Capítulo 5: Changes

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La realidad volvió lentamente a la cabeza de Harry, sacándolo del dichoso silencio de sus sueños. La cama que tenía debajo era demasiado blanda y las sábanas eran resbaladizas, probablemente de seda. ¿Dónde había ido a parar? Lo último que recordaba era haberse quedado dormido mientras Snape lo sacaba de Gringotts. Sus párpados se abrieron y miró sombríamente un dosel azul noche. Se sentó con cuidado y echó un vistazo a la habitación. Incluso medio ciego, sin sus gafas, pudo darse cuenta de que la habitación estaba decorada de forma pretenciosa. Al girar su mirada, vio el inconfundible brillo del pelo rubio de Malfoy junto a la ventana.

-Todo el mundo se preguntaba cuándo te ibas a despertar-, dijo Draco. -Mamá arrastró a Sirius para una conversación de la que no se me permitió formar parte mientras Severus llevaba a papá a examinar su nueva marca. ¿Cómo estás?-.

Harry frunció el ceño. -Yo... ¿cuánto tiempo estuve dormido?-.

-Algo menos de veinte horas-.

-Yo... todo se siente bastante surrealista. Es absurdo. ¿Cómo puedo haberme convertido en una criatura? ¿Cómo puedo...?-.

Se interrumpió. Los eventos de la bóveda de la familia Black volvieron a él con una venganza. Su estómago se revolvió violentamente. Se había alimentado con la sangre de Sirius. Se llevó una mano a la boca y se apresuró a salir de la cama ridículamente grande antes de atravesar la puerta que conducía al cuarto de baño. Apenas había llegado al inodoro cuando el contenido de su estómago apareció en la taza, manchando la porcelana de rojo, seguido rápidamente por la bilis. Como las náuseas se mantenían a pesar de que las arcadas llegaban a su fin, Harry luchaba por mantener los ojos abiertos mientras el mareo le hacía querer caerse. Tardó un rato en darse cuenta de que no estaba solo en su miseria y aún más en darse cuenta de que Draco intentaba hablarle.

-... ¿Potter?-.

-¿Qué querías?-, gimió.

-Saber qué demonios provocó eso-.

-Me alimenté de sangre mientras estaba medio fuera de sí. No me lo dijeron hasta después. Soy una puta bestia-.

Una mano calmante comenzó a acariciar círculos en su espalda y él se inclinó hacia atrás contra el toque. A pesar de la anterior animosidad entre ellos, a Harry ya no le importaba. Podía sentir cómo se desvanecía lentamente la conciencia y se deleitaba en ello, a pesar de lo mucho que supuestamente ya había dormido. Un paño húmedo comenzó a limpiarle suavemente la cara y él tarareó ligeramente ante la sensación de frescor.

No podría haber dicho cuánto tiempo se apoyó en Draco, o por qué seguía vagamente consciente, pero finalmente unos pasos entraron en la habitación. Un penetrante aroma a dedalera inundó la habitación y su cuerpo luchó por despertarse. No entendía por qué, pero había una necesidad en su interior de acercarse a la fuente del olor. Casi como un instinto. En un pequeño rincón de su mente, se dio cuenta de que era exactamente eso. Verificado por Draco llamando a Snape.

-Sev, te necesita. Al zorro no le gusta ser tan vulnerable-.

Unos brazos robustos se engancharon bajo sus rodillas y a su espalda antes de acunarlo contra el pecho, en cierto modo familiar, del maestro de pociones. Hundió la cara en el hombro de Snape, sin importarle lo humillante que sería una vez que volviera a la normalidad.

-¿Qué coño le ha pasado?- Preguntó Sirius.

-Sólo un pequeño caso de realidad que lo abofeteó en la cara después de que le dieras tu sangre a la fuerza mientras deliraba. Sinceramente, podrías haberme avisado cuando me pusieron de guardia. Podría haber tenido un cubo preparado para que no tuviera que desmayarse en el suelo del baño-.

TOUJOURS PUR - A FAMILY SECRETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora