(Hugo y Lucía) capítulo 28

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Entiendo que la vida se complique y que hay que luchar para salir adelante, pero es que llega un momento en el que no puedes más y dan ganas de tirar la toalla. 
entiendo que los seres humanos estamos preparados para todo lo que se nos venga encima y que tenemos la fuerza suficiente como para tirar para adelante; pero pasa lo mismo, que el cuerpo tiene tanto peso encima que muchas veces se derrumba y pide parar.
Pero, ¡soy policía! Y yo ya sabía en lo que me estaba metiendo, pero somos humanos.
Hugo y yo todavía seguimos en la cama cuando nos llaman por teléfono, han encontrado el coche de Maxi a las afueras del pueblo.
Nos vestimos corriendo, nos tomamos un café rápido y nos vamos. 
En el coche no han encontrado mucha historia solamente la cartera de Maxi con sus documentos, .D.N.I y pasaporte.
También tenemos pendiente pedir una orden judicial para pedir a tráfico la cámara de seguridad de la noche del accidente, pero con todo lo de Adelita no hemos podido hacerlo, así que ahora vamos a aprovechar para pedir las cámaras de seguridad.
Una vez conseguidas estamos en trafico, pero el hombre que la estaba buscando no encuentra las cámaras de seguridad.
probamos por la fecha pero no conseguimos nada, y el hombre cada vez esta mas nervioso, pero no creo que sea porque haya tenido algo que ver con la desaparición de las cámaras, si no porque esta en juego su trabajo.
-Tranquilo amigo no es tu culpa, pero si sabes algo te pido porfavor que te pongas en contacto con nosotros.
El hombre asiente mientras que Hugo le da una tarjeta con nuestro número.
Salimos de alli y Hugo informa a Bermúdez.
El coche de Maxi va a ser examinado a fondo, mientras que seguimos con la incógnita de la desaparición de las cámaras de seguridad, alguien se las ha tenido que llevar, lo que nos deja claro es que a ese alguien no le interesa que se viera su contenido.
Una vez dentro de casa Hugo me lleva hasta el sofá nuevo, y con una sola mirada me deja claras sus intenciones. 
-Ven morena vamos a estrenar el nuevo sofá.
me coge en brazos entre risas mientras nos vamos deshaciendo de nuestras ropas, toda nuestra ropa sale volando. 
Me sube encima de él mientras se va introduciendo dentro de mi, es tan bueno estar aquí con él que no lo cambiaria por nada del mundo, y tampoco se me caen los anillos por reconocer que estoy enamorada de él, que gracias a él he vuelto a confiar en los hombres; que gracias a él me siento valorada, amada, y comprendida.
-Lucía 
-¡Te amo!
Y se deja ir por el camino de la gloria mientras que yo grito.
En el oído le digo que lo amo, y que no puedo vivir sin el.
unas horas después de haber dormido, comido, y duchado nos vamos para comisaria.
el señor Rodríguez nos mira con una mirada inquisitiva, este hombre no me gusta tiene algo que me tira para atrás. Siempre intenta llevarnos la contraria, y cuando ve que teníamos razón simplemente se encoge de hombros y nos pide perdón. 
No quiero levantar falsos juicios pero tampoco soy tonta, así que lo mantendré en la mira, y si me equivoco seré yo quién le pida perdón
-Señor Rodríguez, ¿alguna novedad?
Se encoge de hombros como de costumbre y me dice:
-Ninguna señorita Flores. Maxi Del Hoyo sigue desaparecido, el coche lo siguen registrando y solo han encontrado un zapato de tacón que le pertenecía a la señorita Adela Pardo.
Y de las cámaras de seguridad nadie sabe nada, solo lo mismo que vosotros, que han desaparecido.
- Gracias por la información señor Rodríguez. Que tenga usted un muy buen dia.
Nos dirigimos al embarcadero tenemos que hablar con Adelita, ya que no la pudimos interrogar antes porque estuvo sedada en el hospital porque llegó muy alterada y en muy mal estado.
Es Alejandro quién nos abre la puerta y nos lleva hacia la habitación de Adelita que le han dado el alta hoy.
- Hola Adelita, ¿como estas?
Adelita esta tumbada en la cama mientras que Daniela la acompaña, no la deja sola ni a sol ni a sombra. 
-Sabemos que estas pasando por una situación difícil, pero no lo podemos retrasar mas. 
Adelita se levanta y se sienta en la cama. 
-Tienes razón Hugo.
Maxi me dijo que nos íbamos a ir de viaje a Canarias para escapar del frío y estar allí unos días, pero a medida que me iba llevando por una carretera solitaria me di cuenta de que me había mentido. Intenté decirle que me dejara y que yo me buscaría la vida para volver sola a casa y que yo no iba a decir nada, pero me lo impidió. Entonces cuando ya me puse más nerviosa trate de saltar del coche, pero Maxi me pegó un golpe en la cara y perdí la consciencia.
Cuando me desperté estaba maniatada, pero conseguí soltarme con un clavo que había en la pared, entonces me acerqué donde estaban esos hombres y estaban diciendo que mañana nos llevarían a un grupo de mujeres y a mi a Alemania. Como pude me acerqué a una mesa aprovechando que estaban despistados y les robé un móvil. Me escondí detrás de una pared y me puse en contacto con Daniela, pero uno de los hombres vino y me quito el móvil.
Entonces como castigo me encerró en una habitación donde habían como diez mujeres más, fue horrible verlas temblar de miedo.
Obviamente habían sido mujeres engañadas como yo, que no escucharon las voces de alarma y que cuando quisieron darse cuenta ya era demasiado tarde.
-Tranquila, que ya todo pasó. Ahora estás aquí con el calor de la gente que te quiere.
-Tienes razón Lucía, pero cada día me castigo más por no escuchar y tampoco sé cómo contarle a mis padres lo que ha pasado los últimos días. Se me cae la cara de vergüenza.
-A quiénes se les tiene que caer la cara de vergüenza es a ellos, tú no tienes la culpa por enamorarte.
Hugo tiene toda la razón del mundo, la culpa no es de esas mujeres si no de esos hombres que son unos sádicos capaces de vender a una mujer como si fueran unas máquinas de hacer dinero, que desgraciadamente para ellos así es.
-Adelita te pido que descanses, así que cualquier cosa ya sabes donde buscarnos.
-Daniela, tenemos que hablar contigo.
Daniela se levanta y salimos al pasillo mientras que cierra la puerta.
-¿Que pasa?
-Hemos ido al lugar del accidente de tu padre con la esperanza de saber qué pasó gracias a las cámaras de seguridad, pero cuando hemos ido a tráfico a pedirlas habían desaparecido.
Daniela se lleva la mano a la boca, está tan confundida como nosotros.
Alejandro se acerca y también le contamos lo que ha pasado, también está sorprendido y trata de animar a Daniela.
-Las van a encontrar ya lo verás, y se sabrá que pasó en aquella noche.

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