18:00 de la tarde
Estoy en mi cama y cada vez me encuentro peor, no tengo ganas de absolutamente nada.
Los vómitos son constantes, me mareo enseguida, y tengo el estómago que no puede más.
De pronto, el móvil empieza a sonar, es un mensaje de Maxi; como puedo me siento en la cama y leo el mensaje: “Si quieres saber algo de lo que le pasó a tu padre tienes que venir al embarcadero”
Sin pensármelo dos veces me levanto y me visto con lo primero que pillo.
Bajo las Pescaleras y me encuentro con Adela viendo la tele.
-Adela me tengo que ir.
-¿A dónde?
Adela me mira sorprendida por lo alterada que estoy.
-Maxi me ha enviado un mensaje diciéndome que si quiero saber algo de la muerte de mi padre que vaya al embarcadero.
-Dani no puedes ir y menos sola, deja que te acompañe.
-No Adela, voy yo sola, tú quédate aquí, si ves que no llego llama a la policía.
Sin darle tiempo a Adela para contestar salgo de mi casa corriendo hasta mi coche.
18:45:
Llego al embarcadero y aparco el coche lo más lejos que puedo, para que ni mi madre ni Alejandro sepan que estoy aquí.
Bajo del coche y se oye un disparo, voy corriendo hasta el sitio donde se ha oído el disparo.
No veo nada ni a nadie, se vuelve a oír otro disparo, el miedo me invade, no sé qué hacer, así que sigo buscando el sitio.
Cuando llego veo a una persona tirada en el suelo boca abajo, así que saco mi móvil para poner la linterna y empiezo a alumbrar, ¡no me lo puedo creer! ¿Maxi?
¿Maxi está muerto? Lo veo ahí tirado en un charco de sangre. ¡Ay, dios mío! Me agacho tratando de despertarlo
-Maxi porfavor, ¡despiértate, tienes que decirme la verdad! ¡Maxiii!
Maxi está muerto, le han pegado un tiro en la frente y en el pecho, ¿y ahora yo que hago?
Llamo a la policía y en diez minutos están aquí.
Mientras que hacen su trabajo me apoyo en una barandilla, pensando y pensando, y a la vez
cagándome en todo lo que se menea, porque visto lo visto nunca voy a encontrar respuestas.
-¡Daniela!
Levanto la mirada y ahí veo a mi madre con Alejandro, ambos con la cara descompuesta y preocupados.
Yo no puedo hacer otra que encogerme de hombros.
Mi madre se acerca a mi y me abraza, quizás es la primera vez después de dos años que nos abrazamos de verdad, mientras que yo me aferro a ella llorando como una descosida.
-Ya mi niña, todo va a estar bien.
-¡No puedo más mamá!
-Mírate, estás muy pálida, estás tan delgada.
Quiero que te vengas conmigo a casa y que descanses, quiero que olvidemos nuestras diferencias, y quiero que confíes en mi hija.
Yo te voy a ayudar, créeme que quiero lo mismo que tú, quiero encontrar al culpable, a los culpables, o a la culpable.
-Perdón que interrumpa. -Tranquila Lucía que no interrumpes.
-Daniela necesito que me digas que fue exactamente lo que viste.
-Yo recibí un mensaje de Maxi, y me dijo que si yo quería saber la verdad que viniese al embarcadero; vengo y cuando me bajo del coche escucho un disparo, me acerco al lugar y me encuentro con Maxi muerto. De verdad que no estoy entendiendo nada.
-Tranquila, te puedes ir a casa. Acaban de llegar para el levantamiento del cadáver, y ya no hay mucho que hacer aquí.
-Lucía si sabes cualquier cosa porfavor házmelo saber, necesito cerrar este capítulo de mi vida porque si no, no voy a poder descansar nunca en paz .
-Así será, ¡gracias!
Cuando mi madre se aleja para hablar con Adela Alejandro se acerca a mi y me abraza, aunque yo ahora mismo no quiero absolutamente nada con el, necesito de su abrazo, de su calor.
Con sus dos manos me agarra de la cara.
-Todo va a estar bien te lo prometo. Estás tan pálida, con tantas ojeras. ¿Qué te pasa?
-No me pasa nada, solo que ando con muchos nervios y estrés.
-Pues en tu estado eso no es bueno, eh.
Adelita, ¡te mato!
-¿Qué estado?
-Pues que aquí la niña creo que tiene anemia y no me deja hacerle unas analíticas. Mírala, si está para la arrastre.
-Joder menudo subidón de autoestima, me dan ganas de ponerme un vestido con escote y taconazos para ver cual de los dos me echa el mejor piropo.
Los dos se ríen y yo les miro mal, ¡que asco les tengo ahora mismo!
-Tienes que dejar que Adela te haga esos análisis
-Que si pesados. Porfavor, vámonos ya, no quiero seguir aquí.
A pasado una semana desde la muerte de Maxi, y yo aún no le he dicho a mi madre ni a Alejandro que pronto serán abuela y padre, sinceramente no me atrevo.
Sé que Alejandro tiene todo el derecho del mundo a saberlo pero como lo nuestro aún no está solucionado me lo callo.
Durante toda esta semana he estado bastante liada, me hice las analíticas con Adelita que por cierto ya trabaja en ambulatorio del pueblo, es bastante grande, incluso si aún sigo aquí podré dar a luz. Y sí, tengo anemia, así que ahora estoy en tratamiento.
Yo sigo trabajando en mi consultorio de psicología, vienen gente de todas las
edades, y yo encantada de la vida.
También he aprovechado para charlar con Lucía, hemos estado haciendo balance de como ha ido hasta ahora la investigación, y yo he aprovechado para entregarle el mapa que me encontré en la biblioteca.
Por lo visto ese mapa se utilizaba para trazar las rutas para llevar la droga de un lugar a otro.
Y con mi madre todo ha estado bien, me ha estado cuidando mucho; según ella estoy esquelética, pero ya sabéis como son las madres de exageradas.
Y con Alejandro todo ha sido normal, no se a acercado a mi, solo para lo justo y lo necesario.
En lo único en lo que me ha estado insistiendo ha sido para que me hiciese las analíticas, pero por lo demás me ha dejado tranquila.
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Una isla de dudas
FanfictionDaniela regresa a su pueblo, Isla Pancha, allí conocerá al nuevo marido de su madre que le atrae desde el primer momento en que cruzan sus miradas. Pronto se verá envuelta en una maraña de misterios cuando trata de averiguar quién mató a su padre en...