Adela. Capítulo 18

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Me despierto totalmente sola porque Alejandro ya no está, así que me levanto y me quito el resto de vestido. Me siento en la mecedora intentando recordar que fue lo que pasó anoche, solo me acuerdo de Alejandro trayéndome a casa. Me aprieto las sienes por el dolor de cabeza que tengo, ¡dios, es insoportable!
Llaman a la puerta y entra mi madre con una cara de los mil demonios.
-¿Se puede saber en lo que estabas pensando?
Alzo la mirada hacia ella que está de pies sobre el quicio de la puerta mirándome con cara de mala leche. Vale, si, reconozco que me he pasado, ¿pero quién no se emborracha en una fiesta?.
-Mamá por favor no empieces, ¿vale? Me duele la cabeza horrores, ya si eso luego me sacas la cabeza si quieres.
-Daniela entiendo que quieras pasártelo bien, pero me pone muy nerviosa pensar en que te pueda pasar algo hija.
-Joder, primero Alejandro y ahora tú, ¿podéis dejar de pensar en lo que es mejor para mí? Tengo ya veintiséis años mamá.
-Hija, nosotros solo queremos lo mejor para ti, desde la muerte de tu padre no vivo nada tranquila.
Campanas de advertencia hacen que me levante de la mecedora y me acerque a ella.
-Si solo fue un accidente, ¿Porqué tu miedo? ¿Piensas que el culpable o la culpable de su muerte me está siguiendo los pasos?
Ella no titubea, pero finalmente me contesta:
-No hija, ¿porqué piensas eso? Simplemente me estoy preocupando por ti porque soy tu madre, entiendolo.
Me da un beso y sale de mi habitación, está claro que algo sabe que no quiere que yo sepa, pero lo terminaré sabiendo.
Así que me meto en la ducha deshaciendo todos los nudos de tensión que se me han acumulado en el cuello, mientras cae el agua por mi cuerpo.
Me visto y bajo, encontrándome con una Adela muy contenta, con los ojos fuera de su sitio y con una risita nerviosa.
Se acerca a mi y me da un montón de besos por toda la cara mientras que yo frunzo el ceño mirándola, ella se percata de mí mala cara.
-¿Porqué tienes esa cara? Que, ¿ya te has liado con tu padrastro?
La cojo de atrás del cuello y la meto en la cocina, mientras que ella se queja y se ríe a la vez.
-¿Que cojones te pasa Adela? ¿Que te has tomado que te tiene en ese estado?
-Nadaaa, solo estuve con Maxi toda la noche hasta esta mañana.
-¿Has dormido con él verdad?
Adela se ríe y asiente con la cabeza:
-¡Escúchame bien Adela! Y abre bien los oídos y la mente para que te quede bien claro.
Maxi es un hijo de puta y de los grandes, no te acerques a él te lo digo como amiga tuya que soy.
-Dani, ¿no crees que ya es demasiado tarde para sentirte celosa? Si me lo he tirado, pero hasta ahí no vamos a casarnos. Relájate mujer que ésto no irá a más.
-¡No estoy celosa! ¿Por quién me tomas?
Jamás he estado enamorada de ese imbécil, ¿lo oyes? ¡Nunca! Te lo estoy diciendo para que te mantengas en alerta, Maxi es un pez gordo.
Llaman a la puerta y salgo de la cocina para abrir, para mi sorpresa son Hugo y Lucía.
-Fuimos a buscarte a tu casa pero no nos abrió nadie, así que supusimos que estarías aquí.
-Si Lucía, es que anoche me pillé una buena y terminé durmiendo aquí. Pero pasad. ¿Queréis tomar algo?
-No gracias. Veníamos a hablarte de Maxi, lo detuvimos esta mañana.
-Vamos al despacho allí podremos hablar mejor.
Entramos dentro del despacho y ambos se sientan en cada sillón, mientras que yo me siento enfrente de ellos.
-¿Porqué lo habéis detenido?
-¿Te acuerdas en la fiesta que Lucía te dijo que habían encontrado muerta a una amiga suya?
-Si claro que me acuerdo. ¿Pero que tiene que ver Maxi con la muerte de esa chica?
-Maxi estaba liado con Gema, se conocieron hace unos siete meses en una discoteca, y bueno ahí empezaron a frecuentarse.
El caso es que Maxi la introdujo en el mundo de las drogas.
Escuchando a Hugo hablar lo único que me queda claro es que Maxi si es un capo de la mafia, y de que no se trata de cualquier capo.
-Maxi trabaja para la mafia eso es lo único que está claro.
-Estaremos extremando la vigilancia sobre Maxi, si él ha tenido algo que ver con el accidente de tu padre tiene una buena condena por delante.
Me despido de ellos y yo me voy directa al pueblo a hablar con Maxi y nada ni nadie me lo va a impedir.
Llamo a la puerta de su casa pero no me contesta nadie, lo vuelvo a intentar y está vez tengo suerte. Maxi me abre la puerta en calzoncillos, con el pelo castaño revuelto y con los ojos somnolientos. Está claro que lo acabo de despertar, y a mi la verdad es que me da exactamente igual.
-¿Puedo pasar?
Maxi me mira confundido pero me invita a pasar.
-¿En que te puedo ayudar preciosa?
Yo le miro con cara de asesina, asi que me acerco a él muy fuera de si:
-¡Escúchame bien! Deja a Adela en paz o si no tú y yo tendremos un problema. Ya sé quién eres Maxi, a pesar de que te conozco desde hace muchos años.
-Daniela creo que estás sacando las cosas de quicio, no soy mala persona.
Y yo me río, no le creo.
-¿Ah, no? ¿Y que me dices de una tal Gema?
Maxi me mira con sus ojos verdes:
-Ah ya veo, esos polis te han comido el coco.
Mira Daniela entre Gema y yo no pasó nada más que dos o tres polvos, nada importante.
-Si claro, ¿tú te piensas que yo me chupo el dedo o qué? Deja de tomarme por tonta. ¡Aléjate de Adela! No te la mereces.
Con eso me salgo de su casa para dirigirme a la mía.
Entro en mi casa encontrándome con Adela sentada en el sofá tomándose un café, me mira y me sonríe.
-Dani, quería pedirte perdón por lo de esta mañana.
-No te preocupes Adela, pero no vuelvas a consumir esa mierda te lo pido porfavor. ¿Porque alguna droga te has tomado verdad?
Adela me mira y baja la mirada asintiendo.
-Tranquila Adela, ahora lo importante es que no lo vuelvas a hacer.
Por cierto, acabo de venir de la casa de Maxi.
Adela me mira enfadada, no le ha gustado que yo haya ido a reclamarle a Maxi.
-¿Porqué has hecho eso Daniela?
-Porque tenía que hacerlo. ¿Sabes lo último de Maxi? Estuvo con una chica a la que metió en la droga y que ha aparecido muerta.
Adela se sienta en sofá de golpe asimilando lo que le he dicho.
-¿Enserio?
-si, hace un rato Hugo y Lucía han venido a decírmelo. ¿Te das cuenta? Cuídate de él, y porfavor no accedas a nada de lo que él te diga.

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