eighteen | mistakes

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—Sun, ¿Puedes ser mi novio?

La pregunta había tomado a Sunoo de imprevisto, lo menos que se esperaba era una propuesta, pensó que le diría que se relajara un poco o que dejara de ser tan intenso, sin embargo, esto fue mucho mejor de lo imaginado.

Sunoo mordió su labio inferior sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas que suprimió con una fuerte exhalación.

—Yo... —habló con voz temblorosa, amenazando con romper en llanto—. Dios mío ¡Claro que si puedo y quiero, y lo que sea!

No tardó mucho en abalanzarse sobre Heeseung y llenarlo de pequeños besos, se sentía tan feliz, podía sentir la serotonina producirse a montones en su cerebro.

«Lo logré Sunoo de 10 años, ya puedes morir en paz».

—No me importaría morir asfixiado por ti —soltó Heeseung algo necesitado por aire.

Sunoo al darse cuenta de que estaba apretando demasiado al mayor se sintió avergonzado y se separó de él con timidez.

—Lo siento, me emocioné demasiado.

Heeseung sonrió y volvió a acercar al menor hasta su pecho, el cabello rubio acariciaba su mentón y regalaba un exquisito olor a coco y vainilla, amaba demasiado el shampoo que Sunoo usaba.

—Me gusta mucho verte emocionado.

En instantes como ese, ambos podían competir para saber quien tenía el corazón más acelerado.

—Mientes, me veo tonto —murmuró tratando de ocultar su sonrojo.

Sunoo aveces podía ser tan infantil.

Y a Heeseung le causaba risa que lo fuera.

—No, y no miento.

—Si, claro —sunoo musitó.

Heeseung negó con la cabeza y hizo a ambos rodar hasta quedar embarrados de arena, acción que hizo al rubio chillar con desagrado. Sin embargo, Heeseung no prestó atención a las quejas de Sunoo, planeaba hacerlo cambiar de opinión atacándolo con cosquillas.

Y así fue, ahogo al menor entre risas hasta que cambió de opinión por completo, la risa de Sunoo era como una melodía armoniosa para sus oídos.

No quería estar lejos de él por un buen tiempo.

... ˗ˏˋ ✰ ˎˊ˗

Pasos imponentes se escucharon en los pasillos del instituto, la gente observaba con sorpresa y admiración a la determinada mujer que lucia su elegante traje de congresista. Hombres uniformados totalmente de negro corrían detrás de ella, protegiéndola de manera antinatural.

Para muchos ya era sabido quien era, mientras que para otros (como los extranjeros de nuevo ingreso por ejemplo) era una intriga saber quién era.

—Señora Kim, es un honor tenerla por aquí ¿A qué se debe su visita sorpresa? —cuestionó el director Yang algo intimidado por su presencia.

La mujer de hebras castañas irguió su espalda y cruzó sus piernas mirando fijamente al hombre mayor.

—¿Dónde está Seonwoo?

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