Soñó con ellos. Llegaron para alejarle la pesadilla. Un dulce bálsamo para sus lastimados sentidos. Sustituyeron las imágenes del demonio y del infierno. Sus manos la calmaban sin herirla. Liam, Louis y Harry, con su toque gentil, pero exigente, los labios adorando su cuerpo.
Megan despertó llena de sudor, necesidad y una buena dosis de vergüenza. Quizá no era mejor que una meretriz. Quizá Mason tenía razón. Se estremeció como si el frío hubiera alcanzado su húmeda piel. Miró por la ventana y vio que estaba oscuro. ¿Cuánto tiempo llevaba durmiendo? Buscó el reloj de al lado de la cama. Cuatro y media. ¿De la mañana? Tenía que serlo.
Podría ser que los hermanos no estuvieran despiertos. Era la perfecta oportunidad de salir corriendo. Les pondría en riesgo si se quedaba. Mason la encontraría y mataría a quien la ayudara. Y la idea de que sus tres salvadores estuvieran heridos le dolía, algo que no sabía cómo explicar.
Deslizó las piernas de la cama, tratando de no hacer ruido. Zapatos. Un par, y medias. No tenía abrigo, solo el fino suéter, así que asió la camisa de franela que vistió el día anterior. Tendría que ser bastante.
Con extremo cuidado, abrió la puerta del cuarto y salió al pasillo. Las puertas de las otras habitaciones estaban ligeramente entreabiertas, preocupándola. Tendría que moverse furtivamente y pasar por al lado de ellas. Anduvo de puntitas, hasta al final del pasillo y suspiró aliviada cuando llegó a la salita. Hasta que vio a Liam durmiendo en el sofá. Debía haber dormido allí, porque ella le ocupaba la habitación.
Un fuego bajo ardía en la chimenea, y quiso acercarse, retener un poco de aquel calor, antes de perderse en el frío. Respirando hondamente, dio pequeños pasos en dirección a la puerta. Si la pudiera alcanzar... miró a Liam. Él no se movió. Extendió la mano y contuvo su respiración mientras la abría y se escapó antes de que el frío pudiera entrar. Cerró suavemente la puerta detrás de sí y suspiró. Lo había logrado.
El frío glacial penetró rápidamente por su ropa, demostrándole lo inadecuada que era. El jeep continuaba detenido y por un momento lo contempló, pero no se lo robaría; porque estos hombres la habían salvado. Caminaría hasta encontrar un transporte.
— ¿Vas a alguna parte, cariño?
Giró en la dirección de la voz y vio a Louis y a Harry, con los brazos cargados de leña. Intentó abrir la boca para decir algo, para contestar. Pero no le salió nada. Entonces hizo la única cosa en la que podía pensar. Corrió.
Detrás de ella, oyó un montón de maldiciones, y aceleró, corriendo lo más rápido que podía sobre la nieve. No tenía la menor idea a donde iba. Solo sabía que tenía que huir.
No había ido muy lejos, cuando sintió unos brazos fuertes empujándola al suelo, se encontró con un duro tórax y miró fijamente a Louis.
—No me mires así —dijo—. No te haré daño. Mataré a cualquiera que te lo haga.
Ella lo miró confusa por el tono posesivo de su voz.
—Déjame ir —le imploró—. No me puedo quedar.
— ¿Y dónde irías? —La cuestionó Harry, a su lado—. No sobrevivirías ni una hora.
Sabía que él tenía razón, pero no se podía quedar. No entendía la atracción que sentía por los hermanos, no comprendía lo que sentía en sus brazos o cuando la miraban. Por uno podía entenderlo, pero ¿por los tres? ¿Qué tipo de mujer era?
—Dame tu abrigo, Harry —le pidió Louis—. Se está congelando.
Un momento más tarde, se sintió envuelta en el calor corporal de Harry. Su abrigo tenía su olor, su esencia, era como si la hubiera abrazado él y no Louis.
—No me puedo quedar aquí —susurró, casi llorando.
Louis la miró fijamente durante un instante. Entonces, sorprendiéndola, bajó la cabeza y le dio un beso largo e intenso. Aprovechándose de la boca abierta por el choque, introdujo su lengua, haciéndola bailar con la suya. Olvidó toda la resistencia y se derritió como mantequilla caliente sobre su pecho. ¡Jesús! ¡María! ¡José! Era tan letal como Liam. Y ella no debía reaccionar así con él. No después de lo que sintió con Liam.
Lágrimas calientes caían de sus ojos y dejó escapar un gemido de angustia.
—La está asustando, Louis —murmuró Harry.
—Soy una puta —susurró ella—. Soy como dijo él.
Louis se puso rígido, sus brazos eran como bandas de acero alrededor de su cuerpo.
— ¿Quién te llamó puta? —preguntó en voz muy baja, mortal.
Luchó con él, hasta que él se vio forzado a dejarla, pero la mantuvo cerca, agarrándola firme por la mano.
— ¿Importa? Obviamente tenía razón —contestó en voz mortificada—. Todo lo que tienen que hacer es mirarme para que me sienta en llamas. ¿Qué tipo de mujer soy? —exigió ella.
—Nuestra mujer —contestó Harry—. Eres ese tipo de mujer.
Su boca se abrió. Estaba extrañada por su anuncio. Miró lejos, buscando una ruta de escape.
—Arriba, muñeca —dijo suavemente Louis—. Vamos a llevarte a casa. Estás congelada. A Liam no va a gustarle que salieras corriendo.
Ella se tensó y Harry musitó una maldición.
—Para de asustarla, Louis.
—Nosotros nunca te haríamos daño, Megan. Vas a descubrir rápidamente que haremos cualquier cosa para salvarte, para protegerte —dijo Louis, tomándola en los brazos.
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aqui el capitulo 5 chicas! espero que les guste! y disfrutenlo, en multimedia esta Mason! :/ espero que lo odien como yo lo hago por decirle puta a megan!!
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La Mujer de Nuestras Vidas
FanfictionEsta novela no es mía la saque de una pagina de facebook que es mi favorita! bueno y ella la adapto así que los créditos va para isCamiStyles! ojala la disfruten igual que yo lo hice! aqui les dejo el Link: https://www.facebook.com/media/set/?set=a...