Papá, soy gay.

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-Y creo que, no sé, puede que haya tomado un elixir de inmortalidad l algo así-decía Malia-. Debe tener al menos cuarenta y siete años ¿Cómo es posible que se vea tan joven?

Stiles parpadeó. Apenas prestaba atención a las palabras de su novia. Solo pudo recordar «Stuart» «Idiota» y «elixir de inmortalidad.» Acababan de llegar a la escuela. Había nieve falsa esparcida en las escaleras, unas cuantas guirnaldas colocadas en la puerta y algunas ventanas.

-Para ser un villano, hizo un buen trabajo-se oyó decir a sí mismo inconscientemente.

Malia abrazó su antebrazo-No te preocupes. Kira y Liam ya están dentro, y Lydia vendrá en un rato.

-Tienes razón-dijo y besó su cabeza.

Disfrutar. Es debía hacer: disfrutar. No drama adolescente, no crisis de sexualidad, no Stuart. Sólo él, su novia y amigos. Perfecto. Incluso si Lydia no quería verlo, eso no lo detendría.

-Realmente necesitas recuperar tu Jeep-añadió Malia.

Él no respondió. Llegaron a las escaleras y, justo a un costado de la edificación, divisó el auto policial de su papá. Las luces estaban apagadas y la tenue luz de luna no ayudaba lo suficientemente cómo para ver si su padre estaba o no en el vehículo.

Un recuerdo explotó en su mente.

-Pudiste ser más delicado ¿Sabes?-dijo Stiles mientras se ponía una remera fresca-. El trasero me dolerá por toda la vida.

Derek río desde su cama, aún estaba desnudo y sólo una sábana blanca cubría sus partes privadas.

-Lo amaste. Yo sé que sí-dijo, todavía con una sonrisa amplia en su rostro-. ¿Por qué debes irte tan temprano? Con todo éste tiempo podríamos repetir...

-Ni lo pienses-le cortó, mientras volteaba hacía la ventana-. Debemos aclarar las cosas con Malia. TÚ prima. -Lo miró otra vez-Hasta entonces, podemos dormir juntos. Sólo eso: dormir.

Derek gimió. Se levantó de la cama y fue hasta él. Envolvió sus brazos en la cintura de Stiles, comenzó a depositar besos pequeños en cada lunar que tenía en el cuello.

-Estás desnudo.

-Estoy desnudo-recalcó.

-Está desnudo-añadió una tercera voz. Una gruesa, molesta e irritada voz.

Stiles miró la puerta: su padre estaba parado en el umbral, con su uniforme y cinturón de policía. Había un polvo gris asomándose por entre sus dedos. Ceniza de montaña. Bajó la mirada al piso, la gruesa línea que estaba hace unos segundos, ahora tenía tres marcas en ella, marcas dedos; cómo si la hubiesen restregado. No fue difícil unir los puntos:

-Rompiste el sello-articuló Derek, su tono aún era de sorpresa.

Stiles se paró frente a Derek y extendió sus brazos, formando una especie de escudo humano.

-Papá, no es lo que parece.

Al momento de decirlo, se odió a sí mismo ¿«No es lo que parece»? La oración parecía sacada de una película ochentera.

Los ojos de su padre vacilaron- ¿Seguro Stiles? Porque acabo de ver lo que te hacía. Sé exactamente lo que parece.

Su tono no proyectaba enojo, ira, o cualquier otro sentimiento de molestia, y era eso, lo que lo hacía más espeluznante.

Derek dio un paso adelante-Sheriff, puedo explicarlo.

Eso también parecía muy ochentero.

Mi reflejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora