Capítulo 7

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La chica rubia no volvió al colegio al día siguiente. Mejor así; le hubiera partido la cara de haber venido. Gerald se había conseguido un asiento a mi lado y me sonreía cada que volteaba en su dirección. Desde que él es mi amigo soy más feliz, supongo que como jamás había tenido uno la sensación era nueva y espectacular. Volví a usar el Bloqueo de segundo plano y comencé a dibujar a Gerald. Él estaba prestando atención a la clase, pero se veía que le aburría: tenía la cabeza apoyada sobre una palma y miraba de forma perdida al pizarrón.
Al terminar la última clase mi dibujo estaba terminado, así que lo guardé antes de que él se diera cuenta.

- ¿Sabes? Aunque uses Bloqueo puedo escuchar tus pensamientos. Yo también lo uso a veces, pero me gusta poder aparentar que me importa lo que la maestra explica.

Dijo. Lo volteé a ver y noté que me veía de forma penetrante, con una sonrisa grabada en su rostro. Abrí los ojos como plato y comencé a tartamudear.

- ¿Co-como sabes lo de Bloqueo?

- Bloqueo viene con Intelecto: por ejemplo, con Intelecto puedo hacer bloqueo de mi propia mente, hacer flotar cosas, leer la mente de las personas y resolver operaciones como calculadora. ¿No lo sabías? No todo lo que puedes hacer es un gen, sino que es algo que puedes hacer gracias a la modificación del mismo. ¿Entiendes?

Asentí, casi incapaz de decir palabra. Lo miré con una sonrisa sincera y le mostré el dibujo, preparada para sus burlas sobre lo horrible que era, pero en cambio escuché una exclamación de asombro.

- Dibujas. . . Fenomenal.

Dijo, los ojos abiertos como platos. Sonreí, sintiendo el rubor en mis mejillas y una pizca de orgullo que jamás había sentido antes. Agradecí el piropo y salimos juntos, hablando sobre clases de dibujo particulares que le podría dar. Después de un rato de caminar pasamos frente a una barbería y le sonreí pícara.

- ¡Ah, no! Puedo leer tu pensamiento y no estoy de acuerdo. Me gusta tal y como está, así que vete deshaciendo de la idea.

Dijo, pero lo tomé de la mano y lo arrastré hasta la barbería haciendo uso de Fuerza. Cuando llegamos y pedí un corte para Gerald, el barbero dio un respingo al ver el cabello de mi amigo. A la fuerza lo senté en una de las sillas y le dije al barbero que lo hiciera ver guapo. Cuando estuvo bien asegurado a la silla me dirigí a la sala de espera. Tomé mi celular y le avisé al profesor que nos quedaríamos un rato fuera, que no nos esperara mucho tiempo.

Las revistas en la sala de espera eran muy aburridas, pero lo suficientemente entretenidas para abstenerme de mirar a Gerald. Quería que su transformación fuera una sorpresa. Después de una media hora el barbero me llamó.

- Está listo joven; son ochenta pesos.

Dijo. Rebusqué en mi bolsa y saqué un billete de cien, pidiéndole que me diera el cambio. El barbero se retiró para recoger el cambio y yo me quedé con Gerald. La diferencia era enorme: ahora sus ojos lucían y brillaban con fuerza, dándoles un color dorado espectacular. Sus facciones se volvieron más agudas, más apuesto. Seguía teniendo el flequillo, pero más corto que le proporcionaba una apariencia sexy y descansada, fresca y nueva.
Debí de haberlo mirado por demasiado tiempo, por que se sonrojó violentamente.

- Ya sé, me veo horrible.

Se cubrió el rostro con las manos, pero lo tomé de las muñecas y le regalé una pequeña sonrisa, acompañada con un sonrojo ligero.

- Te ves. . . Guapo.

Contesté, peinando un poco con los dedos su cabello. Él sonrió de oreja a oreja. El barbero nos dio el cambio y salimos de allí conversando del nuevo corte, él preguntándome cómo se veía. Le prometí que llegando a mi casa se vería en un espejo, pero que prefería que fuera una sorpresa para él.

Genetics: Genéticamente AlteradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora