12. •La despedida•

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Cuando vi que la señora Müller se dirigió hacia la mansión inmediatamente cerré la puerta.

- Ve a esconderte Brahms.

- ¿Por qué?

- ¿Cómo que por qué? la señora viene para acá y nadie te puede ver.

Brahms obedeció y se metió a los pasadizos, yo fui rápidamente a la sala para revisar que no hubiera ni una sola mancha de la sangre que había sido derramada.

Ocurrió lo ya esperado, tocaron el timbre de la mansión, me dirigí hacia la puerta y abrí.

- Señora Müller, que sorpresa verla aquí. —-sonreí forzadamente—-

- Es un gusto volver a verte querida, pero por favor no me llames señora, llámame Amelia.

- De acuerdo, Amelia ¿Ha que viene tu visita?

- ¿Puedo pasar? Es un tema bastante serio.

- Claro, pasa por favor. —-le cedí el paso y cerré la puerta—-

Le indique a Amelia que fuera a sentarse al comedor, que ahí platicaríamos.

- ¿Qué sucede?

- Antes que nada, se lo qué pasó con William en la universidad.

- ¿En serio? —-dije sorprendida—-

- Sí, créeme que lamento la aberración que hizo mi hijo, no tiene justificación, estoy muy apenada.
—-dijo mirando hacia el piso—-

- Fueron actos de tu hijo, no tuyos.

- Lo sé, pero me imagino como debiste sentirte.

- En verdad, esto no es necesario.

- Esta bien mi niña, pero también vine por algo más.

- ¿Qué es?

- William me comentó sobre lo que había hecho, se supone que vendría a disculparse contigo hace unos días, pero después volvió a la casa y estaba totalmente golpeado.

- ¿Él está bien?

- Estable, digámoslo así.

- Bueno Amelia, es cierto, vino aquí y habló conmigo, quedamos en buenos términos e incluso le ofrecí que mi chofer lo llevara hasta donde él quisiera, pero no acepto.

Claro que estaba mintiendo, todo lo que decía era una mentira asquerosa para que no se supiera que en realidad él ya estaba muerto.

- Ese día tuvimos que llevarlo de urgencia al hospital, al día siguiente lo dieron de alta, pero William insistió con volver a verte.

- Pues no, él no volvió a venir aquí.

- ¿No te llamo o algo parecido?

- Lo siento Amelia, pero no.

-Entiendo —-escurrió una lágrima de su mejilla—- tenía la esperanza de que supieras algo de mi hijo.

Dulce obsesión → Brahms Heelshire ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora