Cuando Megan se despertó, estaba sola en la cama. Parpadeando a causa del sueño, se dirigió al cuarto, para encontrarlo vacio. Bostezando, se sentó en la cama para consultar el reloj. Por lo menos no había dormido el día entero.
Fue hasta a cocina. Miró por la ventana y descubrió a Liam cortando madera. Harry y Louis debían estar cuidando los caballos o realizando otras tareas.
Se sentó en uno de los taburetes, y apoyó la barbilla en las manos. ¿Qué podría hacer allí? ¿Qué tipo de contribución podría dar? Sabía por las charlas de los hombres que eran guías durante la temporada de caza, pero no sabía que hacían durante el resto del año.
Suspiró. Resolvió enumerar sus cualidades y paró cuando alcanzó a cinco. No era una imbécil, pero necesitaba admitir que sola, nunca hizo muchas cosas. Pobre niña rica. Hizo una mueca de dolor, entonces agitó la cabeza negándolo. No, ya no era aquella criatura dependiente.
Sus padres murieron en un accidente, cuando aún era una adolescente. Un primo distante cuidó su herencia hasta que cumplió los veintiún años, cuando necesitó asumirlo sola. Solo que no le llevo mucho hasta que buscó la ayuda de Mason.
Torció los labios en una sonrisa. Fue una idiota. Gracias a Dios por haber descubierto la verdad y se preparó para protegerse antes que fuera demasiado tarde.
Si se hubiera quedado con Mason, probablemente ya estaría muerta. O peor. Completamente dominada por él.
Aquí se sentía libre. Libre de ser ella misma. Libre de su estúpido pasado. Era su oportunidad de comenzar de nuevo y hacer las cosas bien. Tomar las decisiones correctas.
—No vuelvas a estropearlo todo, Megan —se dijo.
Mirando de nuevo el reloj, se levantó. Tenía tiempo de darse una ducha antes de la cena. Cuando volverían los hombres, los preguntaría que podría hacer para ayudar en la cabaña.
Entró en el baño y abrió la ducha. Se alejó, se quitó los pantalones y se acercó al lavabo para dejar su camisa, mientras esperaba que se calentara el agua.
Se miró en el espejo y estremeció a causa del horrible color de su pelo. Cuando fueran a Denver, iría a una peluquería para arreglar aquel tinte.
Descubriendo qué el vapor empezaba a ascender en la ducha, empezó a desabotonar la camisa, cuando se abrió la puerta y vio entrar a Louis.
Se paró un momento antes de ponerse detrás de ella, abrazó sus hombros y empezó a besar su cuello.
Ella gimió, su piel se ponía de gallina.
—¿Quieres compañía? —murmuró él.
Sonrió dando la vuelta para abrazarlo.
—¿Te estás ofreciendo para frotar mi espalda?
—Me estoy ofreciendo para hacer mucho más —dijo perversamente.
—Entonces te veré allí.
Rápidamente, se quito la camisa y pasó por delante de él, entrando en la ducha. Apenas tuvo tiempo para entrar bajo del agua caliente de la ducha, antes de que la puerta se abriera y entrara un desnudo y excitado Louis.Cuando Megan se despertó, estaba sola en la cama. Parpadeando a causa del sueño, se dirigió al cuarto, para encontrarlo vacio. Bostezando, se sentó en la cama para consultar el reloj. Por lo menos no había dormido el día entero.
Fue hasta a cocina. Miró por la ventana y descubrió a Liam cortando madera. Harry y Louis debían estar cuidando los caballos o realizando otras tareas.
Se sentó en uno de los taburetes, y apoyó la barbilla en las manos. ¿Qué podría hacer allí? ¿Qué tipo de contribución podría dar? Sabía por las charlas de los hombres que eran guías durante la temporada de caza, pero no sabía que hacían durante el resto del año.
Suspiró. Resolvió enumerar sus cualidades y paró cuando alcanzó a cinco. No era una imbécil, pero necesitaba admitir que sola, nunca hizo muchas cosas. Pobre niña rica. Hizo una mueca de dolor, entonces agitó la cabeza negándolo. No, ya no era aquella criatura dependiente.
Sus padres murieron en un accidente, cuando aún era una adolescente. Un primo distante cuidó su herencia hasta que cumplió los veintiún años, cuando necesitó asumirlo sola. Solo que no le llevo mucho hasta que buscó la ayuda de Mason.
Torció los labios en una sonrisa. Fue una idiota. Gracias a Dios por haber descubierto la verdad y se preparó para protegerse antes que fuera demasiado tarde.
Si se hubiera quedado con Mason, probablemente ya estaría muerta. O peor. Completamente dominada por él.
Aquí se sentía libre. Libre de ser ella misma. Libre de su estúpido pasado. Era su oportunidad de comenzar de nuevo y hacer las cosas bien. Tomar las decisiones correctas.
—No vuelvas a estropearlo todo, Megan —se dijo.
Mirando de nuevo el reloj, se levantó. Tenía tiempo de darse una ducha antes de la cena. Cuando volverían los hombres, los preguntaría que podría hacer para ayudar en la cabaña.
Entró en el baño y abrió la ducha. Se alejó, se quitó los pantalones y se acercó al lavabo para dejar su camisa, mientras esperaba que se calentara el agua.
Se miró en el espejo y estremeció a causa del horrible color de su pelo. Cuando fueran a Denver, iría a una peluquería para arreglar aquel tinte.
Descubriendo qué el vapor empezaba a ascender en la ducha, empezó a desabotonar la camisa, cuando se abrió la puerta y vio entrar a Louis.
Se paró un momento antes de ponerse detrás de ella, abrazó sus hombros y empezó a besar su cuello.
Ella gimió, su piel se ponía de gallina.
—¿Quieres compañía? —murmuró él.
Sonrió dando la vuelta para abrazarlo.
—¿Te estás ofreciendo para frotar mi espalda?
—Me estoy ofreciendo para hacer mucho más —dijo perversamente.
—Entonces te veré allí.
Rápidamente, se quito la camisa y pasó por delante de él, entrando en la ducha. Apenas tuvo tiempo para entrar bajo del agua caliente de la ducha, antes de que la puerta se abriera y entrara un desnudo y excitado Louis.Se mordía los labios para evitar gritar en deliciosa agonía. Se sentía lista para estallar, pero él deliberadamente, no se lo permitía aún, moviéndose lentamente. Podía llevarla a un clímax vertiginoso en cualquier momento, pero lo retrasaba, optando por un ritmo lento y pausado.
Una mano la agarró por la cadera, y la otra resbaló entre sus piernas. Encontró su clítoris y empezó a rozarlo en un movimiento circular mientras la follaba por detrás.
—¡Louis! gritó ella.
—Suave, cariño, te tengo —susurró él—. Todavía no. Todavía no. —Ella gimió cuando él se detuvo. Estaba tan cerca. Tan malditamente cerca. La mano dejó el coño y subió a los pechos. Rodeó vagamente un pezón con los dedos, rozando suavemente la punta fruncida. Sintió la caricia hasta su centro.
Se movió al otro, tomando el pecho en la mano, rozando el pezón, embromándola despiadadamente.
—Por favor, Louis —jadeó ella—. ¡Déjame correrme!
Él se rió suavemente.
—¿Lo quieres duro, cariño?
—¡Ah Dios, sí, jódeme, por favor! —Él apretó sus pezones hasta que se pusieron erguidos y tiesos, pidiendo más. Entonces puso las ambas manos en sus caderas y se meció contra ella, hundiendose profundo, duramente—. ¡Sí, sí! —lloraba ella. Estaba cerca. Cerró los ojos y arqueó su cabeza. Las manos resbalaron por las paredes mientras que él la jodía más duro. El agua se enfriaba, pero no le importaba.
El golpe de las caderas contra su culo, llenó el cuarto de baño, el suave ruido de carne contra carne se escuchaba más fuerte por la humedad de sus cuerpos. La tensión acumulada era casi dolorosa por su intensidad. El fuego rabiaba en la ingle y se extendía rápidamente al estómago y pechos. Cada músculo en su cuerpo se apretó más y más.
—Déjate llevar, cariño, ven conmigo —gruñó Louis en la oreja. Empujó más duro, en medio de su propia liberación. Ella sentía el chorro caliente de semen de su verga, y explotó.
La sujetaba con un brazo, por debajo de los pechos, para que no se cayera. Estaba fijado profundamente dentro de ella, y su cuerpo se sacudió por la fuerza de su orgasmo. La cabeza se movió, deslizando por la mojada superficie de la pared del baño. Ella usó las manos para sujetarse, mientras respiraba entrecortado.
La iban a matar. Lo sentía deslizándose de su cuerpo, sentía su tibia crema goteando por sus piernas. Entonces él la levantó, la giró y la abrazó contra su pecho.
—Te quiero. —Las palabras murmuradas contra su pelo, la hicieron tensarse por la sorpresa. ¿Lo escuchó bien? Movió la cabeza y lo miró en los ojos. La quemaban con deseo, pero brillaron con algo más. Amor.
La emoción le secó la garganta. Las lágrimas quemaban sus párpados y amenazaban con caerse. No sabía que decir, que responder. Pero sabía que lo dijo en serio.
—Déjame limpiarte, muñeca —dijo él gentilmente. La lavó, cubriendo tiernamente cada trocito de su cuerpo. Entonces enjabonó el pelo y lo aclaró para ella. Cuándo acabó, paró el agua y la sacó de la ducha. La envolvió en una toalla tupida y grande alrededor de ella y la abrazó, teniéndola apretadamente durante varios segundos. Ella se sentía absurdamente mareada, y vacilante. Se sentía obligaba de decirle, decirle que ella también lo amaba, pero las palabras se atascaban en la garganta. Todavía no estaba lista, no estaba completamente segura de la profundidad de sus sentimientos, y más que nada, quería hacerlo bien
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La Mujer de Nuestras Vidas
FanfictionEsta novela no es mía la saque de una pagina de facebook que es mi favorita! bueno y ella la adapto así que los créditos va para isCamiStyles! ojala la disfruten igual que yo lo hice! aqui les dejo el Link: https://www.facebook.com/media/set/?set=a...