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── ¿Por qué tenemos que ser diez, Dabi? ─ Nat se sentó frente a los villanos, observando desde la lejanía el campamento en el que los alumnos de la UA se encontraban.
── Deja de preguntar mierdas ─ el de don de fuego se dio la vuelta, evitando al resto del equipo para caminar por los lugares cercanos.
── Yah, Nat. ¡Dabi dijo que necesitamos calidad antes que cantidad! ─ Himiko corrió a su lado, tomando asiento y apoyándose sobre su hombro para ver lo mismo que ella.
Su cercanía me incómoda.
Nat asintió y dirigió su mano derecha al hombro de Toga, dando un par de palmaditas con una sonrisa ── Dabi debería integrarse más a nosotros, ¿no crees, Toga?
La rubia asintió de forma energética, sin dejar de observar el lugar.
── Spinner ─ Nat llamó ─ ¿Por qué no tomas asiento? Aquí caben los diez que Dabi quiere en el lugar.
── ¡Todos deberíamos esperar a Kurogiri, Nat! ─ ambas mujeres se vieron y asintieron, a unos metros, la tercer chica del grupo las veía las veía.
── ¡Magne, tengo otro hombro para que duermas!
Tal vez no es tan malo relacionarme con el resto.
La mencionada se acercó a pasos silenciosos y tomó asiento al lado izquierdo de Nat ── Si atrapamos a Katsuki, ¡iré a comprar helados para todos!
El resto del equipo me da asco, ojalá se mueran mañana.
Nat comenzó a contar los segundos que habían pasado desde que Magne tomó asiento, llevaba media hora de retraso en sus medicamentos, pero no podía interesarle menos. Aquella sensación en su pecho comenzaba a parecerle cómoda, podía estar así todo el tiempo que se le permitiera, sólo quería permanecer a un lado de aquel par que comenzaba a abrirse paso dentro de sí. Tal vez ninguna de las dos le daba el asco que ella quería tenerles.
Tal vez todo había sido una distorsión provocada por su padre para impedir que se sintiera cómoda con la compañía de villanos.
Porque Nat comenzaba a sentir la calidez de las personas a sus lados, una calidez que había deseado con recuperar desde que había sido tomada por el gobierno siendo una niña.
Nat tenía un nido de emociones que creía no sé trataban más de un malestar.
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