twenty | tea

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Fue un viernes por la mañana cuando recibió una carta de invitación, entregada por un hombre con traje negro y ajustado, era el penúltimo día de clases antes del periodo vacacional de invierno. Heeseung ya había comprado el boleto de avión que lo llevaría a Canadá un día después del cierre.

Al abrir la carta lo que encontró no lo sorprendió demasiado, pero aún así se sentía desorientado con lo que veía.

"Estimado Lee Heeseung, heredero de ADVISORY Industries, me complace invitarlo esta cálida tarde a tomar el té en mi despacho.

Espero su cordial asistencia.

Kim Joohyun."

Se preguntaba qué tramaba la madre de Sunoo, era claro que sus intentos de espionaje no habían resultado como quizás ella habría deseado, pero leyendo en la carta "heredero de ADVISORY Industries" podía imaginarse que la mujer estuvo entretenida investigando sobre su vida y de quien se trataba.

No sentía ganas de ver a esa mujer, con lo poco que sabía de ella ya era suficiente para encontrarla insoportable. Pero, tampoco quería huir de sus intentos para conocerlo, tal vez era el hecho de que le importaba de sobremanera Sunoo y quería de alguna forma estar en paz con sus allegados, incluso si implicaba tener que conversar con la acosadora de su progenitora.

Antes de terminar su última práctica de piano, miró la carta una última vez.

...

—¡Hey! —gritó Sunoo tratando de alcanzar a un Niki corriendo por el campus que había estado bromeando con su celular—. ¡Basta!

Sus pulmones ya no daba para más, quizás debía considerar el dejar el tabaco y cosas que implicaran inhalar humo, se tomó las rodillas respirando pesadamente y agradeció cuando Niki dejó de correr y ahora se acercaba a él agitado.

—Sun, es tú mamá —dijo señalando en la pantalla una llamada entrante con el nombre de su mamá.

Sunoo extendió su brazo tomando el aparato, y dudó en contestar durante unos segundos antes de apretar el botón de "rechazar".

Había estado ignorando a su madre los últimos días, desde que se enteró del escándalo que había armado y de lo cínica que había sido al apartar a su novio de él.

No entendía que buscaba la mujer intentando hacerlo infeliz, porque eso era lo único que hacía cada vez que decidía algo por él.

Desde que se mudó a su nuevo dormitorio había estado más incómodo e irritable de lo normal, no ayudaba el hecho de estar compartiendo sala con un imbécil presumido que ni siquiera se dignaba a recoger lo que dejaba regado por el salón.

Dios había sido muy cruel con él al haberlo colocado en el mismo lugar donde residía uno de sus perpetuadores, agradeció que no hubiera sido con Jaemin o Hyunjin, incluso con el mismo Sunghoon, pero Beomgyu no estaba muy lejos de ser igual que ellos, aunque fuera el único que se mantenía fuera de las agresiones y solo se dedicase a mirar con burla (según él sus manos eran muy sagradas para mancharlas con la suciedad de perdedores).

Aunque después de lo ocurrido misteriosamente no se hayan vuelto a meter con él, las miradas de desagrado y los murmullos del íntimo grupo no habían cesado. Y por suerte, lo único que había obtenido de Beomgyu al llegar fue una fría mirada y el fuerte estruendo de la puerta de su dormitorio cerrándose.

Sunoo vió sus ojos iluminarse cuando la cabellera de su alto novio se movió entre los estudiantes que salían del gimnasio, parecía mantener una simple conversación con alguien que no podía reconocer a la distancia, pero mientras más se dispersaban las personas, más podía notar que se trataba de un hombre con traje, aún con la distancia le parecía muy conocido.

STARBOY ✰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora