El brujo en llamas.

4K 423 30
                                    

—Está aquí—Stiles jaló a Scott por las escaleras. Subieron hasta llegar a su habitación.
Scott se posó frente a la puerta abierta—Está vacía. 
Efectivamente, no había nada en el cuarto ¿Derek se había escapado? Algo en su cabeza hizo click. Por supuesto: lo había olvidado, debían entrar para poder verlo—Es una ilusión. Ven, entra. 
Stiles pasó por el umbral y Derek apareció justo frente a él. A centímetros de él, para ser exactos. Se apartó rápidamente—Lo lamento. —ambos pronunciaron al mismo tiempo. 
Las cosas enserio se habían puesto incómodas luego de que salió el asunto del supuesto «beso.» Scott seguía afuera. Esperando— ¿Qué ocurre?—Preguntó Derek.
Stiles sabía que Scott no escuchó a Derek, pero su amigo bajó la mirada a la puerta inferior de la puerta. Claro: la ceniza. Por ese motivo Derek había pasado la noche en su cuarto, y por ese motivo había traído a Scott; necesitaban romper la línea ¿Cómo, si quiera, lo había olvidado?
—Maldición—salió de su cuarto, sin pisotear la ceniza.
Derek desapareció. Cualquier persona que estuviera fuera de la habitación, no podía sentir a Derek. Literalmente: no podía verlo, oírlo, olerlo. Nada.
—Sólo rompe la línea—Scott sugirió.
—No puedo—Levantó su mano: la enorme marca de quemadura brilló en su palma. —Derek está atrapado. Debemos sacarlo. —Una extraña expresión cruzó el rostro de Scott— ¿Qué?
Scott evitó su mirada—Nada.
—Scott.
— ¿Sí?—Stiles rodó los ojos—Bien. Stiles, todos queremos encontrarlo, pero ¿Piensas que mágicamente apareció en tu habitación así sin más? Pareces muy desesperado.
Auch. 
— ¿Disculpa?
Scott agarró los hombros de Stiles—Escucha, eh notado... cosas.
Stiles se zafó— ¿Qué clase de «cosas»?—escupió haciendo hincapié en la palabra.
Scott suspiró—Eh notado cómo mirabas a Derek. Sé que estás con Malia ahora, tal vez sea una fase. ¿Sabes? Una vez leí qué...—Stiles apretó los labios de Scott con sus dedos.
—Para. —Lo soltó— ¿Acaso insinúas algo?
— ¿Dices que Derek está encerrado en tú habitación y que sólo lo ven los que entran, pero yo no puedo entrar porque no quieres mover la ceniza? 
—Básicamente.
—Suena desesperado.
— ¡Acabas de ver mi cicatriz! ¡ME QUEMÉ!
—Stiles. Calmado. Te creo. Enserio.
De nuevo, la extraña expresión apareció en su cara.
—No. No lo haces—Stiles bajó las escaleras y tomó su mochila. Salió por la puerta, azotándola. 
¿No le creía? Bien. Que se joda. Que se joda Scott, que se joda Derek. Iba a encontrar una solución, con o sin su mejor amigo.

Kira bajó las escaleras del segundo piso en Beacon Hills High. Los pasillos no estaban completamente abarrotados de alumnos, pero era cuestión de tiempo para que todos llegaran.
Ésta mañana, ella procuró en levantarse temprano: debía hablar con Scott. Urgente. Fue deprisa hasta su casa, pero no lo había encontrado. Había llegado apenas unas horas y lo buscó por cada pasillo, aula y cuarto. Incluso en el sótano. ¿Dónde podía estar? La noche anterior, Liam la había llamado alegando tener noticias sobre el chico que Scott y Stiles habían encontrado (Cómo que su nombre era Stephen, por ejemplo), además de que trató de contactar a Scott pero no lo encontraba. La llamó a ella con ña esperanza de que estuviera con Scott. Por supuesto, no lo estaba.
A unos metros más adelante, Stiles se erguía frente a su casillero. Sólo parado frente a él. Kira caminó y tocó su hombro.
—Hola—le dijo con una sonrisa. Él la miró y sonrió— ¿Liam no te llamó anoche? Parece que descubrió algo sobre el muchacho en la morgue.
Algo, Kira no distinguió bien, un músculo pequeño se movió en la cara de Stiles. Fue tan rápido que quizá se lo había imaginado—La verdad, no. ¿Algo que deba saber?
—Su nombre es Stephen. Stephen Thomas. Según las palabras de Liam, era un hombre lobo. Lo envenenaron con acónito. 
Stiles asintió. — ¿Aún nada sobre por qué se parece a mí?
—No. Pero descartamos que sean hermanos: su familia vive en Groove Hills. Sus padres son James y Paige Thomas. Podemos ir con ellos y hablar, si quieres.
—Perfecto ¿Mañana después de clase?
—Bien—Ambos cayeron en silencio, luego Kira intervino: — ¿Has visto a Scott? Necesito contarle.
Stiles pensó un momento—No. La verdad, no. Pero le avisaré cuando lo encuentre.
—Muchas gracias. Nos vemos.
Siguió caminando por los pasillos. Faltaban unos diez minutos para comenzar la jornada. Giró hacia atrás, Stiles seguía en su casillero.
—Lindos anteojos, por cierto—agregó.
Stiles sonrió—Gracias.

Mi reflejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora