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── Si quieres seguir vivo, lo mejor que puedes hacer es seguirnos la corriente, Katsuki ─ Nat dejó sobre la barra las cosas que había ido a comprar, sonriendo al ver a Magne ─ Traje el helado.
Los ojos de Nat comenzaron a moverse por el lugar, buscando únicamente al hombre por el que había entrado a la liga, Shigaraki Tomura no se encontraba ahí. Un suspiro salió de los labios secos de Nat, provocando un quejido de dolor mínimo de su parte. No sólo había ido a comprar helado, tardarse dos horas en ir sólo por helado no era una de sus cosas favoritas, pero ir a ver a su padre a veces si le gustaba.
La respuesta después de la acusación por las pastillas que Twice se había encargado de tirar encima de ella el día anterior no había dejado nada más que un mal sabor de boca en Nat, esa respuesta no sólo no era lo que quería, sino que, quería al menos una felicitación de parte de su padre por haber conseguido la confianza de algunos integrantes de la liga. Tal vez, si en lugar de aquella cachetada hubiera recibido un abrazo y un elogio de su parte, en ese momento ya todos tendrían la ubicación del bar y por tanto, la de Katsuki Bakugo.
── Tus padres están buscándote como locos, Katsuki. ─ Nat tomó asiento frente a la barra, dándole la espalda al rubio ─ Tienes razón, no sólo ellos estaba preocupados por ti, todos lo están.
Magne colocó frente a Nat una copa con algo del helado que había traído, a lo que la menor no pudo evitar sonreír y darse rápidamente la vuelta con la copa en mano, observando a Katsuki.
── ¿Quieres helado?
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