5.Él color de la corbata

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Adrien Agreste estuvo a punto de descubrir que se estaba enamorando de su dulce amiga con beneficio.

Pero también se estaba dando cuenta de lo resbaladizo que podía ser. Para su disgusto, el trabajo conjunto con su Lady Marinette estaba llegando a su fin. Habían pasado dos malditas semanas desde la última vez que la había tenido en sus brazos. Y esta inmensidad de días sin escuchar su dulce voz lo estaba volviendo loco. (su dulce gemido es más específico).

- Ah... - suspiró después del último sorbo de bourbon, apoyándose contra la barra deseando verla.

- Hombre, qué deprimente.

Nino Lahiffe. confidente fiel. Amigo. Una de las únicas personas que Adrien no necesitaba ponerse la máscara del hombre de negocios ideal. Y como buen amigo, conocía los suspiros de Adrien como nadie.

- ¿Es por esa diseñadora de tu padre? ¿Marinette, no es? - La mención de ese nombre hizo que Adrien levantara la cabeza. Y Nino dejó escapar una sonrisa al notar la reacción instintiva de su amigo cuando mencionó el nombre de esa escurridiza dama.

- Como...N-no se de que estas hablando.

- Es más que obvio mi amigo. No suelo juzgar a nadie, pero lo que hay entre ustedes definitivamente no es solo profesional.

- Bueno, a veces tengo la impresión de que lo es - Había cierta tristeza en su discurso.

- Oye oye... no estás enamorado de esta chica, ¿verdad?

- Pero claro que no es eso. - Adrien lo negó rotundamente, pero... ¿era realmente cierto? - Yo solo... no la entiendo, ella es... diferente - Antes de darse cuenta había una sonrisa en sus labios al recordar a su intrigante ladybug.

- Ella debe ser. - insinuó el moreno
mientras se dedicaba a volver a llenar el vaso de Adrien. - Han pasado dos horas aquí en el bar y has despedido a todas las mujeres que se acercaron. Y todos eran de tu tipo.

- ¡Es que... no me llamó ni una vez! - Adrien finalmente se derrumbó en la barra del bar haciendo puchero.

- Oye hombre... - "Estás perdido" pensó al notar el comportamiento de su amigo.

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Unas horas más tarde el sol salió implacable. El día siguiente había llegado con resaca y dolor de cabeza para Adrien. Y seguramente las cosas no iban a mejorar estando en una reunión con su padre. Su conversación parecía ensayada, escrita monótonamente como una computadora. Frío y serio, Gabriel Agreste seguía tratando a su hijo como cualquier otro empleado.

- Es bastante inusual que me llames temprano.

- Necesito que me acompañes en un viaje de negocios. - declaró sin darle a Adrien ninguna posibilidad de pretextos, como siempre lo hacía. Adrien odiaba ese tono autoritario de su antecesor.

- Bien. - dijo sin desgana.

Un viaje era ahora lo último que necesitaba, lo único que deseaba era poder acercarse a su compañera, de hecho el motivo de haber ido a la sede de la Impresa sin cuestionarlo era precisamente la esperanza de encontrarla allí.

Desafortunadamente, todo lo que encontró fue la propuesta de pasar 2 probables semanas fuera, pero ya había aprendido desde que era un niño que sus deseos simplemente no importaban. No para Gabriel Agreste.

- Discúlpeme señor....- Un suspiro momentáneo. Eso es lo que refunfuñó Adrien en cuanto la talentosa secretaria de su padre los interrumpió - Lamento interrumpirlos. Pero necesito su atención por unos segundos...

Más que amigos, menos que amantes.  (OneShot) adrienette +18 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora