Capítulo 10

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Nada mal, todo pésimo

Natasha

Adriano acerca su cara a la mía, rozando nuestras narices «¡estoy a centímetros de sus labios!»

-¿Quieres que te bese?- la pregunta queda dando vueltas en mi mente e inesperadamente me dan ganas de probar.

-Sí-digo en un susurro casi jadeante.

«Menos mal que seríamos amigos esta noche»

Siento que las ganas son más fuertes que yo y no me contengo al responder.

El corazón se me dispara y también mi respiración. No me deja pensar, se lanza atrapando mis labios en un beso pasional, trato de seguirle el ritmo ya que no tengo práctica, mueve levemente su cabeza y lo imito...Son inexplicables las sensaciones que siento, o sea, ¡mi primer beso!

De un momento a otro se va encaramado sobre mí dejando su mano derecha apoyada a un lado de mi cara y el rubor me llega a las mejillas al sentirlo tan cerca, el calor no se hace esperar y paramos el beso. Se queda mirándome como si fuera su presa, se levanta y no se decir el vacío que se siente « ¿lo hice mal?»

Enseguida siento pena.

Alza su mano ofreciéndomela y yo la tomo. Me levanta por las caderas como si no pesara un kilo y me pone sobre la mesa de computadora que hay en la habitación. Mira mis ojos y en ellos veo puro deseo, las respiraciones de ambos es un desastre y sus besos se vuelven más húmedos descendiendo por mi cuello, le da atención a mis labios otra vez y por inercia mis caderas se inclinan contra su entrepierna.

-¿Sabes qué Natasha?-vuelve a chupar mi cuello-No sabes nada mal.

« ¡¿En qué momento esto se salió de control?!»

Es totalmente nuevo para mí, admito que me encanta sentirlo así por lo que con mis pies rodeo su cadera y precisamente siento todo su paquete contra mi vértice. Verlo tan sexi tocando todo lo que quiere y dejándome hipnótica con las miradas que me da es suficiente para lograr que mis labios suelten un pequeño gemido.

La mente la tengo en blanco, solo puedo pensar en el cubano que mueve sensualmente sus labios sobre los míos y en mi piel.

De repente para y ladea una sonrisa que me pone nerviosa.

-Ven-me ayuda a bajarme de la mesita y agarra mi mano, guiándome a través de la puerta, hasta la sala.

Están dormidos los chicos que se quedaron en el patio, aunque se escuchan leves risitas y jadeos intensos, pero Adriano sigue caminando, llevándome con él al mueble más grande.

-Nos van a ver- hablo con un hilito de voz.

-No lo creo, están concentrados en lo suyo y además la puerta está cerrada- me calma.

Mi cuerpo no recibe las órdenes que orienta mi cerebro de que se aleje y me siento en el regazo del Dios que me mira ansioso e inquieto, sus manos se perpetúan en mis nalgas y las mueve a su gusto, refregándome contra su notorio bulto bajo el pantalón. Los besos vehementes me desesperan a tal punto que le muerdo el labio superior «esto se siente jodidamente bien»

Sus manos atrapan las mías y una de ellas la va llevando suavemente hasta su erección «la siento dura» en tanto yo la toqueteo por encima de la tela.

El instinto cachondo me hace quedar sentada a su lado y mis curiosas manos bajan la petrina de su pantalón dejando afuera su...Es la primera vez que veo y toco un pene, el de este moreno es grande y erguido, su glande rosado aclama por atención.

Adictos A Lo OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora