Rayito de luz

uno

Unos años atrás...

Narra Victoria.

Tenía trece años, por ese preciso momento me encontraba viviendo en Galicia. Llevaba dos años en Galicia, dejé mi Córdoba natal para mudarme aquí a esta tierra maravillosa. Mis padres debían de mudarse por trabajo.

Al principio no fue muy de mi agrado mudarme a Galicia, pues por ese momento tenía tan solo trece años y no quería irme de Córdoba, ni dejar atrás a mis amigos ni a mi familia.

Pero un cambio de aires tampoco viene tan mal. Los primeros días en Coruña fueron un poco caos; me sentía un poco sola y me daba miedo mi adaptación, pero por suerte no fue tan mala y no tarde mucho tiempo en hacerme un hueco.

Entre a un nuevo instituto en Coruña que no estaba muy lejos del barrio donde vivía.

La profesora Isabela me presentó en clase y los ojos de todos los niños y niñas de la clase se posaron en mi. Mis mejillas se tiñeron de rojo y me volví tímida e insegura en ese preciso momento.
No me gustaba ser el foco de atención y en ese momento lo era.

- soy Victoria - dije tímidamente - tengo trece años y vengo de Córdoba.

La profesora Isabela me mandó a sentarme al lado de una chica morena con el pelo corto y con flequillo.

- soy Atenea - me dice la chica y yo asiento.

- encantada, soy Victoria.

Atenea fue mi primera amiga en Coruña y puedo decir que mi mejor amiga.

En una noche de carnaval, se celebró una fiesta en casa de Atenea. Atenea invito a la clase entera. Dos días antes de la fiesta se pasó todo el día repartiendo invitaciones.

Me pase días buscando un disfraz hasta que paseando por A Coruña vi uno que me llamó la atención, era un disfraz de hada y lo compré.

Me vestí para la fiesta y me maquille un poco no tanto ya que no me gustaba ir llena de maquillaje.

Salí para casa de Atenea con otros amigos de clase y tardamos poco en llegar, pues la casa de Atenea no estaba muy lejos.

Llegamos a la casa de Atenea que es una casa demasiado grande, se puede decir que es una mansión.

Sus padres, Fran y Gema, están de viaje y seguro que no saben nada de la fiesta que han montado Atenea y su hermano.

A su hermano aún no lo conozco, solo se que es un año mayor que nosotras y que juega al fútbol.

Era la primera vez a la que yo iba a una fiesta en la iba a haber tanta gente.

Mis amigos y yo nos acercamos a la puerta y dimos unos pequeños toques con el puño de la mano. Al otro lado de la puerta ya se podía escuchar la música retumbando por toda la casa.

Unos minutos después apareció Atenea vestida de pirata, nos saludo a todos con dos besos y un abrazo.

Divise la casa y había mucha gente por todos lados que mirase, hasta había un Dj.

Cerca del Dj había mucha gente con vasos de plástico y bebidas en su interior, bebidas alcohólicas por supuesto, no iba a haber un zumo de piña, ni agua, nada de eso claramente.

Acabó una canción que no supe identificarla pues era en inglés y creo que nunca la había escuchado en mi vida. Pero no estaba tan mal la canción.

Y ahora la canción que empezó a sonar fue Rayos de Sol de Henry  Mendes.

- vamos Victoria baila conmigo -  Atenea me tendió su mano.

Me da vergüenza bailar en público, pero aquí hay mucha gente y no se van a dar cuenta, así que gustosa acepto la mano de mi amiga y comenzamos a bailar.

Después de que la canción hubiese finalizado, vamos donde estan la mayoría de nuestros compañeros de clase.

- vamos a jugar a yo nunca - propone Luna, una compañera de clase.

Todos asentimos con la cabeza, personalmente no es juego que me llame mucho la atención es más lo detesto pero no voy a hacer la única de la clase que no voy a jugar.

Comenzamos el juego y no estoy prestando mucha atención, me siento un poco agobiada. No me gusta estar en un sitio donde hay mucha gente, me estresa un poco por no decir bastante.

Nos reparten vasos de plástico con una bebida en su interior, que ahora mismo no sé de que se trata. Meto la nariz en el vaso y un olor asqueroso a tequila inunda mis fosas nasales.

No pego una arcada porque estoy rodeada de gente, que sino ya la hubiera pegado.

El juego empieza bastante fuerte con cosas picantes que si besos con lengua y cosas de esas por el estilo. Afortunadamente, como no he hecho nada de eso no tengo que darle un trago a la bebida asquerosa que tengo entre mis manos.

A lo lejos veo a un chico alto, moreno y guapo que no para de mirar para el corrito que tenemos montado. No tengo ni idea de quién es, no lo he visto nunca.

Nos hartamos de jugar al juego y vamos a donde están las bebidas, miro todas las bebidas que hay y no sé que tomar. He bebido alcohol en pocas ocasiones, no me gusta mucho tomar alcohol, es más lo odio.

- ¿Puerto de indias? - me pregunta Atenea que está a mi lado.

Alzó los brazos como en señal de que si no queda más remedio eso beberé y ella en poco tiempo viene con un vaso para mí y otro para ella.

Con los vasos nos acercamos a donde la geste esta bailando y cantando, bueno más bien se podría decir que gritando.

A las dos de la madrugada la casa va quedando vacía, pues solo quedamos Atenea, dos chicos y yo.

Salgo al jardín, necesito tomar un poco de aire. Atenea me sigue y las dos nos sentamos en el césped mientras miramos al cielo.

- los dos chicos que faltan, uno es mi hermano y el otro es su mejor amigo.

- ¿el chico que te gusta? - pregunto en un susurro.

Atenea me comentó hace question de meses que le gustaba un chico, que era un año mayor que nosotras y que era el mejor amigo de su hermano. Pero que le daba miedo contarle sus sentimientos.

- ese mismo.

Nos callamos cuando los dos salen y nos miran acercándose a nosotras.

- hola - susurran los dos y se sientan en frente de donde estamos.

- hola - murmuramos Atenea y yo.

- Atenea, ¿no me vas a presentar a tu amiga? - dice el chico más alto.

- ups cierto, hermanito esta es Victoria, mi mejor amiga. - Le dice al chico alto.

- Victoria este es Nico, mi hermano mayor.

- encantado - dice dejando dos besos en mi mejilla.

- un placer conocerte.

- y este es Iván, el mejor amigo de mi hermano.

Atenea e Iván empiezan a hablar, yo me muero de sed y entro de nuevo a la casa para buscar algo de agua.

- eres muy guapa - escucho a mis espaldas y me llevo la mano al pecho. - Realmente pareces una hada.

- gracias - susurro.

Doy gracias a que ya es de noche y no se me aprecia el rojo que tiene que tener mi cara ahora mismo.

Me estoy sirviendo un vaso de agua y su mirada imponente hacia a mí me está poniendo nerviosa.

- puedes dejar de mirarme - digo y este niega mientras casquea la lengua.

- no, hada.

Pongo mis ojos en blanco y este acerca a mi.

Me levanta del mentón y deja un casto beso en mis labios.

Sin duda alguna Nico daría mucho que hablar en mi vida.