CAPÍTULO 23

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FIORIRE
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Leanne

Las camaras terminan de capturar mi imágen y la sesión de fotos para la campaña se da por finalizada. Todavía seguimos con los preparativos y me tienen de aquí para allá con entrevistas y una agenda bastante apretada.

Les agradezco a los fotógrafos. Logré simpatizar demasiado con ellos, son agradables.

Me encierro dentro del camerino, las estilistas me ayudan a quitarme el vestido y me dejan a solas para que pueda vestirme. Abro mi bolso, me visto con la ropa que traje y cojo uno de los bocadillos que hay en la bandeja para llevármelo a la boca.

Guardo algunas de mis cosas, examino mi maquillaje y entonces, tocan la puerta.

—Adelante.

Me arreglo el cabello con las manos y observo a Rebecca a través del espejo.

—Estuviste genial en las fotos —dice—. Las personas están encantadas de que seas la cara de Effimero, el perfume tuvo más de tres millones de ventas, todos están encantados y está siendo un éxito.

—Sí, algo oí.

—Tienes muchas invitaciones a distintos eventos, las personas quieren tenerte en sus organizaciones. Muchos periodistas quieren entrevistarte, luego te daré más detalles. Pero, ¿estarías dispuesta a aceptar una invitación a un evento? Es hoy por la noche, se comunicaron conmigo y te quieren allí.

Me volteo hacia ella.

—¿Y... de qué trata?

—Es una subasta de reliquias. Muchas celebridades asistirán y, los anfitriones, al igual que la prensa, están ansiosos por tu presencia.

—Diles que allí estaré.

Da un paso para marcharse, pero se detiene. Ya sé qué conversación quiere tener, así sólo me volteo hacia ella.

—Anda, ¿qué es lo que tanto quieres decir? —interrogo.

—¿Te vas a divorciar?

—¿Qué importa?

Me retoco el brillo labial.

—No quiero meterme en tus asuntos, Leanne, solo quiero que sepas que te apoyo.

—Ajá, lo sé.

—Pero debes tener en cuenta que los rumores no tardarán en aparecer...

—Yo me encargaré —digo—. Tengo todo bajo control. —Tomo mis pertenencias—. Ya tengo que irme, te veo más tarde. ¿En qué hotel acordamos?

—Más tarde te enviaré toda la información. Cuídate.

Salgo del camerino y abandono el edificio. Afuera, me espera la limusina y abordo el vehículo que arranca a los pocos segundos y empieza a trasladarme directo al hospital. Tengo que ver a mi hermano.

Hoy le dan alta y le prometí que lo llevaría a casa.

Una vez el vehículo me deja en el edificio, tomo el ascensor y me meto dentro de la habitación en la que yace mi hermano. Se encuentra sentado en la cama, se ve más fresco, de aspecto ligero. Tiene algunos vendajes y heridas que aún están cicatrizando. Se le dará el alta hospitalaria, está en buenas condiciones, se recuperó bastante bien y en poco tiempo.

—¿El doctor ya estuvo aquí? —interrogo.

—Una enfermera acaba de decirme que viene en camino.

Le dedico un movimiento de cabeza y me siento a su lado en la cama.

Caricias PeligrosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora