Cuando crees que las cosas van mal, podrían ponerse peor, gracias a tragedias transcurridas en tu vida decides mudarte a Inglaterra para encontrar un nuevo y mejor futuro, sin embargo, te darás cuenta que tu objetivo ha sido pisoteado por un secreto...
Desperté en mi cama, el recuerdo de la cena de ayer era borroso, solo sé con certeza que me alteré demasiado por la idea tan estupida que tuvo Brahms de regresar a ese maldito muñeco, me dió un poco de agua y quedé inconsciente.
Mi cuerpo por alguna razón está adolorido y tiene marcas rojas en los brazos, honestamente me da miedo lo que la mente de Brahms pueda pensar o lo que hizo con mi cuerpo mientras yo no tenía conocimiento de lo que sucedía, me levanté de la cama con cuidado para llevarme la terrible sorpresa.
Maldita sea.
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- ¡Brahms Heelshire! ¡No puedo creer que pienses que voy a caer en tu juego de mierda! —-grité molesta—-
No recibí ningún tipo de respuesta, tampoco se escuchaban ruidos externos a la habitación; salí de esta y fui observando los pasillos con detalle, hasta que llegue a las escaleras, bajeé por ellas, entré a la cocina para revisar el refrigerador, tenía demasiada hambre.
Había demasiada lasaña aún, así que tomé un trozo, lo calenté y lo serví, también tomé un vaso con agua y me senté a desayunar. Se sentía muy raro no estar acompañada por Brahms, pero intenté ignorar esos sentimientos hasta que él se dignara a aparecer otra vez. Mientras comía escuché un fuerte ruido en la parte de arriba, me espanté por lo inesperado que fue, salí de la cocina y me dirigí rápidamente a la parte de arriba; Me encontré con el muñeco sentado en el suelo en medio del pasillo, con la lista de reglas que me mostraron los señores Heelshire hace tiempo, cuando me acerqué más para levantar al muñeco me percaté que había una hoja con pintura roja que decía:
"Sigue las reglas o no saldrás viva de aquí"
No puedo describir mi cara en este momento, sentí escalofríos, terror, sentía como mis piernas se debilitaban, mis brazos y manos temblando, quería huir, huir muy lejos ¿pero de que serviría? Soy una marioneta, su marioneta.
Estos días fueron muy extraños, antier estábamos teniendo intimidad, ayer me amarra y me deja inconsciente, y hoy... me trata nuevamente como un objeto. ¿Quién puede estar con alguien así?
Tomé al muñeco entre mis brazos y lo lleve a su habitación para cambiarlo a la pijama, aún era temprano, pero me hacía sentir algo verlo con la misma ropa con la que lo vi la última vez.
- ¿Esto quieres Brahms? —- dije en voz alta —- Perfecto ¡lo tendrás!
Continué vistiendo al muñeco, cuando concluí me dirigí al pequeño estante con libros que tenía Brahms en la habitación, saqué el cuento "Caperucita Roja".
