

Heeseung recogió la cabeza del hombre del suelo y la pegó fuerte contra el pavimento, haciéndolo gemir de dolor.

—Estoy siendo suave contigo, si me dices donde está el disco la paliza que te daré no será nada comparada con la que vas a recibir si no lo haces por las buenas ¿Escuchaste?