Capítulo 3

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                          La pasión

Adriano

Aun me sorprenden la cantidad de cambios que me da la vida en cada momento. He tenido días del recuerdo aunque otros aún se quedan en el baúl de los malos.

Creo que de esos momentos favoritos en el primer lugar se encuentra, jugar fútbol. Es más que mi pasión, ya mi obsesión con este deporte ralla lo inhumano y la felicidad que siento por poder patear el balón.

Cuando puedo me escapo y voy a jugar con mis amigos.

Ayer no fui a la casa de Ariadna, después del choque con la chica que reconocí unas horas después «era mi vecina», la vida me ilumino y fue como la señal divina de que no tenia porque ir a la casa de Ariadna, sorprendentemente no me odia lo suficiente como para contar que paso esa noche.

Resivo una notificación en el teléfono y es de la misma apersona que me escribió ayer:

Mi teléfono vibra y me detengo. «Podría ser una notificación importante»

Deslizo el dedo y no es nada relevante, solo otra chica que me pide que la agregue. No tiene foto de perfil pero en la información aparece el número de una chica. Como buena persona termino abriendo los mensajes:

Desconocido: Hola, agrégame.

Comienzo a teclear

Yo: ¿Es obligado?

Ignoro la notificación cuando voy entrando a la cancha donde jugaremos hoy. es un partido entre grupos que se crearon en la escuela. No es algo profesional pero por lo menos nos sirve para mantenernos ejercitados y sobre todo, entretenidos.

Todos los que están aquí son idénticos a mí, si de futbol se trata. El terreno en realidad es pura tierra.

—¡Llego Adriano!—escucho que gritan pero no son voces masculinas, al contrario, son chicas.

Toda la escuela esta aquí, casi que amenazan a todos para que vengan sino las notas disminuyen.

—Llegaste—se me acerca Saúl con nuestro típico apretón de manos y choque de pechos.

Él es solo un poco más grande que yo, sus ojos verdes son tan encantadores que sobresalen junto con las pecas y labios grandes. Es el típico chico poco tranquilo y buena onda. Camino a su lado hasta dejar la bicicleta y la mochila en una esquina sobre la hierba que nos rodea.

Los demás se acercan hasta nosotros y veo a las chicas sonriendo bastante cerca de nosotros y les devuelvo las pequeñas risas, siempre está en mí ser cortes.

Las reconozco con solo sentir sus voces ya que siempre viene a vernos y una que otra de las cinco han estado con uno de mis amigos.

...Y empezamos.

No somos muchos, es un seis contra seis contando los porteros que ya están en posición.

El balón comienza a desplazarse con cada una de las patadas que le lanzamos, uno que otro termina en el piso mientras sigo corriendo y mi vista pasa por un segundo a las chicas que andan con los teléfonos grabando todo.

Es como si me gustara que me miraran, a todos nos debe gustar que nos tengan como algo bonito y a la vez sexual pero esto ya se escapa de mis limites y termino queriendo resaltar más que los demás. Tanta adrenalina en mi piel ligada con el sudor me hace estallar la cabeza en el momento que mis pies anotan un gol.

Siento gritos y voces con mi nombre. Los que están en mi camino se abren de brazos viniendo hasta mí a abrazarme, esto es pegar sudor con sudor de verdad.

Adictos A Lo OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora