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-primera ida al hospital después del incidente del campamento-







Nat dejó caer su ropa por completo, caminando hasta estar sobre la balanza. Todo mientras era observada por el equipo encargado de sus cuidados.

── ¿Y? ¿Cómo es Shigaraki Tomura? ─ una de las enfermeras comenzó a preparar una jeringa.

── Debe ser muy débil como para no haber podido asesinarte ─ otra de las enfermeras se detuvo a su lado, comenzando a revisarla hasta detenerse a unos centímetros de sus pechos ─ Tu padre nos ha dado órdenes de inyectarte tanto medicamento como sea posible, pero de todos modos a la próxima asegúrate de mantenerte a raya si no quieres que a la próxima termines drogada a mitad de la calle.

── No fue mi culpa, reduje la dosis porque me sentía bien haciéndolo, es sencillo. Si no me siento enferma, no tengo porqué consumir las pastillas ─ Nat bajó de la balanza y se colocó la bata colgada a su lado, cubriéndose un poco ─ No es como si lo hubiera hecho para sentirme mal.

── Entonces limitate a seguir las órdenes ─ su padre entró a la habitación, acercándose a ella hasta poder tomarla del mentón, ejerciendo un poco de fuerza ─ Preparen todo para las pruebas, no tenemos tanto tiempo para ti como crees, Nat.

El agarre comenzó a tomar más fuerza, hasta que finalmente se escucho como su mandíbula tronaba. Nat dejó escapar un pequeño suspiro de dolor, que no tardó en ser intercambiado por una cachetada de parte de su padre.

── No pienso seguir tomando las pastillas ─ confesó Nat ─ No es cómodo tomar pastillas que sólo producen un efecto de bienestar en mi, cuando no siquiera son las encargadas de provocarlo.

── Cierra la boca, Nat. Tienes prohibido usar la regeneración dentro de este lugar.

── ¡Pero, papá, si sigo tomando esas pastillas terminaré por... ─ las quejas de Nat fueron calladas con otra cachetada de parte de su padre, las enfermeras no pudieron hacer más que bajar la mirada para observar los zapatos iguales que llevaba.

No sólo no había tomado las pastillas, sino que parecía haber dejado de lado un par de dosis de las inyecciones.

── Señor...─ la enfermera menor sujetó la mano de su compañera, con una mirada suplicante. Si decían ese pequeño detalle, Nat no sería la única que sería expuesta a los experimentos de su padre ─ Creo que es suficiente con las dosis que hemos aplicado, la señorita Nat sólo se salto el tomar un par de pastillas, pero está bien en todo lo demás. Ya nosotras nos encargamos de todas las pruebas, no es necesario que la señorita permanezca más tiempo aquí.

Nat sonrió un poco, sin dejar de sentir el ardor en su mejilla.

── Vístete y largate de aquí, Nagase ─ el hombre salió de la habitación.

── Gracias... ─ Nat corrió al baño en busca de un cambio de ropa, ya había pasado demasiado tiempo desde que se había acostumbrado a que las enfermeras en turno vieran como se quitaba toda la ropa hasta quedar desnuda, pero seguía sintiéndose incomoda cuando sentía aquellas miradas de lástima.

La bata cayó al suelo y Nat salió del baño ya con la ropa nueva puesta, corrió hasta estar frente a sus zapatos y se los puso, buscó su sudadera y al hallarla, se la puso rápidamente.

── Será mejor que vuelva hasta dentro de una semana, señorita Nat.

── Volveré mañana.

Nat salió de ahí conteniendo sus lágrimas y sintiendo como su cuerpo se tambaleaba de lado a lado, pero al pasar por una heladería sólo pensó en detenerse para comprar el helado que había prometido.

Su descanso tendría que esperar sólo un poco más.







Su descanso tendría que esperar sólo un poco más

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away ━━━ Tomura Shigaraki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora