Suart y Stiles.

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El viernes en la tarde, Stuart sostenía un sujeta-papeles contra su pecho. Estaba en el gimnasio de la escuela, dando órdenes y vociferando cada una de sus ideas a todos los miembros del comité del baile de invierno. Él se había apuntado para ser el encargado de decorar todo el lugar y crear un ambiente invernal para el disfrute de todos. 

Hoy era el primer día de clases dónde se presentaba cómo Stuart Towmbly y no cómo Stiles Stilisnki. Se sentía tan bien ser él mismo frente a todo el mundo. Sí, las personas susurraban su nombre por los pasillos, y sí, incluso los profesores se preguntaban por qué el chico nuevo se parecía al revoltoso Stiles; pero podía soportarlo.

—No. Necesita más retoques—le decía a Missy Thomky, una chica con mucho acné en su cara y pelo enredado, quién estaba decorando el cartel del baile—. Deberías utilizar más colores fríos. El tema es el invierno, por amor a Dios.

Missy suspiró y continuó dando brochazos a la pancarta. Stuart se movió hasta dónde Kendall Hiles, un chico musculoso de décimo grado, estaba haciendo guirnaldas demasiado brillantes.

— ¿Sabes? No estaría mal añadir unos copos de nieve—mordió la punta del bolígrafo que sostenía en su mano—. Sólo un consejo. 

Le guiñó el ojo, y continuó paseando por todo el gimnasio. Dar órdenes se sentía tan... bien. Desde que conoció a Jennifer, todo fue «Stuart mátalo» «Stuart degollalo.» Ella siempre fue la dueña, y él, un perro doméstico. Era bueno al fin dar las órdenes, incluso si sólo fuera para planear un cursi cotillón con temática de la princesa del hielo.

— ¿Necesitas ayuda con algo?—alguien dijo a sus espaldas, volteó y frente a él estaba Stiles.

—Tenía la impresión de que las coronas y brillitos eran tu estilo—escupió.

En el momento cuándo Jennifer le contó que su último ingrediente para liberarse de su maldición era matar a su doppelgänger, Stuart odió a Stiles. El sentimiento seguía intacto.

—Debemos hablar. Ahora.

Stuart se giró—Lo lamento, pero tengo muchas cosas que arreglar aquí. —comenzó a caminar hacia... la verdad, todo estaba perfecto; pero no quería hablar con Stiles. No ahora. Definitivamente no luego.

—Dejaré que me mates.

Stuart volteó—Interesante. —dejó el sujeta-papeles en el suelo y gritó: — ¡Todo el mundo fuera!

Todos lo miraron y se generó una tormenta de murmullos. Uno a uno, salieron por la puerta principal, Missy se tropezó con su propia pierna pero siguió adelante.

Todas las puertas se cerraron solas.

—Parece que estás aprendiendo—Stuart dijo.

Stiles metió sus manos en ambos bolsillos—Ese es el problema: no sé qué soy y no sé cómo lo hago. Debes decirme todo lo que sabes.

Él sólo se limitó a mirarlo «No tengo que decirte nada» decía su mirada. Stiles suspiró.

—Invadiste mi escuela. Me secuestraste anoche. Te metiste en Beacon Hills ¿No piensas que me debes algo?

—No. La verdad, no.

Stiles cubrió su rostro con las manos—Ok, eres un villano. Sé cómo funciona eso. Honestamente, no tengo la menor idea de qué planeas; pero Derek me contó lo básico: somos el doppelgänger del otro y nuestro destino es matarnos ¿Cierto?

Stuart río— ¡Lo había olvidado! ¿Disfrutas del regalo que te dejé en tú habitación? 

— ¿Fuiste tú?

Mi reflejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora