El beso de Judas.

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El beso de Judas.

Araya Calavera señaló un pequeño lugar entre dos árboles—Ahí. Tendrá luz y agua. Es perfecto—Derek se posó sobre el lugar y retiró un poco de tierra, dejando un pequeño hueco. Alcanzó la planta Verbena que descansaba a un lado, sus raíces largas y gruesas, y la plantó justo dónde la mujer había dicho—Excelente.
Derek limpió la tierra de sus manos con su camisa. Era martes por la noche, él y Araya se encontraban en el bosque de Beacon Hills plantando otro lote de Verbena en la tierra. Araya alegaba que, con todas las plantas desarrolladas, las criaturas sobrenaturales no nacidas en el pueblo se mantendrían alejadas de él. Nunca más se preocuparía en luchar contra lagartos gigantes, Berserkers o quién-sabe-qué. 
—Haz hecho un trabajo maravilloso lobito—pronunció la última palabra en español y comenzó a caminar por el sendero de dónde llegaron.
—No creas que lo hago por ti. Necesito esto: una vida normal—la siguió.
—Un hombre lobo de nacimiento, nunca tendrá una vida normal.
Le molestaba, pero era cierto. Sin embargo, no lo hacía sólo por él, Scott, Lydia, Kira y el resto también merecían una vida corriente. Preocuparse de asuntos menores cómo qué traje usarán en la graduación o sí deberían alquilar una limusina para el baile. Algo que Derek nunca disfrutó.
Un sentimiento de nostalgia lo golpeó: ellos todavía no sabían que él había vuelto. Pero era una orden de Los Calavera. En México, todos ellos habían formado una alianza para atrapar a Kate, pero Derek se aseguró de asegurar Beacon Hills primero ¿Había garantía de que ella no volviera? Y ahora estaban plantando la Verbena, aunque debía mantener un perfil bajo, valía la pena.
Llegaron al auto de Araya. Era la primera vez que estaban sólo ellos dos solos. Ella había ordenado a sus escoltas que los dejaran solos, incluso antes de llegar al bosque.
—Lobito, mañana plantaremos el último lote. Luego volveremos a México. Sólo para que lo sepas. —Abrió la puerta del conductor. 
Derek la detuvo—Espera. ¿Cómo sabemos sí Kate no está aquí? ¿Qué pasa si llegó antes de plantar todo?
—Cumplimos nuestra parte. Es hora de que tú hagas lo mismo—sentenció abriendo la puerta de nuevo.
Derek apretó la mandíbula. ¿Debía irse tan pronto? Fueron un mes y medio desde que llegaron, aun así, parecía un minuto y medio. En México, desarrolló sus poderes al máximo (A tal punto, que ya podía ser un lobo completo), pero nunca tuvo la oportunidad de probar sus habilidades aquí, el lugar dónde nació. Quería hacerlo antes de irse.
Araya lo miraba a través de la ventana.
—Puedes irte, si quieres—Derek comenzó a alejarse—Tengo algo que hacer. Te alcanzo luego.
Dicho eso, comentó a correr por entre los árboles. Un follaje muy familiar comenzó a rodearlo. Éste era el suelo de Beacon Hills, los árboles de Beacon Hills, el aire de Beacon Hills. Su casa. Cómo un instinto automático, su cuerpo comenzó a cambiar: el pelo creció, sus orejas se alargaron. Cómo lobo, corrió por todo el bosque.

