CAPÍTULO 16

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MEMORIA DE USB
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Leanne

Me cuesta procesar la noticia, no sé cómo sentirme al respecto. ¿Cómo fue que llegué a esto? La idea de pensar en Brandon abusándose de mi confianza... no me entra en la cabeza.

—No. —Niego con la cabeza—. Lo que estás diciendo es imposible...

Se pone de pie, intento echarme hacia atrás pero me toma por los hombros.

—Brandon te grabó.

—No... —Me suelto de su agarre—, no me toques.

Mi pulso incrementa, me siento mareada y el sudor me recorre la nuca.

—Todo lo que estoy diciendo es verdad. Vi el video por mí mismo.

—¿Por qué no me lo dijiste? ¡¿En qué carajos estabas pensando?! —Intenta acercarse a mí y no se lo permito—. ¡No te acerques! ¿Por qué no me lo dijiste?

—¿Cómo iba decírtelo? Estabas en Las Vegas y no sabía cómo.

—¡Debiste decírmelo! ¡Eso puede perjudicarme!

Nos quedamos en silencio y todo parece cobrar sentido. Su actitud distante, su desconcierto... Edward vio el video.

—Me tienes asco... —susurro más para mí que él—. Me tienes asco por ver ese video, esa es la razón detrás de tu actitud distante, ¿no es así?

—Déjate de estupideces.

—¿Entonces cómo justificas tu actitud de mierda? —lo aparto de nuevo—. ¿Cómo justificas todo tu desconcierto, tu distancia hacia mí? Me agarraste asco por ver ese video ¿no? ¡Tu puta posesividad te llevó a tu límite porque me viste en brazos de otro y por eso no me ves con los mismos ojos!

—¡No digas estupideces! —me toma del brazo—. Ya te dije que no me siento bien, no sé qué carajos es lo que me pasa. ¿Cómo esperas que controle eso?

—No te creo nada, ¡nada! ¡Debiste decírmelo y no lo hiciste! ¿Siquiera planeabas decírmelo?

—Te lo iba a decir, no sabía cómo.

—No te me acerques más y solo dime quién te dio el maldito video.

—Chelsea Newton se apareció en la empresa, me lo dio el día de mi cumpleaños, pero lo vi el mismo día que te fuiste a Las Vegas —responde, me deja más impactada de lo que ya me siento—. ¿Ahora quieres dejar de decir estupideces? No te tengo asco.

¿Cómo es que Chelsea tiene ese video? Empiezo a atar cabos y solo llego a la conclusión de que lo obtuvo por Brandon, no sé cómo, pero sé que fue a través de Brandon.

—Quiero ver el video. Dame la memoria o lo que sea —ordeno.

Se inclina hacia el escritorio, abre uno de los cajones y me extiende la memoria de USB que tomo entre mis manos.

—¿Hay más copias? —interrogo.

—Me deshice de las otras dos que había.

—Bien.

Ni siquiera lo miro, solo salgo de la oficina, bajo las escaleras, me regreso a la habitación y guardo la memoria de USB en mi mesita de noche. Me meto en la cama, me cubro con los cobertores y me hago un ovillo. Aún no quiero ver el video, son casi las cuatro de la mañana. Todavía no puedo procesar lo que me dijo, sin embargo, lo que más me molesta es que me lo ocultó como si nada. Era algo muy importante, yo debí enterarme apenas regresé a Milán, debió decírmelo.

A este punto, la mala suerte se me pegó; primero, la noche que creí que sería la mejor de mi vida se fue a la mierda, mi carrera está a punto de irse en picada y ahora aparece un supuesto video porno que llegó a las manos de Chelsea. Estoy cansada. Cierro los ojos y solo me vuelvo a dormir. Al día siguiente, me despierto un poco más angustiada de lo normal y apenas puedo salir de la cama.

Caricias PeligrosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora