Capítulo 6

1.2K 79 7
                                    

Febrero había alcanzado a los estudiantes y a mí me había convertido en apenas un suspiro de lo que era. Me apoyé contra la pared del despacho de Dumbledore y dejé que me midiera. Toda la pared estaba llena de líneas que marcaban mi estatura desde los once años y hasta ahora a mis dieciséis años.

-Vaya, cariño. Has crecido tres centímetros, ahora alcanzas el metro con sesenta.

-Sigo siendo pequeña.

-Si fueras más grande, serías mitad gigante.

Me senté de vuelta en la silla frente a su escritorio y crucé mis manos sobre mis rodillas. La cabeza me daba vueltas, hacía un mes que no hablaba con Tom, él no había insistido en buscarme y cuando me veía en los corredores cambiaba de rumbo. Sus palabras aún rondaban en mi dañado corazón y ese era el mismo motivo por el cual no podía buscarlo.

-¿Qué ocurre, cariño? Te noto desanimada.

-Sólo pienso.

-¿Quisieras compartirme tus pensamientos?

Ladeé la cabeza y lo ví tomar asiento del otro lado del escritorio. Su larga barba se estiraba en una sonrisa y las arrugas en sus ojos me dieron seguridad.

-¿Qué son los horrocruxes?

Su sonrisa cayó y se inclinó sobre el escritorio. Sus ojos alarmantes me sacaron de órbita. ¿Era tan malo?

-¿Dónde escuchaste esa palabra?

-Yo...- una descarga eléctrica me recorrió la médula. Estaba nerviosa y el primer nombre que pude recordar brotó de mis labios.- Lo escuché del profesor Slughorn.

-¿A quién se lo decía?

-No...no lo sé, yo iba de paso por su oficina, no me detuve a escuchar toda la conversación.

Dumbledore se levantó con prisa de su asiento y con un movimiento de su varita echó el pestillo de la puerta. Sabía que no me haría daño, sólo estaba colocando hechizos de protección en su oficina, entre ellos el encantamiento muffliato.

-Profesor...

Volvió a mover su varita y regresó a su asiento. Carraspeó y cruzó sus manos sobre el escritorio.

-Los horrocruxes son objetos malignos. En ellos, un mago o bruja esconde una parte de su alma para alcanzar la inmortalidad.

-¿Es eso posible?

-Lo es, pero no todos los magos conocen esta magia, al menos no los que practican la magia blanca. La creación de un horrocrux permite volver de la muerte si tu cuerpo es destuido, pero la creación de varios te vuelve inmortal.

-¿Cómo se logra?

-Es el precio más alto, Ariadna.

-La muerte.

-Así es, para crear un horrocrux se necesita matar. Cuando asesinas, tu alma se desgarra y se puede introducir en el objeto que elijas.

-¿Y esto tiene consecuencias?

-La magia negra siempre tiene un precio. Mientras más horrocruxes tenga un mago o bruja, peor será su desfiguración física y su humanidad disminuirá.

Pensé en Tom deformando su físico por un objeto de magia negra. No es que ahora fuera muy amable, pero pensar en que podría empeorar su forma de ser me provocó escalofríos.

-Merlín, eso es horrible...

-Te confío esta información con la esperanza de que la uses con sabiduría.- habló seriamente.- No lo comentes con nadie, es magia muy peligrosa, no un chiste. Retiraré el libro de la biblioteca que menciona a los horrocruxes.

CRIMINAL | Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora