Capítulo 8

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Jamás había escuchado un silencio más cómodo, más amistoso que el que reinó aquella tarde. Después de aquel momento hice lo que había prometido; colgué ambos dibujos a la cabecera de mi cama. Los contemplamos por un tiempo hasta que el profesor nos llamó desde abajo, diciendo que la comida estaba lista.

- ¿Mañana haremos lo mismo?

Preguntó Gerald. Asentí, dejando que la sonrisa que se plasmó en mi rostro a continuación durara todo lo que mis mejillas soportaran. Quisiera que todos los días fueran igual a este, igual de bellos y llenos de significado. Si bien he de vivir mi vida escondida tras una máscara y un nombre, puedo soportarlo si los tengo a ellos dos.
***
Cuando la alarma sonó escuché el gruñido de desacuerdo de Gerald. Se suponía que anoche había desactivado la alarma, ya que hoy sería sábado y no había necesidad de levantarse temprano. Apagué el despertador instantáneamente y me disculpé con voz somnolienta. Uno que otro rayo de sol se colaba por la cortina que cubría la ventana, proyectando sombras y colores preciosos a la pared opuesta.

- Abril. . . Es demasiado temprano.

Gimió Gerald. Reí y me levanté, tomando el primer lugar del día en la bañera. Mientras me bañaba pensaba en lo que ha pasado, en toda la información que hemos obtenido; no es normal que posea todas las alteraciones, el hermano de mi mejor amigo está en las instalaciones de algún centro experimental, puedo des-habilitar cámaras con la mente, y lo que nadie ha dicho pero que sin duda es evidente: que me buscan a mí. Después de aquel video de seguridad es claro que no solo poseo uno; afortunadamente para mí, no hay suficientes pruebas para incriminarme, solo es de esperar que las autoridades intenten recabar más información.

¿Y si no les importa?

¿Qué si no les importa tan solo irrumpir en mi casa y llevarme lejos? A estas alturas pueden ser capaces. . . Pero eso no es posible, el video puede mostrar que tengo un poco más de fuerza, pero eso es todo ¿no? Seguramente solo estoy siendo paranoica y todo este complot raro está en mi mente. No hay manera que puedan saber lo que soy.

Al llegar a aquella conclusión cerré la llave y salí del baño suspirando. A pesar de intentar convencerme de que no era posible que eso pasara seguía sintiendo cierta opresión en mi pecho. Con cuidado de no despertar a Gerald tomé algo de ropa y me cambié en el baño. Al salir me senté en una silla y tomé mi cuaderno de dibujos. Comencé a dibujar a mi amigo mientras dormía, observando su relajado y apuesto rostro con atención y dibujándolo tal y como lo veía.

Al terminar, lo guardé bajo mi almohada. Gerald dormía con la gracia de un oso hibernando, por lo que dejé de preocuparme si lo despertaba o no.

- Profesor, ¿podría preparar Hot Cakes de nuevo? Es que se me antojaron. . . .

Pedí mientras bajaba las escaleras. Cuando llegué a la planta baja me recibió un seco y denso silencio. Me pareció sumamente extraño, ya que se suponía que el Profesor estaba despierto a las cinco de la mañana. Di un vistazo a toda la planta baja con Vosión y sentí un nudo en la garganta; no había absolutamente nadie.

- ¿Profesor? ¿Está usted aquí?

Pregunté en voz alta, dirigiéndome con el corazón en un puño hacia el laboratorio. Al abrir la puerta sentí que mi corazón daba un vuelco; allí no había nadie, la silla que el Profesor usaba estaba vacía y no parecían haber avances nuevos de su investigación.

Salí de aquella habitación con la respiración un tanto alterada. Agucé el oído por si escuchaba algún sonido raro que delatara al Profesor. . . . O a alguien más.

De pronto de la planta de arriba se escuchó un golpe sordo. Usé Velocidad y corrí escaleras arriba, sintiendo un mal presentimiento azotar mi pecho.

Pronto llegué a la habitación de donde el sonido pareció provenir y ahogué un grito al comprobar que era la misma en donde había estado Gerald mientras yo había bajado. Puse una temblorosa mano en el pomo de la puerta y la abrí; lo que vi hizo que mis ojos comenzaran a llorar.

Ante mí estaba un grupo de personas con trajes de policía local, aproximadamente unos cinco. Entre estos estaban dos hombres que usaban batas blancas y cargaban con una libreta y lápices. Y, de rodillas frente a ellos y mirando a la puerta estaban el Profesor y Gerald, el segundo inconsciente.

- Muy buenos días, joven Medina. Hemos venido por usted; le pido que abstenga de resistirse, o habrán consecuencias.

Dijo una voz grave que provenía de detrás de la multitud. Los científicos se hicieron a un lado y dejaron pasar a un hombre que, al verlo, heló la sangre de todo mi cuerpo. Tenía la mirada más fría y malvada que jamás había visto, de fríos ojos azules que tiraban más al blanco gélido. Una sonrisa cruzaba su rostro lleno de cicatrices, contando con una especialmente grande que recorría la mitad de su rostro.

Agucé Visión y el oído, preparada por cualquier emboscada. Mi avanzado oído captó movimiento a mi espalda, por lo que me limité a golpear a la persona con el codo y aprisionarlo con mi brazo derecho por el cuello. Resultó ser que era la misma niña rubia que había tratado de entregar el video de nosotros. La fulmine con la mirada, encantada de sólo pensar que si me daban una razón podría romper su cuello.

- Que pena que haya decidido hacer eso, joven Medina. Me temo que me ha llevado al extremo.

Dijo el hombre, acentuando su sonrisa como si hubiera deseado que hiciese eso. De la nada saltó sobre Gerald y lo tomó por la espalda, posando una daga afilada contra su cuello. Lo tenía fuertemente aferrado y apretaba el cuchillo con fuerza, como si no pudiera esperar para degollarlo. Gerald seguía inconsciente, ni el zarandeo ni el filo habían logrado despertarlo.

- No te atreverías.

Dije, entrecerrando los ojos y aferrando a la chica rubia con fuerza estranguladora. El hombre, por su parte, acentuó la fuerza del cuchillo, logrando sacarle un hilo delgado de sangre que corrió por su pecho y manchó su pijama. Sentí dolorosas punzadas de miedo en el corazón al ver que a pesar de ello Gerald no se movía.

- Si me entrego. . . ¿Los dejarán ir? ¿Dejarán en paz al profesor y a mi amigo?

Pregunté con voz queda, mirando fijamente al hombre sin aflojar el agarre que tenía del cuello de la chica. El hombre soltó una risotada incrédula, risa que me hizo enfurecer; sentía que se burlaba de mi petición, y tal vez así era.

- Sólo dejaremos ir a este científico, pero te queremos a ti y a este chico. No tienes opción.

Dijo, dibujando con el cuchillo en el cuello de Gerald. Pronto se abrieron pequeños cortes que describían figuras amorfas y dejaban resbalar ligeros y delgados hilos de sangre. Mientras, por mi parte, estaba a punto de hacer que la chica perdiera el conocimiento.

- Esto está tardando demasiado.

Dijo el hombre, chasqueando la lengua con frustración. Compuse una sonrisa al ver que lograba desesperarlo, pero lo que pasó a continuación me la borró en segundos.
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Y aquí termina el especial de tres capítulos de Genetis!!! *aplaude como foca* y tranquilos. Todavía fajara muchas batallas por luchar y retos que enfrentar😁 espero que lo disfruten y sigan la aventura junto con Abril😉😉

- Anitabooks~chan

Genetics: Genéticamente AlteradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora