Capitulo 21

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Megan se secó las palmas de las manos en los vaqueros, mientras esperaban en el área de la recepción de la oficina del abogado. Estaba nerviosa por lo qué les diría el amigo de los chicos.
Lógicamente, sabía que no había nada que Mason pudiera hacer para evitar el divorcio. ¿Hacer las cosas difíciles? Sí. Pero no podía evitar que pasara. Esperaba que su amenaza fuera suficiente para convencerlo de no impugnar.
Su dinero era otra cosa, pero sus padres lo pusieron en fideicomiso, y a menos que le diera el dinero a Mason, él no tenía ninguna posibilidad de reclamarlo. Pero esto no significaba que no lo intentaría.
Cerró los ojos y estremeció. ¿Se va a liberar alguna vez de este error?
Calientes y consoladoras manos le apretaron los hombros. Louis. Ya podía reconocer su toque. Distinguirlo del de Liam o de Harry.
—Te estás preocupando demasiado, muñeca. Cuidaremos de esto. Te lo prometo.
Se volvió y sonrió débilmente.
—Quiero que se acabe.
—Lo sé. Se acabará.
Un hombre alto y bien vestido apareció en la sala de espera. Se acercó a donde estaba Liam y extendió la mano.
—Liam, me alegro de volver a verte.
—Cal —contestó Liam.
Cal se giró para apretar las manos de Harry y Louis y después se fijó en Megan.
—Debe ser Megan —le sonría calurosamente, y ella se relajó un poco.
Extendió la mano y estrechó a la de Cal.
—Gracias por recibirnos.
—Es un placer —giró y señaló en dirección al pasillo—. Si me acompañan a mi despacho, podemos empezar.
Liam alcanzó a Megan, y ella aceptó de buena gana su abrazo. La mano le apretaba la cintura de forma reconfortante, mientras seguían Cal a un despacho grande, con muebles carísimos.
Cal hizo un gesto para que se sentaran, y ocupó la silla de detrás del escritorio de caoba.
—Liam me contó la mayor parte de los detalles —miró a Megan—. ¿Puedo llamarla Megan? De alguna manera, no creo que le gustaría que le llamara Sra. Bardwell.
—No, por favor, llámame Megan —dijo roncamente.
Él sonrió.
—Muy bien, Megan —abrió una carpeta y sacó un fajo de papeles. Los deslizó a lo largo de la pulida superficie del escritorio, en su dirección.
—Necesito que examine y firme estos papeles para que pueda empezar. Su caso es bien claro. Si no hay complicaciones u objeciones, el divorcio será finalizado en aproximadamente noventa días. Obviamente, si surgen problemas, va a tardar más.
Megan miró fijamente los documentos que tenía delante. Sonaba tan simple. Noventa días. Podía estar libre en tres meses.
— ¿Que… que pasa si él no está de acuerdo? —susurró—. ¿Quiero decir, si no firma los documentos?
Miraba a Cal, intentando no expresar el miedo en su expresión. Quería parecer tranquila y segura de sí misma, pero por dentro tenía los nervios destrozados.
—Entonces lo mataré —masculló Harry.
Cal se rió.
—A pesar de que me gusta la idea de Harry, es mejor dejar esto en las manos del sistema legal. Una vez que se le entregan los documentos a su esposo, puede hacer una de estas tres cosas. Puede firmar los documentos, puede ignorarlos o puede contratar un abogado y aparecer ante el tribunal para refutarlos.
Él se inclinó hacia delante y apretó la mano de Megan.
—No importa lo que haga, no puede impedir que se divorcie de él. Todo lo que puede hacer es retrasar lo inevitable. Recuerda esto.
Megansoltó la respiración.
—Gracias.

Era todo lo que podía decir sin traicionar su agitación. Finalmente estaba tomando un papel activo en la decisión de su vida. Y se sentía muy bien.
Miró a Harry, Louis y Liam incapaz de contener la pequeña sonrisa de sus labios. Después, volvió a mirar a Cal.
— ¿Ya está? ¿No tengo qué hacer algo más?
—No —dijo Cal.
Se paró un momento y respiró profundamente.
— ¿Tendré… tendré qué enfrentarlo en el tribunal?
—No.
La respuesta vino de por lo menos tres fuentes distintas y ella se giró en todas las direcciones.
Cal se rió.
—No. Si opta por ir a tribunal, es su opción, pero usted no está pidiéndole nada. No existe nada para debatir, así que dudo que vaya a aparecer, y en ese caso, apareceré en su lugar como su representante.
Ella sonrió, sintiendo relajarse todo el rostro. Cuanto más intentaba contener su alegría, más se ensanchaba la sonrisa de su rostro. Liam acarició su espalda, para dejar después su palma en su hombro, apretándolo.
Cal la miraba atentamente.
—Se acabará pronto, Megan. Le aseguro.
Una lágrima se deslizó por su cara. Ella la secó impaciente, sin saber por qué estaba llorando. Estaba emocionada. Estaba aliviada.
—Gracias —dijo de nuevo.
Liam se levantó y estrechó la mano de Cal.
—Te lo agradecemos, Cal.
Cal también se levantó.
—Me alegro de hacer lo que pueda. Sabe esto. Nos mantendremos en contacto.
Megan siguió a los hombres fuera del despacho. Harry se paró en el pasillo e inmediatamente la abrazó. Ella también lo abrazó, sintiéndose tan aliviada como él.
— ¿Quiere ir a un salón de belleza ahora? —preguntó Liam, mientras salieron en el frío aire.
Ella asintió entusiasmada. Llegaron al jeep y Megan se sentó delante. Suspiró profundamente y cerró los ojos.
— ¿Te sientes mejor? —preguntó Louis de detrás.
Abrió sus ojos y se volvió para mirarle.
—No sabes cuánto —dijo suavemente.
—Sé que me siento mejor —declaró Harry—. Cuanto antes se libra del nombre del bastardo, mejor.
Megan frunció el ceño. No había considerado esa parte del nombre. ¿Una vez divorciada, volvería al nombre de soltera?
Ella no se veía usando un Tomlinson, Payne y Styles, ya que no estaba exactamente legal estar casada con más de un hombre. Pero al mismo tiempo, quería pertenecerles , no quería ser vista como solamente una amante o una novia.
— ¿En qué estás pensando, cariño? —preguntó Liam, mientras encendía el motor.
Ella no quería admitir exactamente lo que pasaba por su mente. Parecía muy atrevido. Odió la inseguridad que la invadía, a pesar de sus esfuerzos para mantenerla a la distancia.
Abrió la boca para contestar, pero no conseguía pronunciar las palabras.

La Mujer de Nuestras VidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora