PADRES DEL AÑO
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Una semana después...Leanne
Ha pasado una semana desde el aniversario de Società Haste. Se puede decir que todo ha estado relativamente tranquilo.
Mis amigas vinieron a visitarme, pasé gran parte del tiempo con Edward, cociné platillos nuevos y también pasé mucho tiempo con Hades, quien creció un poco y ya no se ve tan pequeño como antes. También, visitamos a la obstetra, chequeamos los latidos del bebé de nuevo, mi salud y cómo me encuentro después de mi reciente anemia. Daniela dijo que todo se encuentra muy bien y que debo seguir así para garantizarme una buena experiencia en el embarazo y así cuidar la salud de mi hijo.
—Tenemos que ir, Edward. Son tus hermanos —digo.
Resulta que, Laura nos invitó a cenar a su casa esta noche con sus hermanos.
—No.
—¿Todo esto es por Daniel? —Me volteo hacia él—. Solo ignóralo. No quiero tener que rechazar la invitación de Laura.
—Entonces la rechazo yo.
Es tan cabeza dura.
—Son tus hermanos...
—¿Y?
—No me entrometeré en tu relación con ellos, pero puede ser bueno que pases tiempo con ellos. Son tu familia.
Suelta un suspiro.
—Solo esta noche.
Asiento.
—Solo esta noche —aseguro.
—¿Y qué obtengo a cambio?
Arqueo una ceja.
—No sé, un solo beso, tal vez.
—Eso es muy poco como para convencerme.
Lo atraigo hacia mí y fundo nuestros labios en un apasionado beso. Sus manos se aferran a mi cintura y me abre de piernas sobre el tocador cuando, de pronto, tocan la puerta de la habitación.
—Leanne. —Oigo la voz de Mellea—. Sus amigas están en la sala esperando por usted.
Mierda. Olvidé por completo que habíamos quedado para que vinieran a pasar el rato.
—Échalas —dice Edward.
Río y lo empujo.
—No seas idiota, les prometí que iba a verlas —digo—. Así que te veo en la noche.
—Ajá.
Me dirijo a la sala, en donde mis amigas me reciben con emoción y se me abalanzan encima para abrazarme.
—¡¿Cómo está la madre más linda?! —exclama Emma.
—Feliz y un poco cansada.
Digo, mientras acepto el beso en la mejilla que me da Lidia y Emma pone un poco de distancia para darme espacio.
—Se te ve bien —dice Hailey, haciéndome sonreír.
Las invito a sentarse, Mellea nos trae un poco de té y nos ponemos a hablar. Se muestran un poco impresionadas con el tamaño que mi vientre va adquiriendo con el transcurso de las semanas.
—¿Ya saben si es niña o niño? —interroga Lidia.
Niego.
—Yo digo que será niña —dice Emma y Hailey le da la razón.
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Caricias Peligrosas
RomanceLIBRO II • DUOLOGÍA CARICIAS Las emociones que corren por sus venas no se comparan en absoluto con aquello a lo que las personas llaman «amor». Ninguno de los dos creyó que los sentimientos que sienten el uno por el otro serían tan fuertes como pa...