Capítulo 2: Truth in lies

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Harry estaba en conflicto. Cuando Ron y Hermione habían preguntado por la "lección" con Snape, habían creído su mentira a medias sin dudarlo. En todo caso, parecía importarles menos que nada. Ron, comprensiblemente estaba preocupado por su padre, pero Hermione estaba empeñada en algún club de defensa que debía dirigir.

-Harry, no estamos aprendiendo nada sobre cómo defendernos con Umbitch-, espetó Hermione por tercera vez esa mañana. -Necesitamos a alguien que nos enseñe y tú eres el mejor en DADA-.

-No tengo ningún interés en enseñar a otras personas, Mione-, respondió. -Si la gente realmente quiere saber, hay mil millones de libros diferentes sobre ello y Hogsmeade tiene muchos lugares para practicar-.

-Harry, no puedes quedarte sentado y dejar que Umbitch gane-.

-Tengo quince años, Mione. No tengo ningún interés en ser profesor cuando ni siquiera me he graduado-.

Se levantó y salió del gran Comedor, abandonando cualquier pensamiento de hambre. Se dirigió a Pociones y trató de ignorar la sensación punzante en sus entrañas. Algo estaba mal. Dumbledore lo evitaba como la peste, Snape no había sido un imbécil desde la primera "lección" y sus amigos estaban siendo... extraños. Sacudió la cabeza. Su instinto aún no se había equivocado.

Snape se deslizó hacia él y apenas reaccionó. El profesor no había sido un imbécilpero eso no significaba que le gustara el murciélago.

-Potter, creo que nunca has llegado tan temprano a una de mis lecciones. Seguramente mi presencia no es tan intrigante para ti-.

-No, señor. Sólo que no tenía hambre-.

-Ven conmigo-.

Harry suspiró mientras seguía al profesor al aula y era empujado a la silla del profesor detrás del escritorio. Con un chasquido de dedos, apareció un elfo doméstico muy bien cuidado. Snape pidió comida y, cuando llegó, le indicó que se la comiera. Sabiendo que no había escapatoria, Harry empezó a comer mientras Snape preparaba el aula para la lección.

Iba por la mitad de la comida cuando el profesor se apoyó en la pared y se cruzó de brazos.

-¿Eres realmente malo en pociones o sólo te falta esfuerzo en mi clase?-.

Puso los ojos en blanco. -Señor, durante todo el año pasado me preparé pociones de pimienta y después de que asesinaran a Cedric tuve que hacerme Sueño sin Sueño. También corregí el error de Hermione cuando nos hizo multijugos en segundo año-.

-¿Puedo preguntar para qué necesitabas el multijugos?-.

-Pensé que Draco era el heredero de Slytherin. O que sabía quién lo era. No puedo decir que estuviera particularmente involucrado en ese plan. Draco no puede hablar con las serpientes. También les tiene miedo-.

Harry observó cómo una variedad de pensamientos cruzaban el rostro del profesor. Estaba claro que el murciélago no sabía si estaba más impresionado o irritado. Harry no entendía muy bien por qué le confesaba esas cosas a Snape precisamente, pero no se arrepentía. Su tripa estaba más relajada en el aula de pociones de lo que había estado en mucho tiempo. Sintiéndose audaz, se encontró con la mirada de Snape.

-Señor, ¿puedo preguntar por qué se unió a Voldemort en primer lugar?-.

Snape levantó una ceja. -El Señor Oscuro me hizo promesas de poder y aceptación que no había encontrado en ningún otro sitio. Cuando me uní, no estaba ni la mitad de loco ni de violento que ahora-.

-Eso es justo. ¿Puedo preguntarte también si sabes qué era lo que Arthur estaba guardando y que casi lo mata? Es claramente algo importante-.

-La Orden no desea involucrar a los niños-.

-Sin embargo, yo soy el que debe matar a Voldemort. Estoy seguro de que no tengo ni diecisiete ni dieciocho años, profesor-.

Snape consideró eso por un momento antes de recitar un encantamiento silenciador en la habitación. -Hay una profecía. Se refiere a ti y al Señor Tenebroso. Sugiere que uno de ustedes debe matar al otro-.

Harry se puso en pie, con la ira a flor de piel. ¿Tenía que matar a Voldemort por una profecía? Detestaba la adivinación. Pensaba que era falsa. Las cosas se agitaron en la habitación mientras su magia se extendía. Ya odiaba a Dumbledore por la forma en que había reaccionado a las denuncias de abuso, pero ¿insistir en que luchara contra un loco basándose en una sugerencia inventada? Todo su cuerpo temblaba de rabia. ¿Cómo se le permitía a ese hombre dirigir un colegio cuando los ponía en peligro con tanta facilidad? Tomó la poción de la mano de Snape sin cuestionarla y sintió los efectos calmantes casi instantáneamente.

Se sentó pesadamente, con la cabeza golpeando el escritorio. El cansancio superaba a la rabia con la poción Calmante en su organismo. Detestaba a los adultos. Tomaban decisiones más estúpidas con más poder detrás.

-¿Sabe usted quién hizo la profecía, señor?-.

-Creo que fue nuestra propia Trelawney-, respondió Snape, su voz sugería que aún no se había alejado.

Su rabia trató de levantarse de nuevo, pero la poción era demasiado poderosa. Su magia aún crepitaba en el aire, rebelándose contra la idea. Dumbledore tenía mucho que responder, pero no tenía forma de forzar dichas respuestas. También sabía que el director nunca se las daría de buena gana.

Durante el almuerzo, Harry cogió la comida de las cocinas y se la comió en uno de los pasillos. Mientras comía, miró el mapa, observando cómo Ojo Loco y Kingsley aparecían en el despacho del director. También comprobó que el Sapo no se dirigía en su dirección.

-Bueno, si no es...- Comenzó Fred.

-Nuestro Harrykins. Que es un guapo...- Continuó George.

-Precioso...-

-Un hombre brillante como tú...-

-¿Haciendo aquí, solo?-.
Harry levantó la vista del mapa y miró a los gemelos con recelo. No pudo evitar preguntarse si era posible confiar en ellos. Como su instinto no daba señales de alarma, señaló el mapa. Se sentaron a su lado y observaron el despacho del director mientras aparecían otros dos miembros de la Orden.

-Un poco arriesgado tener una reunión de la Orden con el Sapo cerca-, dijo George en voz baja.

-De alguna manera me imagino que Dumbles tiene un plan de escape si se diera el caso-, respondió Harry.

-Lo dices como si fuera una especie de cerebro criminal-, replicó Fred.

Antes de que pudiera replicar, George susurró la frase final mientras Snape se dirigía hacia ellos. Harry suspiró. No le apetecía nada lidiar con el murciélago.

-Señor Potter, nuestra última sesión antes del fin de curso es esta noche después de la cena. No llegue tarde- dijo Snape antes de marcharse.

Harry dejó caer la cabeza contra la pared. Aunque la mitad de las clases con Snape eran sobre Oclumancia, la otra mitad era en la que se veía obligado a hablar sobre el abuso. Siempre era tan agotador, mental y físicamente. George volvió a acceder al mapa y los tres se sentaron en silencio a esperar que la reunión de la Orden se dispersara. Cuando el almuerzo terminó, la reunión aún continuaba. Antes de separarse, Harry agarró a los gemelos por los brazos.

-No se metan con la Orden-, les susurró rápidamente. -Confia en mí en esto-.

Fred y George le miraron extrañados durante unos segundos antes de encogerse de hombros.

-Te tomaremos la palabra, Harry-.

TOUJOURS PUR - A FAMILY SECRETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora