Capítulo 6

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                       Sexualidad

Natasha

Salí de la escuela peor que como entré, con los ánimos por el suelo y un hambre del demonio. A tan solo unos pasos de mí se encuentra una cafetería a la cual le debo el que no me muera en el camino a casa. Camino con calma para no cansarme más de lo que ya estoy.

—¡¡¡Ya no soy virgen!!!— una voz de entusiasmo me toma por sorpresa y cuando analizo lo que dijo apresuro el paso.

—¿Cómo fue?—pregunta una curiosa del trío de niñas que llevo detrás, están en mi aula.

—Al principio hubo calentura, después todo se tornó atrevido y terminé con su verga dentro de mí—le responde la rubia con una notoria sonrisa de alegría.

—¿Dolió?—siguen preguntándole.

No soy una chismosa, es que ni siquiera me importa de lo que están hablando, al contrario. Por dentro me imagino lo que hablan pero no trato de hacerlo para no perturbarme más.

—Sí, al principio fue mucho lo que me dolió—ponen cara de confusión— Pero los movimientos lentos hicieron que ese ardor se reemplazara por satisfacción—hago una mueca de "no entiendo" y parece que se dan cuenta.

—¿Y tú por qué haces muecas?— espeta la desvirgada «Danna»

—Porque no entiendo cómo algo tan...— hago silencio sin encontrar la palabra precisa— puede hacerte feliz.

—¿Eres religiosa?—se sientan conmigo en una de las mesas del lugar.

—No—aclaro, no me cuesta halar de temas sexuales pero me asquean de vez en cuando..

—Entonces lo que pasa es que no tienes educación sexual— fija los ojos en la camarera que vienen a tomarnos la orden.

—Hamburguesas para todas— le ordena y la muchacha atiende al pedido.

—¿Educación sexual?— arqueo una ceja.

-—Es orientarte mejor sobre lo que verdaderamente es el sexo-—explica— No es sólo una vagina y un pene, ahí se exponen sentimientos y en caso de que no los haya se disfruta de igual forma, solo hay que tomar precaución a la hora de hacerlo.

—Eso no hace que lo vea menos malo— agarro la hamburguesa que pareciera que me grita para que la devore.

—¿Has visto porno?— la pregunta me hace toser y casi atragantarme con la primera mordida que le doy al pan.

Niego.

—Qué bueno que no has visto, es la peor manera de aprender—indica pero igual no me hace sentir aliviada.

—Entonces deberías instruirte por otras fuentes—muerde lo suyo.

—¿Sabes?—hablo la otra con la boca rellena de comida—Cuando yo empecé  a ver porno no pude parar y ahora mírame, perdí la virginidad a los dieciséis.

—La perdiste tarde, tu habías dicho que a los quince.—le reclama Danna dejando más que impactada.

¿A los quince? Y yo pensando que a los dieciocho estaba bien.

—Pero al final me di mi tiempo, aunque nunca encontré al chico indicado.

Pasan los minutos y seguimos charlando de sexo. Las otras niñas que la acompañan me cuentan anécdotas sexosas que han tenido y no lo pintan tan malo como yo creí.  Aunque no me culpo por pensar como lo hago, no  cualquier  chica pasa por los desafortunados momentos que he pasado yo y pueden seguir como si nada.

Adictos A Lo OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora