El lunes por la mañana voy al súper y me encuentro con Daniela, y está como muy pálida, supongo que por todas las preocupaciones que ha ido acarreando, se nota que no está muy bien.
-¡Hola Daniela!
A Daniela se le ilumina la cara cuando me ve.
-¡Hola Lucía! ¿Qué tal?
-Bueno ahí vamos, ¿y tú?
-Yo bien. Quería saber si podríamos tomarnos un café
-Si, aunque bueno yo prefiero un colacao
-Anda mira como yo.
Y aquí estamos en el pub del pueblo.
-Daniela mira yo quería hablar contigo de tu tía Raquel.
Daniela pone mala cara.
-Mi tía Raquel, valiente zorra.
-A mi tampoco me gustó mucho la verdad, ¿puedes contarme algo más de ella?
-¿Algo como qué?
-algo como por ejemplo; ¿donde vive?
-Vive al lado del embarcadero, con su hija Graciela, una hija de la cual ni ella sabe quién es el padre. No se te va de la cabeza mi tía Raquel, eres igual o más terca que yo.
-Porque creo que algo esconde, Dani, algo tiene que no me gusta, y cuando algo no me gusta malo.
-Confío en tu instinto. Nunca me ha gustado mi tía, a pesar de ser hermana de mi madre.
Y mi padre tampoco la soportaba.
-¿Y como ha sido tu llegada aquí Dani?
Daniela me mira con sus impresionantes ojos azules y hace una mueca.
-Apoteósica, todo ha sido un puto caos. ¿Te puedo contar un secreto?
¿Qué si me puede contar un secreto? Todos los que quieras mona, adoro el salseo.
-Si claro Dani, adelante.
-El otro día me acosté con el marido de mi madre.
¡Hostia!
-¿Cómo?
-Lo que oyes. El tío no hacía otra cosa que perseguirme y encima me estaba volviendo loca. Hasta que un día me dio igual todo y terminamos acostándonos en el suelo del bosque.
-¿Pero y tu madre entonces?
-Ella no sabe nada, ¿como le digo que su marido me vuelve loca y que me acosté con él? ¡Estoy harta de tanto misterio y de tanta mentira!
-Joder hija tu familia tiene más misterio que los Kennedy.
Daniela se descojona.
-También hay algo que me trae de cabeza.
-¿El qué?
-Adelita. Ayer me la encontré y estaba llorando porque Maxi la había dejado sola.
-¿Pero no estaba viviendo contigo?
-Si, ¿pero te acuerdas de la discusión que tuvimos?
-Si claro que me acuerdo.
-Pues se fue de mi casa para irse con él. Y yo la verdad es que estoy súper preocupada por ella, y ella no me quiere escuchar. Cree que estoy celosa y que por eso los quiero separar.
-Está ciega, y cuando una persona está ciega no hay mucho que hacer más que esperar a que la venda se le caiga solita.
-¿Te dijo donde podría estar Maxi?
Daniela niega con la cabeza:
-No, en cuanto le pregunté cogió su bolso y se piro del pub toda remontada.
-¿No has vuelto a saber nada de ella?
-No, pero intentaré luego ir a buscarla.
-¡Me tengo que ir! Hugo me está esperando.
Aquí tienes mi tarjeta, llámame para cualquier cosa que pase, ¿vale? E intenta tener cuidado. ¡Nos vemos!
Salgo del pub para dirigirme a mi casa, necesito hablar con Hugo del tema de Adela Pardo.
-¡Hola! ¿Hugo?
-Estoy en la cocina.
Me fijo en el salón y no está el sofá, ¿que habrá hecho con él?
Me dirijo en la cocina y cuando llego me apoyo en el quicio de la puerta, mientras que él está picando alguna que otra verdura.
-¿Que has hecho con el sofá?
Hugo me mira sonriendo para reírse después ante mi cara de asombro.
-Lo he tirado a la basura.
Me dice tan fresco.
-¿Y se puede saber porqué? A ver, era matador, si, pero yo que sé me servía para mis siestas.
-Porque he comprado otro, ya te dije que lo iba a hacer. Pero con todo lo que ha ido pasando no tuve cabeza. No te preocupes morena que lo traen esta tarde.
Me guiña un ojo y me da un súper beso con lengua.
Cuando acaba le pregunto:
-¿Sabes algo de Maxi? Daniela me ha contado que está fuera.
-¿Y porqué lo sabe Daniela?
-Porque la novia de Maxi se lo ha dicho, Adelita Pardo.
-¿Y se sabe algo de Adelita?
-¡No! Daniela me ha dicho que tratará de buscarla.
-Estupendo. Ahora ven aquí, y déjame ver que llevas debajo de los vaqueros.
Me besa y me coge en brazos subiendo por la escalera.
Nos desnudamos y nos metemos en la cama, haciendo el amor de nuevo, y es que reconozco que me muero por él.
-¡Me vuelves loco! ¡Te quiero Lucía!
Yo me paralizo, ¡que me ha dicho que me quiere!
-¡Yo también te quiero!
Seguimos besándonos, haciendo el amor y disfrutándonos uno del otro.
-Hugo, estaba pensando en que desde que estamos aquí no hemos ido al lugar del accidente.
-Cierto, no lo había pensando.
-¿Y si vamos?
Hugo duda pero finalmente accede.
Estamos en la carretera y justo al lado hay una enorme farola, así que suponemos que tiene una cámara de seguridad. Así que pediremos una orden judicial para pedir esa cámara de seguridad a tráfico.
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Una isla de dudas
FanfictionDaniela regresa a su pueblo, Isla Pancha, allí conocerá al nuevo marido de su madre que le atrae desde el primer momento en que cruzan sus miradas. Pronto se verá envuelta en una maraña de misterios cuando trata de averiguar quién mató a su padre en...