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A NamJoon no le gustaba volar

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A NamJoon no le gustaba volar. Simplemente no le gustaba estar encerrado con demasiada locura, y en un avión, siempre había demasiado loco. Joder, gracias a Dios que al menos Brewer y Campy habían obtenido asientos en su misma fila, lo que significaba que estaban unos al lado del otro, en lugar de unos tipos malolientes.

Los tres se conocían lo suficiente como para conversar un poco. Después de que la charla terminara, Nam escuchaba música, Campy estaba en su teléfono, como de costumbre, jugando algún juego, y Brewer estaba leyendo un libro del que NamJoon ni siquiera podía pronunciar el título. ¿Algo sobre bioquímica? No tenía idea de por qué quería leer algo así, pero si eso era lo que le gustaba, le parecía bien.

Tank, Bear, y Pixie estaban a unas pocas filas detrás de ellos, también sentados juntos. El moreno tuvo que sonreír un poco cuando miró hacia atrás unos minutos antes, porque la visión del lindo aspecto inocente de Pixie entre el gruñón Tank y su jefe Bear era interesante. No es que Tank lo estuviese pasando mal ni nada. No, no había sido más que amable con el pequeño diablillo tímido. Se reservaba todo su malhumor para Brewer, al parecer. Eso, por supuesto, hizo que la idea que NamJoon tuvo para una sesión con los dos fuese aún más épica, y a Bear le encantaba. Ahora, todo lo que tenía que hacer era convencer a esos dos de cooperar. Decir que era un desafío era la maldita subestimación del año.

Rebel vio a Bear hacer un esfuerzo para involucrar a Pixie en una conversación, por lo que se quitó algunas de sus preocupaciones sobre que el chico se sintiera excluido. Le sorprendía que su jefe incluso quisiera traerlo, pero insistió en que Pixie era ahora parte del grupo central. También lo era Heart, pero aparentemente tenía otras obligaciones y no podía hacer este viaje. NamJoon se preguntaba qué tenía que hacer que fuese más importante que un viaje gratis a New York.

Justo como se preguntaba qué era más importante para NamJoon que ir con él. Racionalmente, sabía que era demasiado, demasiado pronto para el castaño. Era un alma herida, su chico plátano, demasiado lastimado por la gente que lo dejó en el pasado para atreverse a entregarse a otra persona. Lo entendía, pero joder, dolía.

Ese era un momento de orgullo para NamJoon, ganaran o no, lo quería junto a él. Quería compartir eso con SeokJin como uno de los muchos momentos hermosos que podrían vivir. Creía que necesitaría aún más paciencia para esperar hasta que estuviese listo. Si es que alguna vez lo estaría. ¿En qué momento decidió que ya no podía esperar para que el chico comenzara a confiar en sí mismo, confiar en él y en ambos? No lo sabía, pero incluso el pensamiento hacía que fuese difícil respirar. Nunca pensó que estaría en esta posición, pero la idea de pasar la vida sin Jin era tan dolorosa, físicamente dolía. Suponía que era por eso que lo llamaban un corazón roto.

NamJoon se quedó dormido con la música relajándolo, hasta que Campy lo sacudió suavemente.

—Mira— dijo, señalando por la ventana. El avión se inclinó para girar, y Manhattan se mostró en todo su esplendor. Era un día muy soleado, aunque supuestamente frío en la ciudad, y el sol se reflejaba en los edificios icónicos que podía identificar fácilmente. No era su primera vez ahí, pero cada vez, esta ciudad le dejaba un poco sin aliento. Campy les dijo a Brewer y a él que era su primera vez en New York, así que tuvieron que prometerle que harían al menos un poco de turismo.

STAY BY ME¡! ↬ NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora