Perfecto

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—Solamente llamaba para saber cómo iba todo por ahí —le dijo Myriam después de que saludarlo.

—Hola, amor. Todo va estupendamente. Perfecto —colgó las dos perchas que tenía en la mano y regresó hasta el porta trajes para buscar las que quedaban—. ¿Por allí como va todo?

—Bien. Se hizo un poco más largo de lo que pensé que sería. Esperaba poder estar ayudándote allí a esta hora.

—No te preocupes, Myriam, lo tengo bajo control. Además no hay prisas. De a poco iré acomodando cada cosa en su sitio.

—No permitiré que vivas otra vez por tres meses con cajas por el camino. ¿O es que no quieres terminar de desempacar porque...?

—No me arrepiento de haberme mudado aquí, Myriam. No buscaré otro sitio. Hoy me di una ducha y tal como lo vimos en todas las ocasiones que vinimos a visitar el piso, la presión de agua es increíble. Todos los tomacorrientes que he probado hasta ahora funcionan y por lo pronto no se me ha caído ninguna pared encima. Ya guardé la vajilla en los armarios de la cocina y todos siguen en pie. Relájate, por favor, aquí todo va perfectamente bien. Ahora mismo estoy acomodando mi ropa en el vestidor y ya el he quitado los plásticos a los muebles que faltaban desempacar. La persona que vendrá a colgar las lámparas y los cuadros me confirmó hace un rato que estará aquí mañana a las ocho por lo que no me quedará más remedio que madrugar pero al menos logré convencerlo de que me de una mano para colgar el televisor de mi habitación y para correr el espejo hasta la sala de estar, me pareció buena idea colocarlo en el extremo libre para que se refleje la chimenea del otro lado.

—Bien, buena idea, supongo que quedará bien. ¿Almorzaste ya?

—Pedí una pizza.

—Hugo —lo reprendió ella—. Debiste salir a comprar comida, quedamos en que irías de compras.

—Quizá más tarde, siquiera me visto. Desperté a las once y media muerto de hambre. No tenía ganas de vestirme y de salir a perder el tiempo. Mientras la esperaba, empecé a hacer orden.

—En cuanto acabe aquí voy para allí y vamos al supermercado.

—¿No tenías que terminar de preparar un informe para mañana?

—Lo haré en la noche.

—Myriam, de verdad que no es necesario que vengas hoy, lo tengo bajo control.

—No cenarás los restos de la pizza.

—Pero si todavía me queda media. No la tiraré a la basura.

—Hugo.

—Por un día que me salga de la dieta no pasa nada.

—No pasa de mañana, ¿me oyes Hugo? Mañana a más tardar a media tarde estoy por allí, que a las dos voy a buscar las canastas. Procura no desayunar pizza fría mañana. Al menos ve a buscar algo de leche y fruta.

—Tal vez más tarde cuando termine aquí. Creo que había un almacén orgánico aquí a dos calles, veré si está abierto. De cualquier modo no puedo asegurarte que salga—. Colgó las otras tres perchas del barral y fue hasta el porta trajes que contenía una docena de sus camisas—. Mi prioridad es ver el piso acomodado. Verás que para mañana tendrá más forma. Todavía no puedo creer el haber amanecido aquí, fue perfecto—. Iba a levantar el porta trajes del piso para colocarlo sobre el mueble en el centro del espacio que hacia las veces de mesa de apoyo pero se detuvo obnubilado por el espacio que lo rodeaba, por la luz que entraba por la ventana y la que llegaba desde la habitación por la amplia entrada.

Su hogar.

—¿Hugo?

Viviría allí, el sitio era suyo.

La vida en el cuarto piso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora