Cap. 3

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Jimin

Es otro hermoso día en mis incómodos zapatos de trabajo, afortunadamente es casi hora de ir a casa o eso creo, hasta que una emergencia requiere de mis servicios...

—Sr Park, tenemos problemas en la habitación 809. Parece que hay un disturbio. Otra infidelidad descubierta. —recibo una llamada para ir al rescate de la reputación impecable de este hotel.

¡Genial! En menos de 30 minutos mi turno estaba por terminar y ahora tengo que ir a lidiar con una típica escena de infidelidad. Me dirijo al octavo piso y los gritos se escuchan desde que el elevador abre delante de mi.

Respira hondo Jimin, termina con el problema y ve a casa a descansar. Te lo mereces.

Cuando entro en la habitación está hecha un desastre, pero antes de llamar a seguridad tengo que intentar lidiar con el problema. Encuentro a una mujer enfada que supongo es la esposa engañada. El hombre está sin camisa protegiendo a la que también supongo es su amante.
Es momento de intervenir...

—Señora, entiendo su molestia pero tengo que pedirles que abandonen la habitación.—me dirijo a la esposa engañada con la mejor de las cortesías y haciendo una pequeña reverencia, pero la mujer me lanza una copa de vino que tenía cerca.

—¡Tu no me puedes decir qué hacer! ¡Eres un simple empleado! ¡Largo de aquí!—Trato de limpiarme el uniforme manchado de vino, recobrar la postura y mi dignidad.

—Por favor le pido que abandone el hotel o tendré que pedirle a seguridad que la acompañen.—Con está gente rica no puedes simplemente tomar la decisión de sacarlos. Algunos están dispuestos a acabar con tu carrera aunque no seas culpable de sus problemas.

—¡A mi no es a la que tienes que sacar! ¡Es a esa zorra!—la mujer grita histérica, señalando a la mujer detrás del hombre infiel.

—Por favor, le pido que...—La mujer me toma por el cabello histérica y me lanza al piso para después salir de la habitación, ni siquiera tuve tiempo de reaccionar.

¿Impotencia? Claro que sientes impotencia, es una pesadilla no poder poner en su lugar a este tipo de gente, pero en esos momentos recuerdas que tienes un trabajo que conservar y cuentas por pagar. Me levanté, acomode mi cabello lo mejor que pude y me dirigí al ascensor. Lo único que quiero es quitarme esta ropa mechada y salir de aquí, pero cuando se abre la puerta del ascensor delante de mi...

!Ahí está Jeon Jungkook!, con ambas manos en los bolsillos y una expresión relajada que cambia de inmediato apenas levanta la mirada y me reconoce.  Me acomodo lo mejor que puedo la ropa y entro tragándome la vergüenza. —Buenas tardes Sr Jeon. —entró al elevador y le doy la espalda tratando de no darle importancia a mi apariencia.

—¿Estás bien?—pregunta con cara de genuina preocupación.

¿Por qué tendría que preocuparle?

—Estoy bien. Solo fue otra escena de celos en la que la esposa no encontró a nadie mejor para descargarse.—Quiero llorar de impotencia pero no soy de los que llora fácilmente así que respiro profundo y acercó mi mano para marcar el piso a donde me dirijo. Jungkook me detiene y marca el piso de su habitación. —Tu mejilla está sangrando.

Me toco la cara para buscar la herida porque con toda la adrenalina no había sentido dolor y el se planta frente a mi tomando mi rostro para pasar la yema de sus dedos—No es gran cosa.—le digo tratando de controlarme y retrocediendo un poco. —Tienes que limpiarla.—murmura mientras me toma de la muñeca y me lleva hasta su habitación en cuanto se abre el elevador.

—Espera aquí—me ordena mientras va a la habitación a buscar lo necesario.

Me siento en la lujosa sala de su suite. Estoy incómodo, no necesito la empatía de nadie. Solo quiero ir a casa. Después de unos minutos el Sr Jeon, vuelve con lo necesario para limpiar mi herida y empieza a hacerlo.

—Gracias, no era necesario. Estoy por terminar mi turno e iré a casa.—ni siquiera puedo verlo a los ojos, no es porque me importe lo que piense, me hace sentir vulnerable que ponga tanta atención en mi.

—No puedes irte así. Ahora está listo.— me dice poniendo una bandita en mi mejilla y sonriendo, sus manos tibias y su aroma me relajan un poco.

—Gracias Sr Jeon. Tengo que cambiarme, Afortunadamente siempre traigo ropa extra para ir a casa.

—Cuando estemos solos, puedes llamarme Jungkook.—Sonríe y asiento para girar y salir de la habitación pero su voz titubea cuando me detiene.—¡Te invitó un café!—Me suelta antes de que de un paso hacia la salida—Po-podemos ir a la cafetería de la que me hablaste el otro día, creo que te caería bien un café para relajarte después de lo que pasó, yo necesito uno también.—me dice con una sonrisa nerviosa.

Por un minuto pienso en declinar la oferta pero por su expresión creo que le está costando trabajo pedírmelo. Parece que no es el típico conquistador al que se le facilita invitar un café.

—Está bien, voy a cambiarme. Te veo enfrente del hotel, yo invito.—El asiente sonriendo y mostrando esos tiernos dientes de conejo.

Más tarde, caminamos en silencio al lugar, el bullicio de la ciudad amortigua el momento.
—¿Te sientes mejor?—me dice mientras espera a que su bebida se enfríe tomándola con ambas manos cuando finamente estamos en el café.

—Es algo a lo que me tengo que acostumbrar. Las infidelidades en los hoteles están a la orden del día.—murmuro despreocupado. Soy una chico optimista, después de un mal momento me divierto con la situación.—Gracias por preocuparte. Estaré bien. ¿Y tú? ¿Cómo estás? Espero no haber interrumpido tu día.—Pregunto tratando de cambiar la conversación.

—Estoy bien, no interrumpiste nada, iba por un café. Tengo trabajo pero hacer una pausa es necesaria.—da un sorbo cauteloso a su bebida sin separar la mirada de mi.
—¿No tomas vacaciones?—lo miro mientras apoyo mi rostro en el dorso de mi mano.

—Casi nunca.—responde.

—¿Tienes algún tipo de hobby?

—¿Leer?—me dice alzando una ceja.

—Mientras no sean libros de negocios. Creo que puede ser un hobby. ¿Cuál es tu autor favorito?

—Murakami.—contesta en automático y por alguna razón no era una respuesta que esperaba.

—Eso indica que eres un hombre que disfruta de la soledad.—le doy un sorbo a mi bebida mientras espero  su respuesta. Jungkook sonríe.

—No diría que la disfruto, solo he aprendido a vivir con ella.

Pasamos un rato platicando de libros y hobbies. Le cuento con entusiasmo mi amor por hacer pasteles y que soy fan de los canales de YouTube donde puedes encontrar nuevas recetas. Jungkook me parece interesante, resultó ser un tipo muy distinto a lo que pensaba, fue divertido charlar con él.

—Tengo que irme.—me dice después de responder una llamada que parece es de trabajo—Gracias por el café.—asiento levantándome para despedirme.

Por unos segundos parece que se debate mentalmente para decir algo más mientras aprieta los labios, pero una llamada vuelve a interrumpirlo, así que solo levanta su mano para despedirse.

I hate you, I love youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora