—¿Te vas?
—A más tardar estaré de regreso el miércoles al mediodía.
Myriam no le quitó la vista de encima.
—¿Y él te acompañará?
—Sí, acaba de cerrar un negocio y quiere tomarse unos días de descanso. Además el martes es su cumpleaños—. En cuanto acabó de mencionar eso último, entendió por la mueca en el rostro de Myriam que no debió hacerlo.
—¿Y se larga contigo? ¿Va algún amigo de él también?
—No, solamente nosotros dos.
—¿Y su familia no...?
—Teo no tiene relación con su familia. Vamos a descansar, nada más.
Myriam alzó su copa de vino blanco más el cristal nunca tocó sus labios.
—Tal parece que ustedes dos se llevan bien.
—Es un sujeto agradable —se limitó a decir bajando la vista a su ensalada.
—Sí, y por lo que mencionaste, te apoya con lo de Astra—. El noto de su voz terminó de derivar en aquel que empelaba cuando se enojaba con él. Había confirmado en la tarde la reserva para el lunes en la noche y Teo ya estaba al tanto de que la cabaña sería de ellos hasta el miércoles por la mañana.
No lo veía desde la noche anterior sin embargo Teo le había dado el ok y le había confirmado que consiguiera cadenas para los neumáticos para estar listos en el caso de que se encontraran con mucha nieve. Por lo visto, pese a la fricción que flotara entre ambos cuando se despidieran, el plan seguía su curso. No por eso estaba menos nervioso. Teo le había dicho que podían ser amigos; eso no era suficiente para él.
Por supuesto Myriam no tenía idea. De Teo poco y nada le contara, incluido el que Teo no se hablaba con sus padres y el hecho de que hubiese perdido a su hermana menor o el que su hermano mayor fuera un salvaje con él; simplemente no quería escuchar nada que Myriam tuviese que decir de Teo porque no le correspondía, ella no lo conocía y no estaba muy seguro de desear fomentar una presentación entre ambos.
Y por supuesto, sí mencionó que lo apoyaba con Astra solamente para molestarla, para hacerle entender que incluso un desconocido creía que él podía hacerlo bien, que aquello era buena idea, por no decir una oportunidad única.
Lo había dicho para que ella se sintiese culpable. Ahora se arrepentía de haberlo mencionado.
—Leyó el libro. Cree que es una historia que debe ser contada—. No fueron exactamente esas las palabras mas Teo había sido casi igual de breve. Anoche no había querido discutir demasiado sobre Astra y a decir verdad a él tampoco se le antojaba conversar sobre Astra frente a toda aquella gente.
—En resumen, van los dos solos.
—Sí. Teo conducirá. Tiene camioneta, ya consiguió cadenas por las dudas nos topemos con mucha nieve.
—Ah, bien—. Al fin, Myriam bebió de su copa y la bajó frente a su plato—. Deberíamos salir a cenar los tres un día. Todavía siquiera me lo cruzo en él elevador.
—Teo trabaja mucho.
—¿Le gustó la canasta?
—Hasta lo que entiendo sí.
Fue a recoger en su tenedor un poco más de ensalada y ella al instante volvió a la carga.
—¿Qué dicen tus padres de Astra?
—Todavía no les cuento.
—¿Cuándo firmarás?
—Entre el jueves y el viernes, supongo. El contrato es estupendo. Con Luka pedimos algunos cambios y accedieron. Con este contrato saltaré al primer puesto de los actores mejores pagos —comentó solamente por desviar la atención y el rostro de Myriam se agrió todavía más.
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La vida en el cuarto piso.
General FictionEn cuanto Hugo se mudó al quinto piso, quedó convencido de que su vida al fin se encaminaba por la vía correcto, viendo su carrera de actor dar el paso definitivo hacia ser visto como alguien capaz de interpretar roles serios y con significado; y su...