Los sentidos de un lobo son más agudos, sin embargo, incluso en su forma humana, sabía cómo encontrar la antigua mansión Hale. Alentó el paso. Frente a él, se alzaba su antigua casa. La transformación se invirtió, en un segundo, estaba de pie frente a la construcción. Desnudo. No sabía el porqué, pero su ropa siempre desaparecía luego del cambió. El aire repentinamente frío cosquilleó por todo su cuerpo. Subió las escaleras del porche, la madera crujiendo; la luna derramaba un brillo fantasmal sobre todo el lugar. Una conocida puerta deteriorada se posaba frente a él, caminó hacia ella... pero antes de agarrar el pomo, ésta se abrió.
Un chico estaba justo en el umbral, sonriendo. — ¿Stiles?—Derek preguntó incrédulo.
— ¡Derek!—su voz salió demasiado emocionada. Incluso para ser Stiles— ¿Qué haces aquí?
Su vista bajó hacia todo su cuerpo. Sintió cómo sus mejillas quemaban: olvidó por completo que seguía desnudo. Aun así, no se cubrió nada.
—Yo debería preguntar lo mismo. Ésta es MÍ casa.
Stiles se recargó en el marco—Claro que no. Tú vives en México ¿Recuerdas?—Derek lo fulminó con la mirada. Stiles se enderezó—Bien, bien yo...—su mirada viajó de izquierda a derecha, buscando una excusa—Estaba esperándote. ¡Sí! Estaba esperando por ti.
Derek rió—Ni siquiera sabías que estaba aquí—comenzó a preocuparse ¿Stiles sabía? ¿Lo había visto mientras plantaba la verbena? No. Él fue muy cuidadoso; nadie lo había visto ¿Cierto?
—Claro que lo sabía. Soy un brujo—hizo unos gestos con sus manos, algo exagerados. Derek seguía mirándolo—Bien. No soy brujo. Pero sí esperaba por ti.
— ¿Ah sí? ¿Puedo saber la razón?
Stiles parecía atrapado. Derek se cruzó de brazos. Stiles suspiró—Quería hacer esto.
Lo agarró por detrás del cuello y estampó sus labios contra los de él. Al principio, Derek se resistió, pero había algo en su movimiento, su textura, algo que lo obligó a ceder. Cerró sus ojos y se dejó llevar.
Parecía que su cuerpo flotaba mientras Stiles lo sujetaba de su barbilla. Instintivamente, rodeó las caderas del muchacho y lo acercó. Se sentía tan... diferente, algo que nunca había probado... y le gustaba.
Antes de seguir, sintió una punzada en el cuello. Se apartó. Stiles se estaba riendo y su mano derecha apretaba una zona de su cuello. Su cuerpo entero de paralizó. Sintió cómo sus piernas cedían y caía al piso. Stiles continuaba sonriendo, sus párpados se sentían cómo pesas. Cerró sus ojos y todo quedó en completa oscuridad.

Stuart observó cómo Derek caía al piso y cerraba sus ojos. Sacó sus lentes de su bolsillo y se los puso. Casi los atrapaba. Alguien se rió a su espalda. Volteó y dentro de la casa, estaba ella.
—Cállate—dijo automáticamente.
— ¡Besaste a un chico! No me lo puedo creer—aplaudió ruidosamente—Stuart Towmbly, te superaste a ti mismo.
Ya no reía a carcajadas, pero aún sonreía—Deja de ser tan molesta y recuérdame porqué esta vergüenza de hombre lobo es tan importante.
Ella salió de la casa y se paró junto al inconsciente y desnudo Derek—Créeme: el lobo Hale y la chica pelirroja son importantes. Son la razón de vida para el chico Stilinski. Sólo nos falta una persona más.
—La chica coyote—Stuart se adelantó—, ella es su novia, después de todo.
Ella bufó— ¿Estás jugando, verdad? La coyote es la menos importante en la vida del muchacho. Cuándo aprendas a leer los sentimientos de las personas me entenderás. Necesitamos a los tres principales en la vida de Stiles. Tenemos a dos, necesitamos a uno.
—McCall.
—Correcto. —Ella se agachó y tomó a Derek por los hombros—Mientras tanto, muévete y ayúdame a llevarlo al maletero del auto: al cadáver de la pelirroja le encantaría un poco de compañía.

Mi reflejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora